Los alvearenses Gustavo (38) y su hijo Rolando (18) están siendo juzgados por un robo agravado, entre otras causas, cometido a mediados de junio de 2017 a unos almaceneros en General Alvear. El caso conmocionó al departamento sureño por la violencia con la que actuaron.
Redemí padre enfrenta una pena de 20 años de prisión por el robo y por dos causas más: una por lesiones y otra por un hurto en 2014. En tanto, el hijo arriesga ir a la cárcel por 8 años. Esas fueron las condenas que solicitó el fiscal Javier Giarolli durante los alegatos. En cambio, los abogados defensores pidieron la absolución de ambos acusados.
Betiana Lucero (25), la tercera imputada en el violento robo a los ancianos, finalmente no fue acusada por la fiscalía y solo resta que le otorguen la absolución.
El resultado final se sabrá el próximo lunes cuando la jueza María Eugenia Laigle dé a conocer la sentencia y ponga punto final al debate que comenzó el 10 de este mes en los tribunales de San Rafael.
Gustavo Redemi fue el apuntado, primero por la Policía y después por la fiscalía, de ser el líder de la banda que irrumpió en la despensa Ana en Chacabuco y Libertad de Alvear el 11 de junio del año pasado. Las víctimas fueron Gervasio Constanzo (74), la esposa Ana Bogado (70) y el nieto de ambos, de 20 años.
Los asaltantes amenazaron a los almaceneros, le gatillaron dos veces en la cabeza y, como el arma no funcionó, después los castigaron duramente. Incluso cuando escapaban le dispararon a un testigo que estaba fuera del negocio, pero tampoco salió la bala. Todo un despliegue de violencia para alzarse con un botín que no superó los $50.
Esa mañana los delincuentes sorprendieron a Constanzo y Bogado que estaban con el repartidor, que no era otro que el nieto.
“Deben haber pensado que había plata lo que fue el repartidor, lo que no sabían es que era el nieto y el almacén llevaba poco tiempo abierto”, comentó una fuente judicial.
Al grito de "dame la plata", los asaltantes le apuntaron y amenazaron a los almaceneros. Como el efectivo era escaso (apenas lograron reunir $ 50 en billetes de baja denominación) el líder le gatilló dos veces a los dueños de la despensa pero la bala nunca salió. Acto seguido golpeó a los tres sin piedad y sin más razón que la malicia.
Un cliente que estaba en el local, a quien nunca vieron los delincuentes, logró escapar y llegó a la casa de un vecino para avisar a la Policía. Por esa razón los móviles acudieron rápidamente y casi no les dejaron escapatoria.
Gustavo Redemí alcanzó a huir en una moto con una joven y trató de esconderse en su casa. Para salir del paso, alegó que estaba durmiendo cuando llegó la Policía a detenerlo.
Pero así como Ana Bogado lo reconoció aquella mañana y lo reafirmó durante la declaración testimonial en el juicio, la ex pareja le hizo tambalear esa coartada porque aseguró en el debate que Redemí llegó alrededor de las 11 de la mañana, se quitó la ropa y se metió a la cama. Minutos después apareció la policía.
En la vivienda secuestraron la ropa que se usó en el atraco, el arma y 13 proyectiles con punta encamisada con teflón que puede atravesar chalecos antibalas.