El Papa Francisco confirmó ayer a la presidenta brasileña Dilma Rousseff, su deseo de viajar en julio a Brasil para participar en Río de Janeiro a la Jornada Mundial de la Juventud, anunció la mandataria latinoamericana.
La presidenta Rousseff fue recibida por el Papa argentino en su biblioteca privada en el Vaticano, un día después de la misa de inauguración del pontificado de Francisco en la plaza de San Pedro. Fue un gesto especial con la mandataria del país con más católicos en el mundo -127 millones- y que prepara un encuentro multitudinario con los jóvenes de la región.
"Dijo que espera una presencia grande de los jóvenes", aseguró Rousseff en declaraciones a la prensa brasileña al término de la reunión.
Durante el encuentro, que duró media hora, la presidenta "renovó al Papa la invitación para que asista en julio en Río de Janeiro a la Jornada Mundial de la Juventud", declaró por su parte el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi, quien no quiso confirmar oficialmente si el viaje se celebrará. El vocero papal tampoco quiso confirmar si el Papa aprovechará la ocasión para visitar también Argentina.
Al término de la reunión, el Papa le regaló a la presidenta brasileña un documento sobre la Iglesia católica en América Latina.
"El encuentro tuvo momentos simpáticos", dijo Lombardi, quien contó que el Papa le indicó a Rousseff los capítulos más interesantes del informe final de la conferencia organizada por el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) en Aparecida (Brasil) en el 2007, del que es uno de los autores.
"No lo lea todo porque se puede aburrir. Así que escoja unos pocos capítulos del índice", aseguró Rousseff que le sugirió Francisco.
A la conferencia de Aparecida, un punto de referencia para la Iglesia de la región, asistió el Papa emérito Benedicto XVI, uno de los dos viajes que realizó a América Latina en ocho años de pontificado.
La agenda del Papa emérito tenía previsto efectuar este año el viaje a Brasil para asistir al encuentro con los jóvenes, una cita agotadora para el anciano pontífice que renunció en febrero por "falta de fuerzas" poco antes de cumplir 86 años.
Francisco "dijo que va a Aparecida después" de la Jornada de la Juventud, aseguró Rousseff, quien elogió la homilía del Papa, pronunciada desde San Pedro, un mensaje de humildad para el centenar de representantes y jefes de Estado y de Gobierno que asistieron.
La mandataria brasileña y el Papa conversaron también sobre el combate a la pobreza y a las drogas y el crack, aseguró Rousseff citada por la estatal Agencia Brasil.
Rousseff contó que ambos consiguieron entenderse en "portuñol" (una mezcla de portugués y español) y elogió el carisma y compromiso con los pobres del nuevo Pontífice.
Igualmente destacó que el nuevo Papa se declaró "conmovido" con la muerte de 241 jóvenes en el incendio en una discoteca el 27 de enero en el sur de Brasil, una tragedia que conmovió a toda la región.
"Creo que será el mayor evento al que Papa argentino asistirá, se espera una multitud de católicos. Lo recibiremos de la mejor manera, como siempre", anticipó Rousseff ayer en un breve encuentro con la prensa.
"Este es un Papa que habla a los más frágiles, a los jóvenes, a los ancianos y a quienes necesitan ayuda", subrayó la presidenta, una exguerrillera, quien recordó que Francisco le habló de lo importante que era para él que un cartonero argentino, "vestido de cartonero", haya asistido a la misa de inauguración de su papado.
Se trató del segundo encuentro con un mandatario latinoamericano, ya que Francisco, exprimado de Argentina, recibió el lunes pasado en audiencia privada a la presidenta Cristina Kirchner en el Vaticano, en un encuentro que sirvió para limar asperezas en sus relaciones.