El efecto generado a nivel mundial por el virus Covid- 19, conocido como coronavirus, está generando desconcierto general por la velocidad en la que se transmite y los niveles de afectación que ha generado en diversos países.
De hecho, la velocidad ha sido por los viajeros que visitaron la zona de China donde se originó o ciudadanos de esa región que viajaron a otras transportando el virus.
Por eso, los especialistas afirman que la velocidad está referida a los viajeros que fueron llevando el virus a todo el mundo y lo simplifican diciendo que “el virus viaja en avión”.
Debido a la velocidad de transmisión, los países comenzaron a tomar medidas para evitar la circulación, estableciendo desde cuarentenas a bloqueos a ciudades para salir o entrar, lo que ha generado situaciones de parálisis en los procesos de abastecimiento. Esto, además, generó cancelación de vuelos, afectando al turismo y menores compras internacionales e impactando a diversas actividades industriales.
La menor actividad comenzó a reflejarse en muchas actividades industriales, por escasez de insumos o la imposibilidad de acceder a puertos o a diversas comunidades. Esta situación impacta directamente sobre la demanda de petróleo, que es el motor de la actividad industrial y el que posibilita la movilización de cargas y personas.
Esta caída de la demanda comenzó a deprimir los precios en los mercados globales, mientras el dólar se fortalecía en el mundo porque esta crisis va a generar una caída de la economía mundial y los más golpeados son los países emergentes.
Esto provocó una fuerte devaluación de todas las monedas de la región, salvo el peso argentino porque el gobierno decidió sostenerlo, con riesgo de caer en atraso cambiario.
Como siempre ocurre, cuando el dólar se fortalece tienden a bajar los precios de las materias primas medidos en dólares. Argentina lo está experimentando en los precios de los granos, pero también han sufrido los precios de las acciones y bonos generando valores récord en la caída de capitalización bursátil de las empresas así como en el riesgo país.
El caso del petróleo donde se mezcla la caída de la demanda y la pelea entre Arabia Saudita y Rusia genera un panorama de pocas definiciones y muy volátil. En este clima, Argentina sentirá muy fuerte las consecuencias, ya que con el actual precio del crudo se enfrían las expectativas de inversión, sobre todo en Vaca Muerta y también se disminuyen sobre los yacimientos convencionales.
Este panorama también se extenderá a Mendoza, que tenía la esperanza de avanzar en la franja local de Vaca Muerta y en otros yacimientos. Además del impacto sobre la caída del empleo directo e indirecto, se verán comprometidos los ingresos fiscales por regalías e impuestos.
Por ahora será muy importante que el Gobierno nacional, al igual que el provincial, tomen las medidas sanitarias adecuadas en previsión a las proximidades de las épocas de bajas temperaturas donde, indefectiblemente, comenzará a circular el virus y afectará mucho más duro sobre la población más sensible.
Pero, también se deben tomar previsiones para absorber los daños económicos que esta epidemia internacional puede generar sobre todas las actividades productivas. Las perspectivas no son positivas para este año, sumándose a los problemas propios que enfrenta Argentina, que aún debe tratar de concluir exitosamente su negociación de la deuda.
Los gobernantes deberán actuar con celeridad, anticipándose a los hechos y tratando de llevar un poco de certidumbre la población, a efectos de que no produzcan reacciones de miedo en ninguno de los ámbitos.
