Martina, alumna de sexto grado de la escuela Patricias Mendocinas de Ciudad, se probó el guardapolvo, la vincha y los zapatos muchas veces estos últimos días. Es que no veía la hora de volver al colegio, por eso ayer fue una de las cuatro niñas que dio el presente del total de 450 alumnas que tiene la matrícula. Eran tantas sus ganas de volver que su madre, Natalia, decidió llevarla; le habían dicho que la escuela estaría abierta pero que habría asamblea.
Sin embargo, ella, al igual que absolutamente todos los padres consultados, apoyan el reclamo docente por mejores salarios.
“Estoy totalmente de acuerdo ¡Pobres maestros! La educación es la base de un país; no me molesta el paro, me molesta la actitud del gobierno, esto perjudica a los alumnos y al futuro”, sostuvo la joven madre.
Este respaldo es el mismo que los directivos aseguran que reciben de los padres que llaman por información a las escuelas.
Cuando se cumple una semana de la postergación del inicio de clases en colegios estatales, ayer las aulas presentaron una vez más el mismo panorama: vacías. Si bien el inicio del ciclo lectivo estaba pautado para el miércoles 5, la falta de acuerdo entre el gremio de los maestros y el gobierno luego de cuatro reuniones llevó a un paro ese día seguido de asambleas el jueves 6 y plenarios el viernes 7. Lo mismo ocurre esta semana, con un paro por 48 horas que concluyó ayer y una jornada de asamblea prevista para hoy. Mañana y pasado se harán los plenarios.
Ante el pedido del SUTE de no enviar a los chicos a la escuela en señal de apoyo, la mayoría de los padres se plegaron. Pero además esto se da en un marco de información confusa, por lo cual los padres llaman a diario al colegio para saber qué hacer así como en las instituciones tampoco hay un panorama claro de lo que ocurrirá al día siguiente.
Lorena tiene tres hijas que hasta ahora no han iniciado el ciclo lectivo. “No las voy a enviar hasta que arreglen, apoyo a los maestros, ya es hora de que les paguen lo que corresponde. El paro no me molesta, es la única forma de que los escuchen. Mis hijas están ansiosas pero les he explicado y lo entienden. Los docentes van a la escuela pero hemos sido los padres los que decidimos no mandarlos”, expresó a Los Andes.
Johana llegó ayer por la mañana a la escuela con su hija que va a cuarto grado, pero casi no había alumnos. “Se quiso quedar porque quería ver a sus compañeras, yo le pedí por favor que nos fuéramos porque estoy de acuerdo con el reclamo, pero no la pude convencer; pienso que es una miseria lo que ganan”.
Estatales vs. privadas
Patricia, que tiene a su hijo en sala de cinco en el colegio Tomás Godoy Cruz, comentó que allí los papás se comunican y acuerdan qué hacer. “Hemos decidido acompañar a los maestros porque sabemos que la DGE trabaja a presión”, aseguró la madre. “Mi hijo no entiende nada, está ilusionado con su mochila y su ropa nueva pero sólo ha ido un sólo día y pregunta: ‘Mamá, ¿cuando voy a volver a la escuela?’”. Patricia dijo que siempre apostó por la educación estatal, “pero en este momento me estoy arrepintiendo un montón”.
Es que es inevitable la comparación con los colegios privados, que tradicionalmente tienen muy poca adhesión a los reclamos. Este año, sí se sumaron varias instituciones pero sólo la primer semana, con lo cual la mayoría de los alumnos empezó las clases el jueves o viernes pasado.
Victoria tiene 11 años, va a sexto grado de la escuela Arístides Villanueva y aseguró tener muchas ganas de empezar, ver a sus compañeros y conocer a la nueva maestra. Pese a su corta edad, destacó que “hay niños que van a privadas y ya empezaron hasta con pruebas de diagnóstico”, mientras que tiene claro el trasfondo del conflicto: “Sé que es porque el gobierno no le aumenta el sueldo a los maestros”.
Graciela, su mamá, dijo estar muy preocupada por esta disparidad y opinó que “el gobierno debería definir esto antes de que comiencen las clases, creo que los docentes se rompen el alma por los chicos”.
En tanto, Valeria, cuyo hijo va al colegio Valle de Huanta, dijo que la demora le perece terrible porque después, en pleno diciembre, los chicos continúan en el aula: “No estoy en contra de la protesta, pero han tenido todo el verano para negociar”.
Aulas vacías
Ayer, en las escuelas el presentismo docente era total, pero estuvieron abocados a las asambleas de las cuales salieron actas apoyando el mandato que llegó desde el SUTE e incluso hicieron sus propias propuestas, con las que los delegados irán hoy a los plenarios departamentales.
En las escuelas secundarias directamente no había alumnos, mientras que en las primarias, si había, el presentismo fue de entre 0,5 y 1% del total de la matrícula. Es que las puertas de las instituciones estuvieron igualmente abiertas.
La directora de la escuela Patricias Mendocinas, María Luz Cerdán, contó que como deben hacer el acto de comienzo de ciclo, “las mamás de las abanderadas llaman todos los días para saber cuándo las tienen que traer, hoy vinieron y se tuvieron que volver porque no había alumnas”. Y agregó que tienen las mismas dudas que los padres, porque desde el SUTE tampoco explican si cuando hay plenario hay clases y supusieron que si hoy las alumnas van, finalmente iniciarán. Las decisiones se toman de un día para el otro y piden estar atentos a las noticias.
En tanto, como ocurrió la semana pasada, muchos maestros y profesores decidieron salir a la calle con el reclamo para que la comunidad conozca la problemática. Ayer por la mañana, docentes del Normal Tomás Godoy Cruz tomaron media calzada frente al establecimiento y lograron la adhesión de la mayoría de los vehículos que respondían a la consigna de tocar bocina. Lo mismo ocurrió en el puente Olive de Godoy Cruz, donde se reunieron representantes de varias instituciones.
“Para nosotros esto es un termómetro para saber qué piensa la gente”, dijo Sergio Onofrio, delegado del Normal. Dijo que la misma acción se estaba desarrollando en varias escuelas y que en la suya en particular se había votado un paro de 72 horas para la próxima semana. Además, destacó que “desde noviembre estamos pidiendo que haya paritarias” para no llegar en estas condiciones al comienzo de clases.