Alguno de ustedes se acuerdan de la Liga de la Justicia, aquel dibujito animado que arrancó en comics y terminó en TV, deleitando a tantos chicos con aventuras de superhéroes como Superman, Aquaman, Batman, Flash, Linterna Verde, entre otros?
Acá, en la Argentina, podemos decir que tenemos algo parecido, una "Liga Solidaria", aunque formada por ídolos de carne y hueso, deportistas de nivel mundial que decidieron ir por más que títulos, victorias y medallas.
"Ayudar a otros se ha transformado para mí en algo tan importante como ganar torneos". Braian Toledo sufrió muchas carencias de chico y esa historia la tiene a flor de piel. Por eso su testimonio es el ideal para resumir lo que sienten los integrantes de la Huella Weber, el programa social que nació hace ocho años y hoy tiene como embajadores (13) a los principales referentes olímpicos del país. Ellos eligen un sitio para refaccionar y Weber Saint Gobain, se encarga del resto para mejorar la infraestructura de lugares necesitados, como comedores, merenderos, clubes y escuelas.
Pero ojo, no lo hacen ahora para las Fiestas, no se visten sólo ahora de Papá Noel.
Contando los ocho proyectos solidarios más importantes ya donaron 1.340.000 pesos.
En este 2018, además de Geijo, a esta Liga Solidaria la conformaron Paula Pareto (judo), Delfina Merino (hockey sobre césped), Federico Molinari (gimnasia), Braian Toledo (jabalina), Jennifer Dalhgren (lanzamiento de martillo), Seba Crismanich (ex taekwondista), Germán Chiaraviglio (salto con garrocha), Yésica Bopp (boxeo), Ana Gallay (beach vóley), Sebastián Armenault (ultramaratones), Delfina Pignatiello y Federico Grabich (natación). Idolos comprometidos y unidos que formaron un verdadero equipo que potenció este único proyecto de responsabilidad social.
"Este programa me enseñó a ser cada día una mejor persona", asegura Chiaraviglio, alguien que pasó por todas, de ser un talento precoz (campeón mundial menor) hasta tocar fondo (2008 a 2014) antes de resurgir al llegar a las finales del Mundial 2015 y los Juegos de Río 2016.
Germán eligió colaborar con el club santafesino Velocidad y Resistencia con la construcción de alojamientos. "No tiene precio ayudar al lugar donde salí", dice. Pareto, quizá la mejor deportista mujer de la historia, es un ejemplo de profesionalismo, dedicación y pasión. Aun hoy, siendo médica y teniendo que estudiar y hacer la residencia mientras entrena y compite, sigue en el más alto nivel del judo mundial. Pero a los 32 años valora mucho lo que hace años realiza con este programa solidario.
"La Huella me da la posibilidad de hacer algo que me llena el alma. Es hermoso ayudar a los que más necesitan. Nunca me habían hecho una propuesta así, por eso no pude decir que no…", acepta. La Peque, dos veces medallista olímpica (bronce en 2008 y oro en 2016), está desde hace siete años en el programa y ahora colabora con un comedor de General Pacheco que alimenta a 200 chicos en situaciones de extrema vulnerabilidad.
Delfina Merino viene de ser elegida la mejor jugador de hockey del mundo, además de ser la capitana y nueva líder de Las Leonas. Pero ella, más allá del éxito deportivo, sabía que algo le faltaba. "Hace rato venía pensando cómo poder ayudar a la gente y no se me ocurría. Hasta que apareció esta oportunidad única", admite. Y fue muy loco cómo se encontró con el Hogar Las Trincheras, un merendero en Icaño (Santiago del Estero) que alimenta a 180 chicos.
Delfina viajó hasta allí para conocerlo y dar el puntapié para la construcción de un hogar que incluye educación agrícola, médica, sanitaria y de oficios.
Como notarán, el ala femenina en es muy fuerte. Geijo fue pionera en el 2012 cuando eligió como proyecto el Ringo Boxing Club de Florencio Varela, un sitio que terminó siendo mucho más que un gimnasio de boxeo, con una sala de computación para que los adolescentes tiraran más que golpes. En los últimos dos años, Pilar donó $390.000.
Yésica Bopp, por ser boxeadora, tiene que pegarle al que está enfrente, pero nada más lejos de su esencia cuando se baja del ring. La bicampeona mundial minimosca es psicóloga social y por eso su sensibilidad con el otro está marcada. La Tuti apadrina a dos gimnasios de boxeo, uno en Avellaneda y otro en Concordia. Weber lleva aportados materiales por 108.460 pesos desde 2016.
Jenny Dahlgren, participante de cuatro Juegos Olímpicos, es otra mujer deportista que se sale del molde y derrocha madurez. Multifacética, escribió libros de cuentos infantiles buscando transmitir mensajes, da charlas sobre bullying (de lo que fue víctima en su adolescencia) y es protagonista de un hermoso proyecto solidario con la Granja Andar en Moreno, donde capacitan a chicos discapacitados para que puedan insertarse en el mercado laboral. Allí ya destinó 200.000 pesos para construirle una casa a una familia que nunca había tenido una de materiales.
Ana Gallay es una guerrera del deporte y la vida. Con una historia de sacrificios en su Nogoyá natal para poder dedicarse al beach vóley, ya de grande logró popularizar su deporte con grandes resultados, primero con Virginia Zonta (llegó a los Juegos de Londres) y luego con Georgina con Klug (oro panamericano en 2015 y presencia en Río 2016).
Por este perfil llegó a Huella Weber y enseguida se metió de lleno en su proyecto. Se quedó con el comedor Dulces Sonrisas en Mar del Plata, la ciudad que eligió para vivir. "Visité el merendero y me fui muy emocionada. Ver a chicos con tan pocos recursos poder estar en un lugar agradable y que se sientan bien te da mucha satisfacción", cuenta.
Seba Crismanich nos emocionó a todos en los Juegos de Londres. Por aquel inolvidable oro olímpico, pero también por su determinación, valentía y carisma. Hoy, retirado desde 2016, se reinventa en otras funciones. Y no deja de hacer lo que siente, ayudar. Hace poco más de un año se topó con el proyecto de la Casa Garraham de Chaco, a pocos kilómetros de su Corrientes natal. Y le llegó al corazón cuando vio que era un proyecto comunitario, a pulmón. ya aportó $285.000 en materiales.
Federico Molinari hizo historia en la gimnasia. Y la popularizó. Con su arribo a la final de anillas en Londres y luego con presencias en obras de teatro de prestigio y programas de TV populares. Hoy, en la recta final de su carrera, es coach de la nueva promesa, Julián Jato, y tiene academias de enseñanza. Pero, a la vez, está muy pendiente de la Huella.
El rosarino de 34 años eligió la Fundación Manos en Acción, una ONG que trabaja desde el 2010 para ayudar en la inclusión social y el desarrollo. Federico Grabich, el mejor nadador argentino, con medallas en Mundiales y Panamericanos, se enfocó en sus raíces y eligió el colegio (Michelangelo Buonarroti) donde asistió en Santa Fe. "Siempre pensé cómo hacer para devolverle a la gente que tanto me ayudó y apoyó. Y no sabía hasta que apareció la Huella", explica. Allí se levantó una medianera de 40 metros y se realizó un mural hermoso en el que colaboraron alumnos y madres del colegio. "Fue muy especial", reconoce.
De los 13, el único distinto es Sebastián Armenault, que está lejos de ser un atleta de elite. Tiene 51 años y conoció el running de grande. A los pocos años, pese a entrenarse como un amateur, se encontró corriendo ultramaratones (de 150 a 350 kilómetros). Sebas eligió el comedor Jardín de Dios en José C Paz que, desde el 2012 hasta hoy, fue teniendo muchas mejoras en infraestructura. "Lo increíble es que la familia del comedor está tan contenta que se hizo fanática de la empresa y puso una ferretería en el garaje de la casa", cuenta.
Del lado de la empresa explican cómo eligen a cada embajador. "Deben tener una buena imagen y llegada a la gente, pero sobre todo buscamos un perfil solidario y de sensibilidad social". explica Gonzalo Montemurro, Jefe de Comunicaciones de Weber.