“Algún día, mamita, cuando me vaya bien, le voy a poner a sus pies un castillo con un jardín lleno de flores y usted va a vivir como una reina”. Aquella promesa que Julio Pablo Chacón le hizo a su madre -Elsa Raquel Villaverde- cuando todavía era un chiquilín que soñaba con ser boxeador como su papá Alejo con el tiempo se hizo realidad.
Porque años después, cuando se convirtió en un pugilista consagrado que llegó a ser medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y campeón mundial pluma de la Organización Mundial de Boxeo 2001-2002) cumplió con su palabra de buen hijo, agradecido del trato que recibió de sus seres tan queridos en aquella niñez que siempre atesoró en su corazón. Porque le regaló a su madre esa nueva casa y le dio ese mayor bienestar que le había prometido con tanta ternura y amor filial entre sueños y proyectos.
Los Chacón residían en el viejo y angosto callejón Vicente Martino, del barrio Cooperativa La Amistad, un rincón urbano de apenas 2.000 almas en el departamento de Las Heras, donde Pablo nació un 22 de mayo de 1975. Era el segundo de cinco hermanos: Roxana, él, Enrique, Javier y Vanesa aunque su mamá les dio otra hermana, Nancy, de su primer pareja, y su papá otro hermano, Roberto, de la suya.
Pablito creció en ese ámbito, orgulloso de su familia por el esfuerzo de sus padres, gente humilde y de trabajo, solidaria, muy honesta, empeñados en darles a sus hijos un techo aunque fuera de paja, un plato bien caliente y un estudio.
El papá, que era changarín y que también hacía trabajos de albañilería, siempre le contaba antiguas historias y le mostraba viejas fotos de la época que había sido boxeador con unas 65 peleas como aficionado. Hasta que un día, cuando había cumplido 10 años, Pablito lo sorprendió con un pedido: “Papá, no quiero ir más a la escuela…Yo quiero ser boxeador como usted”.
Don Alejo le dijo, cariñoso y paternal: “Míreme bien a los ojos y escuche lo que le voy a decir. Primero tiene que terminar la escuela primaria y después podrá hacer lo que más le guste. Le prometo que si desea boxear tendrá mi consentimiento”. A los 13 años, cuando trabajaba de albañil desde las 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde, y otras veces ayudaba en un desarmadero o hacía otro tipo de changas, empezó su vida de pugilista que tantas satisfacciones le dio en el Mocoroa Boxing Club de calle Estrada en la Cuarta Sección.
Actividad que hasta hoy prolonga ahora como manager y entrenador en el gimnasio de la calle Molinero Tejeda de Las Heras que lleva su nombre y donde entre otras promesas prepara a su propio hermano, Javier Nicolás ‘Chispita’ Chacón, que muy pronto, el 15 de marzo próximo tendrá la posibilidad de combatir por la corona mundial gallo de la AMB frente a Anselmo Moreno, en Panamá.
Cuando regresa a aquel pasado cargado de emotivos recuerdos, Pablo evoca con nostalgia que se había comprado una bicicleta usada para ir al gimnasio que quedaba a unas 40 cuadras de donde vivía pero que como era tan pero tan vieja se desarmaba sola. Por lo que el primer día, según cuenta memorioso allá por abril de 1998, como tenía tanta ansiedad para llegar puntual al Mocoroa tomó prestada la carretela de su papá.
“Pero ¿qué hace, jovencito?. Mire que este gimnasio no es una pulpería”. fue la exclamación de don Paco Bermúdez cuando vio estacionado el carruaje en la puerta del gimnasio. El hecho quedó como una anécdota graciosa como aquella otra de los primeros grados de la escuela primaria porque como no le gustaba pelearse cada vez que se veía en problemas, corría a refugiarse en los brazos de su hermana Roxana dos años mayor.
Cuando comenzó a entrenar también lo hizo bajo la dirección de Ricardo Bracamonte, asistente de Bermúdez, con quien forjó una excelente relación de padre a hijo. Su debut se produjo en 1992 en Coquimbito, Maipú, donde derrotó a Oscar Pedrero que tenía en su rincón al gran maestro ‘Carlitos’ Suárez, quién fuera tan querido y respetado en el medio boxístico. Como amateur hizo guantes con Balbino Soria y Rufino Narváez, se proclamó campeón mendocino, permaneció invicto 22 peleas y completó 64 combates con 55 triunfos y 9 derrotas.
El mendocino que quedó en el bronce
“Chacón está en el bronce” fue el destacado título de una doble página de la revista El Gráfico cuando el mendocino logró esa medalla en la categoría pluma, en los Juegos Olímpicos de Atlanta, en agosto de 1996. Ahora bajo la dirección del cubano Servelio Fuentes Rodríguez, entonces de 56 años, que desde diciembre de 1994 con sus grandes conocimientos y amplia experiencia era el seleccionador argentino de boxeo amateur. Chacón, de 21 años, superó primero por puntos al jamaiquino Tyson Gray (6-5), luego al mauritiano Josian Lebon (14-7) y después al húngaro Janos Nagy (18-7).
En la semifinal, el viernes 2, en el Alexander Memorial Coliseum, cayó 20-8 ante Somlunck Kamsing, de Tailandia, un zurdo de 23 años, sub-campeón mundial 1995 y 10 centímetros más alto que Pablo. Un hecho más que meritorio porque el boxeo argentino no lograba una medalla desde hacía 28 años cuando el medio mediano, Mario Omar Guillotti, la logró en México 1968.
“Oro a la humildad” fue un nuevo título de El Gráfico en una nota de cuatro páginas a todo color en la que aparecía rodeado de sus padres y amigos en la modesta vivienda del callejón Martino en su Las Heras natal. Se recuerda el comentario de su mamá Elsa Raquel cuando Pablito hizo vibrar al país en aquellos Juegos Olímpicos: “A mi nunca me gustó que boxeara. Por eso cuando pasaban sus peleas por televisión como me ponía muy nerviosa yo prefería hacer otras cosas. Eso sí, cuando me dedicó el triunfo contra el húngaro Nagy porque ese día era mi cumpleaños (27 de julio) me emocioné hasta las lágrimas”.
Los inicios de su etapa profesional
Pablo hizo su presentación el 11 de octubre de 1996 en el estadio ‘Pascual Pérez’ de calle Mitre, donde puso KOT a Eduardo Díaz en el 4to. round. Su campaña continuó con valiosas victorias ante el colombiano Oscar León (KO en el 10mo.), el mexicano Aldo Valtierra, el peruano Héctor Ordóñez y Wilson Palacios (Colombia). Cuando se vinculó con Osvaldo Rivero consiguió una chance eliminatoria frente al venezolano Richard Carrillo al que venció por KOT en el 8vo. asalto, el 17 de noviembre de 1999 en Venezuela, con Amílcar Brusa que estaba radicado en ese país en su rincón además de Bracamonte.
Su consagración como campeón pluma Fedelatin de la AMB lo convirtió en retador oficial del título mundial que estaba en manos del norteamericano Freddie Norwood. Nuestra provincia fue sede de aquella pelea por la corona ecuménica pluma un día patrio el 25 de mayo del 2000 en el estadio Malvinas Argentinas, con un marco de casi 25.000 personas. Pablo no se recuperó de una caída en los primeros rounds y perdió por puntos en 12 asaltos ante un rival experimentado que retuvo cómodamente el cinturón.
El mendocino se sobrepuso al bajón anímico y tuvo su revancha el 16/05/01 cuando en Budapest venció por KO en el 5to round al invicto húngaro Istvan Kovacs para consagrarse campeón mundial pluma de la Organización Mundial de Boxeo. Luego llegaron dos defensas exitosas frente a los colombianos Barrios, en Mendoza, y Víctor Polo en una fría noche de Londres. Para perder el título en Escocia ante Scott Harrison y fracasar en el intento de reconquistarlo en Dallas contra Mike Anchondo. El desprendimiento de retina en ambos ojos y varias operaciones de la vista marcaron el final de su trayectoria arriba del ring para seguir ligado a su gran pasión como manager y entrenador.