El pan, el trigo y Moreno

El pan, el trigo y Moreno

Los sucesivos aumentos del precio del pan, que ha crecido más del 70% en lo que va del año, no dejan de sorprender como tampoco dejan de hacerlo las causas que la han generado y las respuestas para explicar esta situación.

Desde 2007 Argentina comenzó a imponer restricciones a las exportaciones de trigo y de carne para evitar que aumentaran los precios, alineados con los internacionales. Primero, pusieron retenciones a las exportaciones y luego cupos.

Así como en el caso de la carne consiguieron que disminuyera el stock ganadero y hoy el precio al público está muy caro, en el caso del trigo fue disminuyendo la superficie implantada y tuvo su peor etapa de siembra en la temporada 2012/2013.

En los años anteriores la disminución se fue compensando con menores exportaciones, mientras los productores preferían pasarse al maíz o a la soja. Como en el caso de la carne, el resultado final fue contrario al objetivo buscado.

Hoy en nuestro mercado se da la paradoja que en el mercado de cereales el trigo vale 2.600 pesos la tonelada, contra 1.600 de la soja y 1.200 del maíz, algo que no se verifica en los mercados internacionales.

En términos comparativos, el trigo, medido en dólares, vale en nuestro mercado interno el doble de lo que cuesta comprarlo en cualquier país productor. La pregunta que todos se hacen es ¿por qué no autorizan importaciones de trigo para bajar el precio final de la harina y sus derivados?

El problema es que el gobierno está restringiendo casi todas las importaciones para ahorrar divisas (aunque paga cada día más por importar naftas)  y por esa razón Guillermo Moreno no autoriza importaciones. Hace unos días frenó un embarque proveniente de Uruguay, mientras ordenó desembarcar una partida que se estaba exportando.

En realidad, una cantidad notable de parches con medidas absurdas que fueron cambiando la configuración de la producción agropecuaria argentina, que estaba basada en la dieta tradicional. Hoy producimos soja, que no la comen los argentinos. Se hacen harinas y aceites.

A medidas intervencionistas mal aplicadas se ha sumado una cantidad notable de parches, que tampoco han funcionado y ahora tienen que apuntar a generar incentivos, como están haciendo con el maíz, prometiendo a los productores cupos de exportación.

En estos días se comienzan a preparar los campos para la nueva siembra de trigo y las expectativas son las de alcanzar unos 3 millones de hectáreas, pero los resultados recién se verán cuando se termine de cosechar en marzo,

Mientras tanto, lo razonable sería autorizar importaciones para abastecer el mercado y sacar la cuota de incertidumbre existente y permitir que termine bajando el precio de la harina y, como consecuencia, del pan, que es lo que hoy duele en la mesa familiar.

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