En el cerro La Merced, uno de los cerros afectados por el incendio, la energía fluye por sus calles y se concentra en el corazón: el Club Juventud Pajonal, que tiene un fuerte vínculo con el Santiago Wanderers, ya que entre otras cosas, utiliza los colores del club de la capital chilena.
Eduardo Hidalgo, es el coordinador del lugar, y amablemente ofreció su palabra para describir cómo es el contexto social de la zona. Y, de esta manera, poder entender mejor cuán duro fue el golpe para los vecinos.
"Tenemos la idea de que no hay que victimizarse, y por eso todos estamos ayudando. No vamos a descansar hasta que se ponga el último clavo. Hasta que se levante la última casa", dijo el hombre.
El club está rodeado por los escombros que los voluntarios colocaron a un costado de la calle, para que los vehículos y maquinaria pesada puedan circular, con el fin de liberar la zona.
Adentro, en el galpón que hace las veces de silo para almacenar colchones, comida y lo que llegue desde diferentes puntos del país, trabajan los voluntarios, muchos de ellos vecinos del cerro.
"Acá contamos con ducha, baños, y prestamos ayuda integral para empezar la reconstrucción. También tenemos un psicólogo, porque el daño ha sido grande", contó Hidalgo.
En el cerro La Merced, a diferencia de otros cerros, no hay ninguna toma. Es en este lugar donde funciona el club, fundado por un chico de 13 años en 1956. En 1985, el club se cayó con un terremoto y esta vez, por motivos que los coordinadores desconocen, pero agradecen, se salvó de las llamas.
"El club le ha cambiado la cara a la gente. Porque somos un club de amigos, que recibe a otros amigos", cerró Hidalgo y agregó que la ayuda ha sido tan intensa que hasta recibieron donaciones de Suecia, España y Estados Unidos.