Allá por los ochenta y los noventa las comedias familiares estaban en boga: de afuera venían series inolvidables como “Blanco y Negro”, “Alf”, “La Niñera” o “Kevin, creciendo con amor”, entre muchas otras. Por acá los éxitos más recordados en ese estilo fueron “Son de Diez”, “Dibu” o “Grande Pá”.
Sin embargo, con el nuevo milenio el humor inocente de aquellos programas cedió espacio a series donde los niños comenzaban a ser retratados como adolescentes, mientras que los programas de adultos comenzaron a ser cada vez más intensos y hasta en muchas ocasiones oscuros. Así se fue generando una brecha con programas o muy infantiles o muy para adultos, donde las situaciones familiares cómicas fueron perdiendo lugar.
Es en ese sentido que el canal de internet Netflix se propuso recuperar ese espacio y decidió reflotar la sitcom familiar “Full House”: renombrada “Fuller House”, cuenta con su elenco original y con nuevas incorporaciones, entre ellas el argentino Juan Pablo Di Pace, quien había dejado el país a los 17 años para seguir una carrera como pintor becado en Italia y allí decidió que se dedicaría a la actuación.
Hoy, diecinueve años más tarde, luego de probar suerte en Inglaterra y España pero siempre con su norte puesto en Hollywood, encarnará uno de los papeles nuevos fundamentales en la remake de esta serie que en su estreno, hace apenas un mes, alcanzó ratings mucho más altos de los esperados: así, Juan Pablo será Fernando, el ex-marido de la extravagante Kimmy (Andrea Barber), junto con quien tienen una hija, Ramona, interpretada por la juvenil Soni Nicole Bringas.
En el lanzamiento de “Fuller House” en Buenos Aires, Estilo tuvo la oportunidad de charlar en exclusiva con Juan Pablo y Soni, padre e hija en la ficción, quienes nos contaron todo acerca de su nuevo gran proyecto. “Es increíble estar en este show”, cuenta Juan. “Es una continuación fantástica de la historia original.
Subimos un poco el volumen, los chistes están actualizados, pero el programa todavía tiene esa inocencia que tenía el original y es genial, porque hoy en día estamos acostumbrados a cosas más oscuras... O sea, las series se están volviendo todas muy serias, estamos en una edad dorada de la televisión pero a la vez perdimos la inocencia de programas como ‘Friends’, ‘The Nanny’ y especialmente ‘Full House’, entonces es tener eso de vuelta con un pequeño giro, ¿no? Porque es 2016”.
- ¿Tuvieron presión por ser los nuevos del programa?
- Soni: Sí, sentimos presión pero enseguida nos dieron una bienvenida muy cálida que nos hizo relajarnos y dejar de pensar cosas tipo “uh a ver si arruinamos el show”...
- JP: Los creadores, que tuvieron en la original y continúan a cargo en esta, tuvieron toda una vida haciendo programas exitosos, fueron los que eligieron al elenco original y al actual, eso en cierto sentido te relaja. Y está bueno hacer un show que es como una continuación, con los mismos creadores, los mismos guionistas, la misma alma, incluso algunos de los directores originales...
- ¿Y cómo fue hacer de padre e hija?
- JP: Fue genial. Ella baila, yo bailo, paveamos juntos...
- ¿Se enseñan pasos de baile?
- Soni: ¡Él me enseña a mí!
- JP: Podríamos hacer un musical ya... Hicimos "Thriller", de todo...
- Soni: Y la química que se ve es genuina, porque afuera hacemos todas estas cosas, tenemos una química especial fuera del programa también.
- JD: Lo de la química fue algo loco...
- Soni: ¡Fue instantánea! La verdad no lo tomo como trabajo, es ir al set y divertirte, y tener un personaje tan divertido... ¡Es el mejor trabajo que se puede tener!
- JP: Vas a trabajar para hacer reír a la gente y eso mismo te hace reír, son días muy divertidos... O sea, es mucho trabajo duro, es quizás uno de los trabajos con más presión que tuve porque... ¡Es sitcom! Tenés que hacer a la gente reír de golpe (chasquea los dedos). Si los chistes no funcionan los cambian sobre la marcha, hay muchas cosas que deben andar bien para que una sitcom funcione... Al principio tenía mucho miedo, no había hecho esto antes. Siempre fue drama, teatro, pero nunca sitcom... Es algo muy específico...
- Soni: Pero al final lo logramos...
- JD: Sí... Ponele...
- Soni: Estamos en eso...
- JD: Vamos mejorando... (risas)
- ¿Qué nuevos tópicos aparecen en esta comedia que antes no estaban?
- JP: Me gusta que se hace el foco en que los chicos disfruten como chicos y no sean mostrados desde niños como adolescentes. Son chicos que juegan, los retan, como se veía antes en la televisión. También se tratan tópicos como el bullying y otros que son cotidianos hoy en día. Creo que todos los episodios tienen un mensaje.
Me parece que necesitamos ver programas cálidos también, no es todo ironía y sarcasmo. Las familias pueden ver este programa juntos, y quizá no pudieron ver algo juntos por mucho tiempo. Este es un programa con chistes para adultos y chicos todo mezclados, así que creo que ahí es donde esta versión aporta algo que le falta a la televisión hoy en día...
- ¿Soni, qué obstáculos aparecen para entrar a una sitcom cuando sos tan joven?
- Soni: Cuando sos joven y no saliste, por ejemplo, de Disney, es muy difícil conseguir algo así... Tuve mucha suerte. Desde siempre practico baile pero la transición hacia actuar por suerte no fue difícil, aunque hay muchas más responsabilidades... Si estás enfermo tenés que estar ahí igual... Es un poco más difícil pero me encanta.
- ¿Juan, a qué edad te fuiste de Argentina?
- JP: Estuve dando vueltas por muchos años. Me fui a los 17 para vivir en Europa, entrenarme ahí, creía que iba a ser pintor, mi mamá es pintora y estaba muy metido en eso. Así que conseguí una beca y me fui a Italia, y ahí me di cuenta de que quería ser actor. Me dije: "Bueno, si querés ser actor tenés que ir al centro de donde todo sucede", y era Londres o Nueva York. Y, como tenía pasaporte italiano, Londres parecía más fácil; pero después me di cuenta de que no, Londres es un lugar muy difícil en el que intentar vivir.
- ¿De qué trabajabas?
- JP: Hice todo lo que te puedas imaginar: fui mozo, traductor, enseñé español, bailé, corté boletos en cines... Pero Hollywood era mi meta, así que después de Londres fui un año a Madrid, trabajé en teatro, en la tele y de ahí pude viajar a Los Ángeles. Hasta que al final fui muy afortunado, funcionó. Arranqué haciendo de un tipo muy malo en la nueva versión de la serie "Dallas" y enseguida para otro proyecto tuve que interpretar a Jesucristo, fue muy bizarro el cambio (risas). Fue muy raro ir de un traficante, a Jesús, a este papá que es un desastre emocional...
- ¿Y el tema de ser latinoamericano cómo influyó en los papeles que conseguías?
- JP: Mirá, para mí fue más difícil trabajar fuera de los Estados Unidos que adentro. Ni bien llegué conseguí las oportunidades más interesantes de mi carrera. En Londres siempre me daban los papeles estereotípicos del latino, no sabían cómo escribir para latinoamericanos.
En España tenía que hablar español de España sí o sí, asique tuve que aprender la dicción a la perfección... En Los Ángeles enseguida entré a “Dallas”, donde era un ladrón de guantes blancos muy educado, lejos del típico traficante latino que suelen retratar. Y ahora en “Fuller House” puedo jugar con esas ideas locas acerca de los latinos y burlarme de lo que la gente piensa de eso.
Mi personaje por afuera se hace el macho pero enseguida todos notan que es un nene... Creo algo bueno es que últimamente la idea acerca de los latinos está cambiando, y se nota mucho en la variedad de papeles que nos dan.