Desde los 4 años, cuando tuvo su debut en la televisión, Pablo Rago se dedicó a la actuación. Al comienzo, como todo niño, en proyectos esporádicos, pero cuando llegó la adolescencia hizo del oficio su vida.
"Clave de Sol", "Amigos son los amigos", "Gasoleros", "Resistiré" son algunas de las tiras más recordadas. Aunque en el cine no se quedó atrás y también incursionó en la conducción con TVR.
A los 46 años, el actor sigue teniendo el carisma del eterno joven y el personaje de Coco en la exitosa ficción "100 días para Enamorarse" encajó a la perfección.
Pero también tiene cintura para interpretar a Dan, en la versión teatral de la película "Atracción Fatal", dirigida por José María Muscari, con Sofía Gala Castiglione y Laura Novoa, que estrenó a fines del año pasado y volvió a la cartelera porteña esta semana.
-¿Cómo fue el proceso de llevar al teatro una historia tan potente como en la película?
-La versión que hizo Muscari está resuelta de una manera muy inteligente y moderna, porque la delimitó a un solo espacio, sin ser obvio en el tema de los exteriores porque lo necesitaba la obra. Pero sin embargo lo resolvió muy bien. Me gusta mucho la puesta que hizo.
-¿Y cómo se llevan en el escenario con Sofía?
-Es un placer trabajar con Sofía, porque además de ser una gran actriz, es muy generosa. Es la primera vez que trabajamos juntos, pero nos conocíamos porque vivimos cerca. Y trabajar con ella en el teatro fue una sorpresa, porque es una actriz extraordinaria y tenemos muchas cosas en común.
-Venís de un gran año laboral, ¿te imaginaste que "100 Días para Enamorarse" iba tener tanta repercusión?
-No soy de pronosticar cómo le puede ir a una película o a una tira, pero la verdad que con esta novela no tuve dudas. Primero hay algo que siempre creo: que todo lo que toca Nancy Dupláa lo hace éxito. Porque tiene un talento muy especial para eso, elige muy bien los trabajos. Estaban dadas las condiciones para que funcionara.
Después fue muy sorpresiva la respuesta del público en cuanto a los personajes, porque la gente los hizo familiar. Ahora estuve en México de vacaciones con mi hijo y había muchos argentinos. Justo llegué el día del último programa y muchos me preguntaban.
La novela provocó una identificación muy grande.
-De hecho, más allá de las historias de amor principales, creo que el acierto fue tocar problemas sociales reales, ¿ese fue un acierto de los guionistas?
-Sí. Creo que si les preguntas a ellos no es que no creían en las historias que tenían para proponer, pero no sé si podían medirlo con este sentimiento con el que pegó en el público. La historia de Juan, mi hijo, nadie podía imaginar que podía pegar tanto en la gente y fue el punto de la novela. De hablar de transgénero, de una chica que siempre se sintió varón y su lucha por obtener su género. Creo que fue una jugada muy maestra y superó las expectativas que tenían los directores y autores.
-¿Cuánto tenés de Coco?
-Y... un 82% (ríe). Ahí me sentí muy identificado pero no por mi vida, sino porque conozco un par de Cocos. Y cuando comencé a trabajar el personaje con Nancy y Maite, le empezamos a encontrar la vuelta y, por supuesto, uno va poniendo mucho de uno. Ahí también suma la generosidad de Nancy como compañera, que nos conocemos mucho, ya trabajamos en varias oportunidades. Pero fue ponerle mucho de mí también. La gran diferencia es que yo trabajo mucho, comparado a lo que trabaja Coco, porque a mí me va bien en lo que hago y a él no le iba bien en la música, pero no transaba nada. Me encantó el personaje.
-¿Vas a participar de la serie de Maradona?
-No, finalmente no voy a estar. Hice el casting para interpretar al padre de Maradona.
Primero habían pensado en otro personaje, pero me probé para ese y finalmente no quedé. El parecido es bastante lejano. Es complicado: tiene una fisonomía muy especial, incluso investigué cuando hice el casting y busqué fotos de él en esa época y la cara no cambió demasiado. Quedó solamente en las ganas de estar en esa serie.
-¿Qué proyectos te esperan para este año?
-Todavía está medio parado todo. Lo que se resolvía entre noviembre y diciembre, ahora se están cerrando. Tengo un par de propuestas más para teatro, sigo con la obra y por suerte trabajo no me va a faltar.
-¿Recordás algún momento de tu carrera en el que no tuviste trabajo?
-No, la verdad que no. No recuerdo haber estado parado. Como que los proyectos se van turnando, es algo que no busco mucho. Tal vez por la cantidad de años de trayectoria me tienen en cuenta para el teatro o para televisión. Lo que pasa a veces es que, cuando te va bien en la tele, aparecen más proyectos relacionados con otros medios. Pero no me puedo quejar, no tuve parates de trabajo y siempre tuve propuestas y pude elegir, que es lo más difícil.
-¿Vas a hacer cine este año?
-El año pasado fue difícil para el cine argentino y en 2017 yo grabé cinco películas, de las cuales se estrenaron dos. Así que me quedan estrenar tres películas, y espero que los productores tengan la oportunidad de hacerlo porque se necesita mucho dinero para lanzar una película, y más para los productores independientes. Pero hay un proyecto de cine para la segunda mitad de año.
-Sos uno de los actores que ha dado su opinión política abiertamente. ¿Tuviste diferencias de trabajo por eso?
-Creo que en el medio es lógico con el pensamiento político de los artistas. No es tan exagerado como se ve de afuera. No piensan en los actores por su pensamiento político, sino por su capacidad como actores. Seguramente algún proyecto no me tuvo en cuenta por mis opiniones, pero de todas maneras no fui rechazado por eso. Estos últimos años vengo trabajando muy bien.
-¿Pensás dirigir alguna obra u ficción?
-Es algo que en algún momento haré. Ya dirigí una obra con Carlín Calvo “Historia de parejas”. Pero no me siento preparado, tengo mucho que estudiar todavía. Y necesito tiempo para eso.
-¿Te sentís eternamente joven?
-Evidentemente en la novela vieron eso, un tipo joven (ríe). Pero los años los tengo, tengo 46 y disfruto mucho de esta edad. El otro día lo hablaba con mi hijo cuando estábamos de viaje y le decía que no lo cambiaría, porque viví como quise. Y ahora disfruto de esta etapa, de conectarme con mi hijo, sus amigos, de entenderlos. Me siento joven todavía, con mucha pila.