Por primera vez desde que fue elegido
Papa
,
Jorge Bergoglio
firmó los decretos presentados por la congregación para la Causa de los Santos a través de los cuales la Iglesia los reconoce como beatos.
La propuesta de convertirlos en ejemplos para los católicos inició hace varios años, antes de que
Francisco
fuera elegido al trono de Pedro, el 13 de marzo pasado.
Se trata de un proceso largo, con numerosas etapas, en las que el Papa argentino no interviene directamente.
En la lista de futuros beatos figura
Vladimir Ghika
(1873-1954), un príncipe rumano de origen ortodoxo, quien se convirtió al catolicismo y trabajó al servicio diplomático de Pío XI en París (Francia), donde fue ordenado sacerdote.
Tras regresar a Rumania durante la Segunda Guerra Mundial para ayudar a los refugiados polacos que huían de la invasión nazi, fue detenido en 1952 por la policía comunista y procesado sucesivamente junto con otros cinco curas. Murió dos años después.
Entre los mártires del comunismo figura también el religioso húngaro
István Sándor
(1914-1953), quien ejerció clandestinamente el sacerdocio y fue condenado a muerte y ejecutado en 1953.
El seminarista italiano
Rolando Rivi
(1931-1945), asesinado por la resistencia comunista a los 14 años, también será beatificado junto con el cura dominico
Giuseppe Girotti
(1905-1945), quien murió en el campo de concentración de Dachau (Alemania).
En 1995 Girotti fue reconocido como "Justo entre las Naciones" por sus esfuerzos para salvar la vida de cientos de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
El Papa reconoció también como "siervos de Dios" a numerosos mártires del odio religioso asesinados durante la guerra civil de España (1936-1939).
El próximo 12 de mayo, el Papa presidirá en la basílica de San Pedro las primeras canonizaciones de su pontificado.
Tales santificaciones habían sido aprobadas por su predecesor Benedicto XVI durante el consistorio o asamblea de cardenales del pasado 11 de febrero, cuando anunció inesperadamente su renuncia.
En la lista de nuevos santos figura la colombiana
Laura de Jesús Montoya Upegui
(1874-1949) y la mexicana
María Guadalupe García Zavala
(1878-1963), las dos fundadoras de congregaciones religiosas.
La noticia había quedado eclipsada por el anuncio de Benedicto XVI.
La primera santa colombiana, conocida como Madre Laura, se le recuerda por su labor misionera en favor de los indígenas.
"Ella fue una mujer de avanzada, una mujer que luchó y que hizo camino en su época", declaró Zurama Ortiz, de la Congregación de las Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, fundada por Montoya Upegui en 1914.
La Iglesia católica también elevará a la gloria de los altares a la religiosa mexicana llamada Madre Lupita, originaria de Zapopan, Jalisco, uno de los sitios con mayor devoción católica del país.
La religiosa fue cofundadora de la congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.
En México se le conoce por haber creado varios hospitales, e incluso durante la Guerra Cristera (1928-1932) escondió en ellos a sacerdotes que eran perseguidos, como el entonces arzobispo de Guadalajara,
Francisco Orozco y Jiménez
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