Desde que Bautista (6) nació, las Fiestas de Fin de Año no tuvieron mucho de festejo para la familia. Es que el pequeño es autista y su capacidad auditiva está muy desarrollada. Para evitar que al momento de la pirotecnia llorara colgado del cuello de sus padres y llegara a una crisis, el médico les recomendó que lo sedaran. Recién a la mañana siguiente podía ver lo que Papá Noel había dejado en el arbolito.
A su mamá, Gabriela Quintero, se le ocurrió la idea de armar una campaña para que otras personas tomaran conciencia de hasta qué punto el ruido de los petardos y fuegos artificiales afecta a los niños con autismo. Con un grupo de otros papás de chicos con la misma problemática, organizaron una suelta de globos y charlas a fines del año pasado, en el Parque Central, que fue replicada por otras organizaciones en todo el país.
Como resultado de eso, los vecinos del barrio Cementista (Las Heras), donde viven, decidieron no comprar pirotecnia y los comerciantes del lugar, que conocen a Bautista, no vendieron. El resultado fue que el pequeño, Gabriela, su papá Darío y Alma (4) pudieron disfrutar por primera vez de las Fiestas. De ahí que decidieran repetir la campaña este año.
Darío Ramírez, el papá de Bautista y fundador de TEA Mendoza (Trastorno de Espectro Autista), comenta que harán dos encuentros -uno el domingo 20 en el Parque Central y otro el lunes 21 en la Plaza Godoy Cruz- en los que padres de niños con autismo contarán su experiencia. Si bien el objetivo es promover unas “Fiestas sin lágrimas y sin miedo”, de las que todos puedan disfrutar, las distintas organizaciones que participarán darán a conocer su labor, de modo que se conozca más sobre este trastorno y sus posibilidades de abordaje.
Este año, además, decidieron ampliar la convocatoria a otras agrupaciones que trabajan la discapacidad, a protectoras de animales y entidades de cuidado del ambiente. Esto, porque destacan que cada año hay niños que sufren heridas por la pirotecnia, que el ruido también molesta a personas mayores y que es habitual que algún cohete o cañita voladora genere un incendio.
Diego Ruiz, de la Asociación TGD (Trastornos Generalizados del Desarrollo)-Padres TEA Mendoza, resaltó que a los niños con autismo los asusta mucho el estruendo, pero les encantan las luces. Su hijo Santiago (9) puede disfrutar de las estrellitas y bengalas y desde un tiempo, como su trastorno es leve, ver los fuegos artificiales a distancia con los oídos tapados. Pero hasta hace poco, el momento después de las 12 era caótico para la familia y aún ahora, días antes, tienen que empezar a explicarle de qué se tratan las explosiones.
El diputado Gustavo Villegas (UCR) explicó que desde la Legislatura están contactando a los municipios para que se sumen a la propuesta. Recordó que en 2013 se aprobó una ley que prohibió los cohetes y artificios de pirotecnia de alta peligrosidad e impacto sonoro.
Darío Ramírez indicó que, para cumplir con el ritual del festejo, se puede optar por soltar globos, lanzar papel picado (a través de una botella cortada en la que se coloca un globo para que se disperse), jugar con burbujas de jabón o lanzarse espuma de fiesta. De esta manera, resalta, los niños se divierten y nadie sale lastimado.
En detalle
Tea Mendoza. Se encuentra en Facebook y se puede escribir a teamendoza2013@gmail.com.
Asociación TGD - Padres TEA Mendoza. Se los puede contactar por Facebook y a través del mail: autismomendoza@gmail.com