El Papa instó al diálogo en Venezuela

Lo hizo durante su segunda misa pascual, que celebró ante unos 150.000 fieles. Pidió, además, que "cesen todas las guerras" e hizo un llamado para que se derrote "el flagelo del hambre, agravado por los conflictos y los inmensos derroches".

El Papa instó al diálogo en Venezuela

El Papa Francisco celebró ayer ante una muchedumbre congregada en la plaza de San Pedro su segunda misa de Pascuas como Pontífice, al término de la cual pidió que "cesen todas las guerras" e instó al "diálogo y la reconciliación" en Venezuela.

Ante unas 150.000 personas, provenientes de todo el mundo, el Papa se pronunció a favor del diálogo y la reconciliación para todos los conflictos que azotan el planeta: Venezuela, Ucrania, Siria, Irak, Medio Oriente, Nigeria, entre ellos.

"Te pedimos por Venezuela, para que los ánimos se encaminen hacia la reconciliación y la concordia fraterna", instó el Papa argentino en un llamado para que siga el diálogo entre el gobierno y la oposición venezolana y así encontrar una salida a la crisis política en ese país sudamericano.

Los problemas económicos y la violencia obligaron al presidente de ese país, Nicolás Maduro, a iniciar la semana pasada un proceso de diálogo para poner fin a más de dos meses de protestas antigubernamentales que han dejado 41 muertos y 600 heridos, y en el que participa, entre otros, el nuncio apostólico o embajador del Vaticano, Aldo Giordano, un veterano diplomático.

Cumpliendo con la tradición del domingo de Pascua, Francisco rogó para que "cesen todas las guerras" e instó a la comunidad internacional a "impedir la violencia" en Ucrania, donde la tensión se incrementó este domingo por un tiroteo mortal en una ciudad bajo control de fuerzas favorables a Rusia.

"Te pedimos que ilumines e inspires iniciativas de paz por los esfuerzos en Ucrania, para que todas las partes implicadas, apoyadas por la comunidad internacional, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la violencia y construir, con su espíritu de unidad y diálogo, el futuro del país", dijo el Pontífice desde el balcón de la basílica de San Pedro.

Francisco pidió también paz entre israelíes y palestinos, rogó por las "víctimas de la violencia fratricida en Irak" y fustigó a las partes en Siria para que "tengan la audacia de negociar la paz".

"Derrotar el hambre"

El Papa hizo un llamado significativo para que se derrote "el flagelo del hambre, agravada por los conflictos y los inmensos derroches" y recordó a los afectados por la epidemia de Ebola en Africa y a "los que padecen enfermedades, que también se difunden a causa de la incuria y de la extrema pobreza".

"Haznos disponibles para proteger a los indefensos, especialmente a los niños, a las mujeres y a los ancianos, a veces sometidos a la explotación y el abandono", clamó.

El Pontífice argentino, que respetó puntualmente el texto que tenía preparado y habló sólo en italiano, no dejó de citar la situación de los inmigrantes que buscan "una vida con dignidad", un argumento del que es sumamente sensible, ya que es hijo de italianos que emigraron a Argentina a inicios del siglo XX.

"Consuela a todos los que hoy no pueden celebrar la Pascua con sus seres queridos, por haber sido injustamente arrancados de su afecto, como tantas personas, sacerdotes y laicos, secuestradas en diferentes partes del mundo", recalcó.

El Pontífice, de 77 años, cumplió una cargada agenda en su segunda Semana Santa que preside desde el Vaticano.

Ayer celebró la misa solemne en latín y griego, ya que coincide con el día de Pascua para los dos ritos, de Oriente y Occidente, católico y ortodoxo.

Baño de multitudes

Francisco, que ayer volvió a darse un baño de multitudes, saludó a los cardenales que asistieron a la misa de Resurrección y recorrió la plaza que estaba decorada con 35.000 flores donadas por Holanda.

Pasada estas celebraciones de Semana Santa, el Santo Padre se prepara para presidir el próximo 27 de abril la ceremonia de canonización de los papas que marcaron el siglo XX; Juan Pablo II y Juan XXIII.

Un evento que podría resultar histórico como el "día de los cuatro papas", ya que a la canonización simultánea de los dos Pontífices podría asistir el Papa emérito Benedicto XVI, quien renunció al trono el año pasado.

Francisco invitó a Benedicto XVI al acto, y en caso de que acepte se viviría un momento excepcional para la milenaria historia de la Iglesia.

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