Pablo Chacón con el brillo de los relámpagos

El mendocino cayó el viernes 2 de agosto, en el Alexander Memorial Coliseum, ante Somlunck Kamsing en semis de la categoría pluma. La medalla de bronce que conquistó terminó con una sequía de 28 años para el box argentino.

Pablo Chacón con el brillo de los relámpagos

El camión abría la caravana con el canto de sus sirenas, junto a los Bomberos Voluntarios de Las Heras; él se exhibía como un mascarón de barco. En las manos, un cartel de cartón -con su apellido escrito a mano-, le evitaba al ocasional espectador cualquier duda sobre quien era; como aquella medalla de bronce que le colgaba en el pecho (sobre la campera deportiva), e insinuaba un pequeño destello. Aquella presea que había ganado en los Juegos del Centenario, en Atlanta, en los Estados Unidos.

El ingreso de la comitiva a calle Independencia fue una demostración del sentimiento que Pablo Chacón despertó entre los lasherinos, los gritos de aliento y aplausos lo habían acogido como un verdadero campeón; sentimiento también se contagió entre los amantes del boxeo. El mendocino había perdido la chance de pelear por la medalla de oro al caer ante el tailandés Kamsing Somluck. Sin embargo, pero su hazaña sobre el ring se vivía con el mismo entusiasmo con el que celebran las coronaciones.

El fallo del jurado fue de 20-8 en favor del púgil asiático, luego de los tres rounds, de semifinales, el cómputo señalaba que la carrera del lasherino de 21 años llegaba hasta el tercer escalón del podio en la categoría 57 kilos (pluma). Chacón, que no pudo resolver el problema que le presentaba el alcance de brazos del tailandés, de se quedó con la medalla que ya se había asegurado un par de días antes.

Una hora antes, de aquel 10 de agosto, en su regreso a Mendoza, en la aeroestación Francisco Gabrielli, un cordón de bastoneras le abrió el paso a Chacón para que se subiera a la caja de un camión; que le sirvió de un palco improvisado para saludar y agradecer a su gente por aquel recibimiento, asegurando: “Es tan importante como cuando me colocaron la medalla de bronce”.

Entre tensión y emociones
Del otro lado del mundo, más al Sur, aquel viernes 2 de agosto, los estudios de Canal 9 se convirtieron en una platea. Los familiares directos y amigos de Chacón fueron convocados con media hora de anticipación para ver en directo la pelea. La delegación, que llegada desde Las Heras, tenía como referentes a Alejo y Elsa, los padres de "Pablito". Además de un puñado de banderas que, entre otras, rezaban: "Presente, 26 de Enero. Chacón. Garra y Coraje"... .

Mientras que en el Norte, en el Alexander Memorial Coliseum, el mendocino intentaba resolver los problemas que le planteaba la envergadura del tailandés, quien con su buen manejo de mano izquierda dominó las acciones. Por su parte, las voleas de derecha, con las que el alumno del cubano Saverio Fuentes, procuro achicar distancias no fueron un arma tan efectiva como en la rueda anterior ante al húngaro Janos Nagy.

A las 21.30, la algarabía en el set televisivo se fue apagando con el silencio. El cerrado “dale campeón... dale campeón...”, de la apertura parecía tan distante cuando el tailandés llevaba ventaja de 6-1 al cabo del primer asalto y de 14-5 tras el segundo.

Somluck, quien demostró ser un boxeador de excelentes condiciones, tras el sonido de la campana deberá pensar en su próximo rival por el oro, entre el vencedor de la otra semifinal, que protagonizaban el búlgaro Serafín Todorov y el norteamericano Floyd Mayweather.

Para Chacón la última semana se había transformado en un viaje relámpago, en un estocada que resumía un año intenso de entrenamientos con la selección. En su primera estación superó por puntos al jamaiquino Tyson Gray (6-5), luego al mauritiano Josian Lebon (14-7) y después al húngaro Janos Nagy (18-7). Mientras que, en semis, nada pudo hacer para frenar al zurdo de 23 años; sub-campeón mundial de la categoría pluma en 1995 y 10 centímetros más alto.

El mendocino, más allá del resultado del combate, había protagonizado un hecho por demás que meritorio. Porque el boxeo argentino no lograba una medalla olímpica desde que Mario Guillotti fuera bronce en México 1968. Luego de tanto derrotero, el camión abría la caravana con el canto de sus sirenas, Chacón como el legendario Ulises ha regresado a casa.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA