Alvear comenzó la semana manchado con la sangre de una madre de cuatro hijos. En la mañana de ayer se perpetró un asesinato que los investigadores están convencidos fue planeado y ejecutado a sangre fría.
Violando una prohibición de acercamiento, Ramón Omar Castro (39) interceptó a la ex pareja cuando iba a trabajar, la degolló y después se deshizo del cuerpo arrojándolo a un desagüe.
El homicida primero escapó pero terminó llamando a la policía y confesó que había matado a Roxana Verónica Ferreyra (39).
El femicidio fue el final de un historial de violencia de Castro hacia Ferreyra. El año pasado la mujer lo había denunciado porque la atacó a ella y una hija a martillazos.
Por ese hecho el hombre tenía una causa abierta por violencia de género que fue elevada a juicio hace un año pero aún no tenía fecha de inicio. Además estuvo con prisión domiciliaria y estaba vigente una orden de restricción de acercamiento.
Ferreyra sabía trabajar en la temporada de cosecha en la pulpera Fénix y actualmente estaba empleada en un almacén en el paraje El Ceibo. Tenía tres hijas de 8, 9 y 19 años fruto de la unión con Castro y también un hijo de 22 años de una relación anterior.
Como cada mañana, Roxana dejó su casa en el barrio Zangrandi para llevar en moto a sus hijas a la escuela, se despidió y siguió camino al trabajo. Eran alrededor de las ocho cuando en calle C, entre calles 10 y 12, Castro la detuvo pero a la fuerza.
Fuentes allegadas a la causa están convencidos que el hombre actuó con premeditación porque "en el lugar quedaron marcas de derrapes y la rueda de la moto de Castro estaba hecha un ocho", aseguraron. El caso fue caratulado como femicidio.
Todo indica que el hombre se ocultó, la esperó y cuando se presentó la oportunidad le salió intempestivamente y la chocó en la parte de atrás.
Ambos se reincorporaron, entablaron una discusión pero poco importaron las palabras, el ex la tironeó hacia un costado, le cortó el cuello y le clavó el cuchillo en la espalda y en el abdomen. Arrojó el cuerpo desde un puente a un desagüe y salió corriendo.
Otro indicio que lleva a deducir que Castro actuó premeditadamente es la vaina casera del cuchillo que la policía encontró tirada cerca de las motos. Estaba hecha con una cajita similar a la de la pasta de dientes.
Cabe aclarar que el cuchillo aún no ha sido hallado. Personal policial y cadetes buscaron el arma por las fincas aledañas, pero todavía no la encuentran.
En el lugar del crimen trabajó personal de Policía Científica, Investigaciones y la fiscal de Instrucción Ivana Verdún. La Dinaf también tomó intervención en el caso para poner a resguardo a las hijas de Roxana Ferreyra. Aparentemente una de las hermanas de la víctima es quien solicitó cuidar a las tres niñas.
"Parece que hubo un accidente, hay dos motos tiradas", dijo inocentemente un vecino que transitaba por calle C y al ver los vehículos en el piso decidió llamar al 911 para alertar a las autoridades por posibles heridos.
Sin embargo, casi en simultáneo ingresó un segundo llamado al CEO sureño, era Ramón Omar Castro que puso blanco sobre negro. Durante la extensa charla telefónica con un efectivo, admitió lo que había hecho y también reveló dónde se encontraba el cuerpo de su ex pareja.
"Dijo lo que había hecho pero trató de ablandarla diciendo que no sabía si estaba muerta, pero es muy poco creíble", reveló una fuente.
Después de matar a Roxana, el ex recorrió unos 1.500 metros hasta calle A y se trepó a un árbol donde aguardó, oculto en entre el follaje de la planta, por la llegada de la policía. Castro, que al momento de ser apresando tenía toda la ropa ensangrentada, fue trasladado y alojado en un calabozo de la comisaría 46 en Bowen, hasta que la fiscalía resuelva su situación procesal.
Un año esperando un juicio
"No se entiende por qué pasó tanto tiempo y no le hicieron el juicio", deslizó una fuente allegada a la causa. Castro estaba procesado por golpear duramente a su esposa y una de las hijas con un martillo. Por ese hecho ocurrido en 2017 permaneció unos meses en arresto domiciliario en la casa de la madre.
En octubre del año pasado un tribunal le concedió la libertad condicional con la sola condición de que se mantuviera alejado de la familia. Al momento del homicidio, la prohibición de acercamiento estaba vigente.
Hacia noviembre la fiscalía completó y elevó la causa a juicio y un año después el tribunal aún no había fijado una fecha para comenzar el debate.
"Hay policías que todavía tienen patente ese caso porque las había agarrado a martillazos a ella y la hija", comentó una fuente policial.
Hacia la tarde, organizaciones sociales y sindicatos, el Sute entre otros, iniciaron una movida para reclamar "justicia por Roxana". La invitación a la movilización fue a través de las redes sociales en el Kilómetro Cero de General Alvear.
Pedido de Justicia
Sobre el final de la manifestación que se realizó en Alvear para pedir Justicia por Roxana Ferreyra, Carolina, una vecina de años de la víctima fue la voz de los hijos y familiares y reveló que "esto no venía de ahora, había pedido justicia ella. Ella reclamó hace 20 días que el tipo no la dejaba en paz, qué pasa con la justicia", se quejó.
Con las lágrimas recorriéndole el rostro y la familia de Roxana detrás, entre ellos Nicolás, el hijo mayor, la vecina dijo con pena y dolor "no puede ser, la asesinó de una forma brutal. Ahora qué hacen esos niños, sin su madre ni su padre. Justicia es lo único que pedimos, que ese desgraciado no quede así nomás".
Carolina agregó: "El tipo la esperó, un calculador un hijo de p… Porque esto no venía de ahora, lo tenía planeado" y para terminar insistió: "El tipo no la dejaba en paz hacía un año, él la golpeó, casi la mata con una maza pero así como entró, salió. Todo lo que pedimos es justicia".