River se prepara para enfrentar uno de los partidos que más esperó en los últimos 18 años. Llegó a la final de la Copa Libertadores y definirá el certamen en su casa. El próximo miércoles jugará el encuentro de vuelta ante Tigres en el Monumental. En la ida logró igualar sin goles en México y se quedó con un resultado positivo para cerrar la serie en Núñez.
El optimismo reina en los pasillos del club millonario pero la preocupación equilibró la balanza de sensaciones. Sin Gabriel Mercado (suspendido), Rodrigo Mora y Tabaré Viudez (lesionados), Marcelo Gallardo deberá rearmar el equipo y evaluar los cambios que mejor le sienten a la estructura que construyó en los últimos meses.
El “Muñeco” deberá hacer todos los cambios que considere antes del partido ya que durante el encuentro no podrá estar presente. La expulsión en suelo mexicano lo obligará a seguir la final desde un palco sin comunicación con Matías Biscay, su ayudante de campo.
Gallardo no tendrá handy ni teléfono. No podrá ingresar al vestuario en el entretiempo ni dar la charla técnica antes de que el equipo salga a la cancha. La sanción de la Conmebol puso en jaque al cuerpo técnico de River. Biscay, quien conoce al entrenador desde la infancia, deberá hacerse cargo de la conducción del equipo desde el momento en que ingresen al Monumental.
La primera ausencia que debe resolver el "Muñeco" es la de Mercado. El lateral acumuló amarillas y no podrá estar en la final. Mammana, Mayada y Solari eran los candidatos para ocupar la banda derecha del equipo. El jugador de la Selección Sub 20 le sacaba un paso de distancia a sus compañeros pero una lesión muscular en el entrenamiento del sábado lo dejó afuera de la convocatoria.
Mammana era el posible remplazante de Mercado pero la lesión lo marginó del equipo. Gallardo deberá inclinarse por Mayada o Solari para poder definir el lateral derecho.
Las bajas más sensibles del equipo millonario son en el sector ofensivo. Gallardo no podrá contar con Mora (desgarrado) ni Viudez (padece una distensión). Por eso el técnico deberá reinventarse y plantear un nuevo frente de ataque para enfrentar a Tigres.
Nicolás Bertolo o “Lucho” González ocuparían el lugar del delantero uruguayo que llegó a River en el último mercado de pases. Cavenaghi y el “Pity” Martínez pelearán por ocupar el lugar de Mora. Algunos escalones más atrás quedaron Driussi y Saviola. Gallardo tiene cuatro días para probar, cambiar, mover piezas y elegir nombres.
River se prepara afrontando la ansiedad típica de una final. El "Muñeco" deberá, otra vez, reinventarse. Dar de nuevo y pensar la estrategia para vencer a un equipo que pretende luchar mano a mano y no refugiarse en el fondo. La cuenta regresiva está en marcha. Gallardo trabaja contra reloj para definir el equipo que buscará alzar la Copa Libertadores en el Monumental.
Un presente venturoso
La dirigencia de River ordenó las cuentas y los logros deportivos potenciaron las ganancias. El club disfruta el presente en la cancha y en la tesorería. El balance que presentará la dirigencia millonaria el próximo 31 de agosto arrojará números por primera vez en verde, luego de años en los que el rojo se transformó en el color habitual. Sin embargo, el número que a muchos los sigue preocupando son los aproximados 654 millones de déficit que marcará el balance, casi el mismo número con el que cerró el balance pasado.
¿Por qué con todos los ingresos récord que tuvo el club no bajó esa cifra? “El pasivo va a estar en la misma línea que el año pasado. Aproximadamente un diez por ciento más, pero el balance tiene datos mucho más ricos que los del pasivo”, cuenta el tesorero del club, Andrés Ballota.
¿Pero por qué la dirigencia es optimista? El vicepresidente 1º del club, Jorge Brito, lo explica: “Hay tres formas de ver claramente cómo el pasivo se bajó. La primera es que si River no pagaba nada de la deuda a los acreedores, los intereses la incrementaban a más de 100 millones. La segunda es que en el ejercicio contable anterior había más deuda que facturación. ¿Qué quiere decir? Que River debía 630 millones y en todo el año entraban al club 450, lo que significaba que para poner el club estable debías veinte meses de facturación; hoy eso se redujo a la mitad.
La tercera son los jugadores. No sólo se gastó más plata en la compra de jugadores de la que se cobró por la venta del plantel en este mercado de pases, sino que se sostuvo al plantel que viene de ser campeón de la Sudamericana y que duplicó el valor de mercado”.
"Una de las deudas más pesadas era la que tenía el club con AFA, a la que le debía más de 200 millones de pesos. Hoy podemos decir que se bajó a la mitad". Se trata de una de las tantas "sorpresas" que se encontró la dirigencia encabezada por D'Onofrio de Passarella. El tesorero agrega: "Cuando llegamos, River estaba a punto de la cesación de pagos". Fuente: Perfil