Pájaro revolucionario

Hoy llega a las multisalas de todo el país “Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 1”, la primera entrega del final de la saga basada en los libros de Suzanne Collins. El film está encabezado por la actriz Jennifer Lawrence y promete arrasar en la taquilla

Pájaro revolucionario
Pájaro revolucionario

Si la sala de cine fuera un avión, no cabría otra posibilidad que la de ajustarse los cinturones. Es que este jueves comienza a delinearse con una súper revolución el final de una de las sagas para adolescentes más exitosas de los últimos años: “Los juegos del hambre”. Como era de esperarse, el estreno de la primera parte de “Sinsajo” será mundial, la previa se vive con todos los chiches y alcanza las redes sociales en segundos. Así, se ha podido ver por estos días al elenco completo desfilando por alfombras rojas en distintas premieres, resguardándose de avalanchas de fanáticos descontrolados y sentándose a charlar con periodistas en todos los late shows y talk shows habidos y por haber. Pero, hay que sincerarse: la mayor parte de la atención está centrada en ella, en Jennifer Lawrence.

Es que no se puede hablar de “Los juegos del hambre” sin pensar en ella primero. Cuenta la leyenda que a Jennifer le tomó tres días decidir si aceptaría el rol que le cambió la vida. Sabía que podía ser determinante para su carrera, prácticamente ignota y enfocada en el trabajo independiente. Del otro lado del teléfono esperaban la productora Nina Jacobson y el director de la primera entrega de la trilogía, Gary Ross, tal vez comiéndose las uñas de la ansiedad. La audición de la joven JLaw, que por entonces contaba con poco más de 20 años y una nominación al Oscar (por el film independiente “Lazos de sangre”), les había hecho brotar lágrimas de los ojos. A cuatro años de esa encrucijada, hoy Lawrence le hace honor a su papel de Katniss Everdeen habiéndose convertido en una celebridad “en llamas”, en centro de todas las miradas y en protagonista de una suerte de reality show de su vida privada.

Pero fue mucho para ella. Cuando terminó de filmar la tercera parte en abril pasado, JLaw decidió descansar unos meses. “Me tomé un tiempo libre. Había perdido la cabeza. Fue horrible. Ni siquiera yo sé cuán loca me había vuelto”, le confesó la rubia al periodista David Letterman sobre su decisión de bajarse del tren de alta velocidad al que estaba subida desde 2012. El ascenso a la fama para Jennifer fue apresurado y se puede medir con la variable “dinero”. Para la primera parte de la saga, cobró un sueldo de 500 mil dólares que se multiplicaron por 20 para la segunda. Pero no es la única variable que habla de su popularidad. Su retiro de las cámaras no le impidió estar en los ojos de todos cuando la red se inundó de una serie de fotos íntimas hackeadas, de las que ella y otras celebridades eran protagonistas.

Mientras batallaba legalmente para quitarlas de la web, la actriz decidió hablar sobre el tema, al que calificó de “crimen sexual”: “Sólo porque soy una figura pública no quiere decir que me merezca esto. Es mi cuerpo y debería ser mi elección. No puedo creer que vivamos en un mundo como este. No importa cuánta plata te paguen por ‘Los juegos del hambre’ cuando tenés que llamar a tu papá para contarle lo que pasó”, le dijo a la revista Vanity Fair mientras interpelaba a sus seguidores a tomar la decisión de no ver las imágenes. Lloró y grito en privado, pero nunca perdió su simpatía y chabacanería características al dar entrevistas. Al tiempo que lidiaba con el escándalo, aparecían otras fotos que la ligaban románticamente a Chris Martin, el frontman de Coldplay, recientemente separado de la actriz Gwyneth Paltrow. Nunca se confirmó si el galanteo fue cierto pero las malas lenguas murmuran que todavía pasa algo.

Jóvenes y pelucas

Jennifer Lawrence es la punta del iceberg de un fenómeno recaudatorio que tiene como precedentes a las franquicias de “Harry Potter” y “Crepúsculo”. Destinada a un público juvenil, las dos primeras partes de la saga basada en los célebres libros homónimos de Suzanne Collins ya han recaudado (con pala mecánica) unos 1500 millones de dólares a nivel mundial en taquilla. No sólo han contribuido a lanzar al estrellato a Lawrence, también han puesto en el radar a una nueva generación de jóvenes actores quienes, desde el debut, se han vuelto asiduos en las pantallas.

Alexander Ludwig (Cato) es ahora una de las figuras de la aclamada serie “Vikingos”, Liam Hemsworth (Gale) pasó de ser el ex de Miley Cyrus a trabajar junto a Harrison Ford y Gary Oldman en “El poder del dinero” y junto a Silvester Stallone en “Los indestructibles 2”. Josh Hutcherson ya estaba en el medio desde la niñez, pero el rol adorable de Peeta lo visibilizó aún más y no ha parado de trabajar. Hay que aclarar que ninguno de ellos llega a los 25 años. Otro tanto le pasó al británico Sam Claflin, el más “jovato”, con 28 años. Todos se han convertido en sujetos preciados de los paparazzi, en sujetos de adoración de los fanáticos y en sujetos del deseo de los productores.

También como sus predecesoras, en especial la del niño mago, “Los juegos del hambre” luce a un plantel de adultos de primera línea, empezando por el legendario Donald Sutherland (presidente Snow), que pidió por favor estar ahí. “Quería concluir mi vida formando parte de algo que pudiera catalizar y revolucionar a la juventud, que ha estado tan inactiva. La gente joven debe salir y cambiar las cosas. Hemos destruido este mundo y si quieren repararlo, tienen que hacerlo ahora”, le dijo el actor de 79 años a The Hollywood Reporter. Un mensaje que nada tiene que ver con su finísimo papel del oligarca que conduce Panem, ese mundo posapocalíptico inspirado en los regímenes totalitarios.

Sutherland no es la única joyita. Woody Harrelson se pone una de las tantas pelucas que andan dando vueltas por el vestuario para encarnar al arrogante Haymitch, mientras que Stanley Tucci usa otro de los postizos para convertirse en el impecable Caesar. A pesar de su reciente muerte, las escenas de Philip Seymour Hoffman como el ambiguo Plutarch fueron conservadas, y esta vuelta también se suma Julianne Moore, como la presidente Alma, del Distrito 13.

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