El Origami es el arte de origen japonés (término que se emplea en Oriente), conocido originalmente como "Papiroflexia". Consiste en el plegado de papel, para obtener figuras de formas variadas. También se conoce como "Cocotología", término genérico que abarca todas las artes de la "Papiroflexia" y que deriva del francés "cocotte".
En el origami no se utilizan tijeras ni pegamento o grapas, tan sólo el papel y las manos. Con sólo algunas hojas de papel se consiguen distintos cuerpos geométricos donde se incluyen los poliedros o figuras parecidas a la realidad.
La palabra procede de los vocablos japoneses "oru" (plegar) y "kami" que designa al papel. A través del tiempo este arte ha tenido cambios en el nombre que lo identifica. En los primeros siglos de su existencia, se le llamaba Kami por el significado que se había creado para papel, que en realidad es homónimo de la palabra que usan para los espíritus de los dioses.
Pasaron los siglos y tomó el nombre de Orikata, que significa en español "ejercicios de doblado". No fue hasta 1880 que se desarrolló la palabra Origami a partir de las raíces "Oru" y "Kami", uno de los centros importantes en el género del origami es España, en donde asignaron el vocablo papiroflexia al arte geométrico de hacer plegados para figuras en papel.
En la filosofía oriental, el origami aporta calma, paciencia y perseverancia a quien lo practica, rasgo común de bastantes terapias basadas en el ejercicio manual.
El Origami no se trata de un pasatiempo esteril. Permite desarrollar la creatividad y la imaginación de grandes y mayores. Mientras que los peques pueden empezar con las figuras básicas y más sencillas del origami, un adulto puede lograr con algo de dedicación, espectaculares figuras para decorar o adornar cualquier espacio.