Socorristas y pobladores desesperados buscaban ayer sobrevivientes entre los escombros provocados por un terremoto que dejó más de 300 muertos y afectó a decenas de miles de personas en una región recóndita de Paquistán.
El sismo de magnitud 7,7° ocurrido el martes cerca de la ciudad de Awaran, en la provincia pobre de Baluchistán (sudoeste), se sintió en India y en Irán e incluso “creó” una isla de barro y rocas en la costa paquistaní del mar Arábigo.
Según un nuevo balance de los responsables locales, al menos 328 personas habrían fallecido y más de 450 habrían resultado heridas en este sismo que destruyó aldeas enteras. Las autoridades temen un aumento del número de víctimas.
“Los equipos de emergencia no han podido llegar aún a los pueblos más aislados”, señaló una de estas fuentes, Jan Muhammad Buledi, portavoz del gobierno provincial de Baluchistán.
“Es difícil estimar el alcance de las pérdidas porque esta región es vasta y está llena de aldeas pequeñas. Por la noche podremos acceder a imágenes por satélite que nos permitirán comprender mejor la envergadura de la tragedia”, declaró Muhamad Saeed Aleem, jefe del organismo paquistaní de gestión de las catástrofes.
Las autoridades intentaban ayer salvar la vida de los heridos, pero la tarea es ardua.
“No hay ningún lugar donde podamos tratar a los heridos en hospitales locales”, dijo Baledi.
Algunos heridos han sido trasladados en helicópteros a Karachi, una megalópolis del sur del país situada a 250 kilómetros.
“Estábamos durmiendo cuando el sismo comenzó. Mi casa se inclinó para un costado y después para el otro antes de desmoronarse. Cuando me desperté, ya estaba aquí”, narró uno de los rescatados, Hassa, desde su cama del hospital público de Karachi.
La aldea de Dalbedi, a la salida de la ciudad de Awaran, parecía ayer un campo de batalla con sus 250 casas completamente destruidas. “Lo hemos perdido todo, incluso la comida quedó sepultada bajo los escombros y el agua de los pozos no es potable”, confesó Noor Ahmed, un granjero.
Las autoridades paquistaníes decretaron el estado de emergencia en una parte de Baluchistán.
El ejército paquistaní ya envió 100 médicos, desplegó a 1.000 soldados en el terreno y montó un hospital de campaña en el pueblo de Tarteej, uno de los más afectados, informó un responsable militar.
El instituto geofísico estadounidense (USGS) emitió una “alerta roja” después del sismo, por estimar “probable” que haya un número elevado de víctimas.
Según este instituto, ya se han registrado una docena de réplicas, la más fuerte de magnitud 5,9.
Baluchistán es la provincia más grande, menos poblada y más pobre de Pakistán. Su suelo es muy rico en hidrocarburos y minerales.
La provincia sufre actos violentos contra la minoría musulmana chiita y es escenario de ataques de los talibanes y de enfrentamientos entre los rebeldes secesionistas del Ejército de Liberación de Baluchistán y las fuerzas gubernamentales.
Nace una isla
En la costa del mar Arábigo, frente a Gwadar, un gigantesco montículo de rocas y lodo de unos 20 metros de alto, 40 m de largo y 100 m de ancho, emergió del agua después del terremoto.
Los investigadores paquistaníes descubrieron burbujas de metano subiendo a la superficie, lo que sugiere que esta “isla” nació por la presión del gas desprendido por el sismo, que hizo que el lodo y las rocas subieran a la superficie del agua.
El sur de Baluchistán paquistaní se sitúa en el cruce de las placas tectónicas india y arábiga, lo que explica la intensa actividad en la región.
Un montículo rocoso muy parecido a este emergió en el mismo lugar en 1945 después de un terremoto de magnitud 8,1 y acabó desapareciendo bajo las aguas.
En 2005, un terremoto de magnitud 7,6 en Cachemira (nordeste de Pakistán) causó 73.000 muertos y privó de hogar a millones de personas, en una de las peores catástrofes naturales de la historia de Pakistán.