En la continuidad del megajuicio que se está desarrollando en los Tribunales Federales ayer atestiguó Guido Esteban Actis, quien relató con “lujo de detalle” su detención ocurrida el viernes 20 de febrero de 1976. El testigo, relató su paso por el D 2, donde sólo estuvo “siete días”, la prolongación de su detención en la Penitenciaria provincial y la libertad que recién obtuvo en en año ‘83, después de ser condenado a 4 años de prisión por el juez federal Jorge Garguir.
"Sí juro…"
Entre la respuesta que le dio al presidente del Tribunal, Alejandro Piña, en el inicio de la audiencia, sobre si juraba decir verdad (el testigo dijo: “Lo juro por mis compañeros..”), y el final donde no faltó un “salud” (levantando un vaso de agua) por los años que lleva de casados con Alicia Peña, a quien conoció mientras estaba en la enfermería, pasaron algo más de tres horas. Su testimonio que fue rubricado por un cerrado aplauso de la concurrencia que había llenado la sala de debate.
En el mes de febrero del ‘76 y durante tres viernes la vida de Actis (entonces 24 años y jugador de rugby del club Los Tordos e integrante de la Juventud Trabajadora Peronista) cambió totalmente. El 13 intentaron “secuestrarlo” los tres ocupantes de un Dodge 1500 color naranja. Sin embargo logró defenderse y con la presencia de vecinos del domicilio donde vivía, con sus abuelos, en San Lorenzo y Mitre, los “parapolicías” (como los definió) se fueron, pero después de destruirle, a golpes, su mano izquierda y recibir un tiro en la derecha.
Pero volvieron al viernes siguiente, día en que fue “invitado” a acompañar a dos uniformados que lo llevaron al D 2, donde estuvo hasta el viernes siguiente 27; día en que fue llevado al penal, previo visitar el viejo Palacio Policial, donde fue advertido por un amigo: el “Gurí” Guiñazú para que no declarara.
"Festival de box…"
Durante ese encierro fue víctima de “un festival de box” ejecutado por alguien que sabía bien el “arte de pegar”. También aseguró haber participado de la “pila humana” a la que lo obligaron los policías, sobre el cuerpo de Miguel Angel Gil donde los 12 detenidos (entre hombres y mujeres, recordando a Fernando Rule, Daniel Rabanal, Silvia Ontivero, entre otros) se le subieron encima. “Fueron 600 kilos que tuvo que soportar, es decir como 300 bolsas de papa”. Esa semana murió Miguel Ángel Gil.
En el penal compartió el espacio, primero en el pabellón 14 y después en el 11, con Rabanal, al “que había que llevar al baño”; Marcos Augusto Muñoz y Rodolfo Molina, entre otros.
Más tarde, fue llevado al penal de Caseros , donde el juez federal Jorge Garguir lo visitó, junto al defensor Guillermo Petra Recabarren, previo al dictado de la sentencia por la cual fue condenado a 4 años y 9 meses de prisión, que cumplió en noviembre de 1982, oportunidad en que recuperó la libertad (aunque vigilada), hasta que en julio de 1983, el comisario Juan Carlos Caleri, firmó su libertad.
Actis, en su relato, no olvidó decirle al Tribunal que nunca pudo terminar sus estudios de Ingeniería por cuanto el pedido le fue negado por el general Jorge Maradona y tampoco recuperó su trabajo en el gobierno.
El Tribunal pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo lunes 30, cuando se podrá escuchar otros testimonios de víctimas del terrorismo de Estado de los años ‘70, entre ellos el de Guillermo Martínez Agüero, entre otros.
Piden arresto domiciliario para Chiófalo
Con un informe del Cuerpo Médico Forense de Mendoza que aconseja que el integrante del grupo folclórico Los Trovadores de Cuyo, de 79 años, continúe su detención en su domicilio, su abogado defensor -Javier Pereyra- planteó esa situación al titular del Juzgado Federal N° 1.
José Chiófalo, fue detenido los primeros días de mayo (previamente se le había impedido salir del país), como resultado de una investigación por delitos de lesa humanidad, donde se lo acusa de privación ilegítima de la libertad en 14 hechos durante su gestión, como capitán, al frente de la banda de la Fuerza Aérea, entre los años 1976 a 1980, tomando como base la teoría de la “autoría inmediata”, que dice que el hombre, como director de la banda, “no podría desconocer” lo que estaba haciendo la gente que se encontraba bajo su mando.
En ese procedimiento, además del folclorista, también se detuvo a 13 hombres que cumplían funciones en aquellos años, dentro de la Fuerza Aérea, los que fueron alojados en el penal de San Felipe.