El Dakar alberga historias increíbles desde sus comienzos allá por 1979 en África. Cada una ellas dignas de ser contadas. Algunas encontraron la inmortalidad y se transformaron en leyendas, otras nunca saldrán a la luz y morirán con sus protagonistas.
Esta 38ª edición de la carrera no es la excepción y acoge una buena cantidad de relatos. En este caso, haremos foco en la locura familiar que llevan adelante un agricultor español y su hijo. Domingo Fernández (50 años) y Carlos (21), los actores de la narración.
Desde muy chico papá Domingo alterna los trabajos de agricultura en su finca de La Hoya de Lorca, en Murcia, con la pasión por la motos y el rally raid. Sin dudarlo demasiado y luego de un gran esfuerzo el año pasado por fin pudo cumplir su sueño de correr el Dakar. Pero, lo hizo con un valor agregado: junto a su hijo Carlos.
“Soñaba con ir al Dakar porque lo veía pasar por la autovía cerca de mi casa y me hervía la sangre. Ni en mis mejores sueños hubiera imaginado poder correrlo y hacerlo junto a mi hijo. Sin dudas que debe ser el anhelo de muchos padres en el mundo”, le contó a Más Deportes Domingo, mientras revisaba la hoja de ruta para la etapa que unió Jujuy con Uyuni.
“Siempre hemos hecho enduro y entrenamos juntos. En África no pudo ser por un tema de presupuesto, pero el año pasado sí pudimos hacerlo en Argentina. Ahora, por las complicaciones que significa venir, más allá de que tenemos algunos sponsors, creemos que este será el último, al menos por ahora”, agregó el mayor de los Fernández.
Pensando siempre en su hijo
Correr el Dakar no es algo sencillo y está lleno de peligros. Por eso, para Domingo no es fácil hacerlo sabiendo que su hijo también está en carrera.
“Es difícil y muy complicado. Es una competición muy dura y sufrida, tanto física como mentalmente. Son muchos kilómetros y horas encima de la moto y te da por pensar en tantas cosas, en todos los peligros y además sabiendo que tu hijo también está ahí”.
El sueño hecho realidad
Por su parte, para Carlos, que el año pasado se transformó en el piloto más joven en completar un Dakar, contó: "Siempre ha sido una ilusión poder correr con mi padre, con quién di los primeros pasos arriba de una moto. Y esta carrera es única y especial y que mejor que hacerla con él".
El menor de los Fernández, que alterna su pasión por las motos con la carrera de Ingeniera Química, tampoco le es fácil acelerar sabiendo que su papá también está en medio de la caravana. “Sabemos los peligros que tiene esta carrera y es imposible no dejar de pensar en el otro”, aseguró.
Cada uno por su lado
Si bien el año pasado la hicieron codo a codo, en esta ocasión una caída a causa de un perro lesionó a Domingo y entonces los Fernández van cada uno por su lado. "Le di vía libre para que vaya a su ritmo. Si puede, él me espera y hacemos los enlaces juntos", dijo papá.