Desde que una grúa colapsó y derribó una sección del estadio de San Pablo, quedó claro que los organizadores de la Copa del Mundo tendrían una tarea cuesta arriba para entregar las 12 sedes del torneo en el plazo fijado por la FIFA de fines de diciembre.
La grúa gigante se derrumbó cuando levantaba una estructura metálica de 500 toneladas, que cayó encima del estadio, destruyó parte del techo y las gradas, y un enorme panel de LED que recorre la fachada del edificio.
La maltrecha grúa quedó tirada en el suelo junto al estadio, mientras que la enorme estructura metálica descansaba encima de las gradas.
Sin duda, no se trata sólo de un pequeño traspié para la sede que albergará el partido inaugural del Mundial el 12 de junio.
Dos obreros murieron en el accidente del miércoles, que de inmediato provocó dudas sobre la capacidad de Brasil para organizar el campeonato. El momento no pudo ser peor, al colocar al país bajo los reflectores justo unos días antes que los líderes del fútbol se reúnan en un balneario en Costa do Sauipe para el sorteo del Mundial.
Pero, por desastroso que haya sido el accidente en el estadio Corinthians, San Pablo no es el único problema para los organizadores, a pocas semanas de la fecha límite para entregar las instalaciones a la FIFA. En realidad, las obras en San Pablo estaban casi listas cuando sucedió el accidente, y era una de las sedes más avanzadas entre las seis que faltan por completar.
La historia es diferente en Curitiba, Cuiabá y la ciudad amazónica de Manaos, donde hay sospechas de que los estadios quizás no estén listos a tiempo, a pesar que los organizadores dicen lo contrario. La FIFA indicó que tendrá una idea más clara de la situación la próxima semana, justo antes del sorteo del viernes.
“La próxima semana se entregarán los informes preliminares de todas las áreas operacionales y de infraestructura para el Mundial de 2014”, indicó el organismo rector del fútbol. “Después de estas evaluaciones y presentaciones, la FIFA entregará un informe”.
Las dudas sobre la capacidad de Brasil para entregar los estadios aumentaron después que los organizadores no cumplieron con los plazos para los seis estadios de la Copa Confederaciones, cuando sólo dos de las sedes estuvieron listas a tiempo. La FIFA afirmó que no tolerará los mismos retrasos que afectaron al torneo en junio pasado y, con cerca de un millón de boletos para el Mundial ya vendidos, advirtió que no hay un plan B.
“En diciembre y enero habrá más inspecciones y evaluaciones para evaluar los estadios, además en los meses previos a la Copa del Mundo”, señaló la FIFA.
Los obreros trabajan contra el reloj en todo el país. En Cuiabá, hay una batalla legal por el suministro de asientos en el estadio Pantanal, lo que significa que un juez puede detener las obras en cualquier momento. Los organizadores locales dijeron que los asientos tienen que estar instalados a más tardar el 20 de diciembre. Además, una visita reciente a la construcción demostró que todavía falta mucho trabajo en las últimas semanas. Hasta hace poco, el techo no estaba listo, y tampoco se había instalado la cancha.
La situación era similar en Manaos, donde las autoridades dijeron que el estadio Amazonia estaba listo al 91% a fines de noviembre. Los organizadores esperan que la instalación sea entregada el 20 de diciembre.
Manaos es una de las sedes que tuvo que realizar cambios al proyecto original para poder cumplir con el plazo de la FIFA. Algunos detalles del estadio serán agregados después del Mundial.
Los organizadores en Curitiba, desistieron de los planes de instalar un techo replegable. La FIFA hizo la solicitud de descartar el techo del proyecto porque el estadio no estaría listo a tiempo. El estadio estaba sólo al 85% en octubre, según las más recientes cifras divulgadas por los organizadores.
Las obras en el estadio Das Dunas, en la ciudad nororiental de Natal, estaban al 95%, mientras que en el estadio Beira-Río en Porto Alegre, en el sur, el ritmo era similar. Los estadios en Salvador, Fortaleza, Belo Horizonte, Recife, Río de Janeiro y Brasilia estuvieron listos para la Confederaciones.
Casi todos los estadios superaron sus presupuestos originales, una razón para las críticas en Brasil.