Ante los hechos de violencia vividos el jueves con motivo del debate parlamentario de la reforma previsional que impulsa el gobierno nacional, el Episcopado argentino emitió un comunicado llamando a la reflexión a los responsables del desmadre vivido tanto en el recinto de debates de la Cámara de Diputados de la Nación como en los alrededores del Congreso.
Precisamente, el texto de los obispos, que ahora encabeza monseñor Oscar Ojea, comienza haciendo alusión a la preocupación y conmoción generadas “por una creciente violencia política” que no sólo se ha registrado en las calles, sino que llegó a impedir el normal funcionamiento del Poder Legislativo.
“Como pastores -señala el mensaje de la Comisión Ejecutiva del Episcopado argentino- deseamos hacer un nuevo llamado al diálogo. Para responder a las muchas urgencias y angustias de nuestros hermanos más frágiles, especialmente los jubilados, y para construir una sociedad justa y equitativa, no existen dos caminos, el diálogo o la violencia, sino solamente uno, el diálogo. Parece necesario repetirlo: únicamente a través del respeto por las instituciones democráticas, que garantizan un diálogo al servicio del bien común, será posible superar las dificultades que agobian a nuestro pueblo”, remarca el mensaje episcopal. Por último, el mensaje hace un llamado “a todos a multiplicar los esfuerzos necesarios para poder celebrar estas próximas fiestas de Navidad en paz”.
Hay quienes sostienen que este pronunciamiento del Episcopado, que ahora lidera un obispo cercano al papa Francisco, puede haber tenido el aval previo del Pontífice, puesto que el sentido del mensaje, según interpretaciones periodísticas, fue el de pacificar a la ciudadanía en los días previos a los festejos de fin de año, en sintonía con una postura que tradicionalmente esgrimió Jorge Bergoglio cuando se desempeñó como titular del Arzobispado de la ciudad de Buenos Aires.
Por otra parte, se puede considerar que esta reflexiva aparición puede haber salido al cruce de la disidencia de sectores de la propia Iglesia argentina que se expresaron lisa y llanamente en contra del proyecto modificatorio del régimen jubilatorio. Concretamente, la Comisión de Pastoral Social de la Iglesia de Córdoba había pedido a los diputados nacionales por esa provincia que se abstuvieran de votar el proyecto de ley oficial, con media sanción del Senado nacional, Una clara postura política de un organismo que está formado por laicos católicos.
Por todo lo expuesto, es muy importante este firme llamado al diálogo y a la sensatez por parte de la Iglesia.
Más allá de las críticas que las acciones de gobierno puedan generar, incluyendo proyectos polémicos como el que se pretendió tratar el jueves en Diputados, la obligación de la dirigencia política es generar los ámbitos normales de discusión, basados en el debate y no en el uso de la fuerza y la prepotencia para imponer criterios tan opuestos como los que expresan en estos momentos el oficialismo de Cambiemos y parte de la oposición.
Obviamente, el mensaje de los representantes de la Iglesia argentina advierte que subsisten dificultades sociales y económicas que afectan a la población, lo cual es de absoluta certeza. Precisamente, ese aspecto es el que obliga a los representantes del pueblo a mantener una clara compostura que permita discutir para la búsqueda de soluciones, pero nunca intentando dirimir diferencias mediante el uso de la fuerza.
Más allá del debate de fondo sobre la conveniencia de las reformas que la gestión del presidente Macri pretende implementar, los miembros del Congreso, elegidos democráticamente, deben garantizarle a la gente seriedad en el abordaje de su labor y responsabilidad en el uso de los atributos entregados por la voluntad popular. La triste imagen que entregó al mundo la Argentina el jueves obliga a los políticos en su conjunto a templar sus ánimos y esforzarse en el respeto a las opiniones diferentes.
