Una batalla callejera prolongada y desproporcionada, que comenzó en respuesta a esperables acciones violentas de provocación por parte de grupos minúsculos, con treguas de minutos a las que seguía la actuación redoblada de las fuerzas policiales, rodeó ayer el escenario del Palacio del Congreso donde en su interior se debatió la controvertida reforma jubilatoria.
Nada hacía prever ayer que la multitudinaria manifestación, aun superior en número y en representación a la del jueves pasado, fuera esta vez a terminar degenerando en graves incidentes dado que la seguridad estaba a cargo de la Policía de la Ciudad con apoyo de la Federal, en vez de la militarizada Gendarmería con respaldo de la Prefectura y la de Seguridad Aeroportuaria.
El despliegue de seguridad en torno al edificio del Congreso había sido ampliado. Del vallado sobre la avenida Entre Ríos, frente al palacio, hasta las esquinas de Rivadavia y de Hipólito Yrigoyen, ayer se extendió unos cien metros; así el monumento de la Libertad en la Plaza de los Dos Congresos quedó detrás del vallado.
Pero los cambios no impidieron la casi repetición del inicio violento, casi a la misma hora y casi en el mismo lugar que el jueves. A las 13.30, media hora del inicio previsto de la sesión, un grupo de contados manifestantes, empañuelados, intentaron doblegar el vallado.
Gases, algunos al centro de la plaza, donde la multitud era más compacta, corrida, minutos de espera, vuelta a la plaza…
A partir de allí, una “tierra de nadie”: unos 30 metros, entre el vallado detrás del cual estaban los policías metropolitanos, y la primera línea de los empañuelados, algunos cobijados bajo banderas de organizaciones de izquierda, otros de dudosa identidad política; como un grupo de cinco que después de una de las tantas ofensivas de gases y agua y balas de goma, intentó armar barricadas en la calle Rodríguez Peña, después del repliegue al que habían provocado, y que fueron “desactivados” por un centenar de ciudadanos “de a pie” y les desarmó los intentos de barricadas.
Ajena a esa primera línea, en la que de un lado lanzaban piedras, cuando no con gomeras con bolitas como proyectil, y del otro respondían con gases lacrimógenos, agua desde carros hidrantes, balas de goma y hasta perdigones de plomo, la multitud.
Sindicatos cegetistas (metalúrgicos, docentes, aceiteros, canillitas) y ceteístas (CTA), más de municipales bonaerenses, más regionales como Santa Fe, más las organizaciones sociales (Ctep, Barrios de Pie y CCC), pero también muchos “de a pie”, como no los hubo el jueves, colmaron la plaza y la avenida de Mayo hasta más allá de la 9 de Julio.
La Metropolitana y los federales en motos parecieron actuar con “cordura” hasta que liberaron la plaza, a las 16.30. Sucedió cuando apostados en la esquina de Rivadavia y Rodríguez Peña, dejaron acercarse a los empañuelados, hasta reaccionar con superioridad de número y a punta de gas y balas de goma.
A partir de allí, su comportamiento fue como el de los gendarmes el jueves. Sobre todo cuando dos horas más tarde, actuaron sin miramiento alguno: lanzaron gases dentro de la estación Plaza de Mayo del subte C atestada de pasajeros y otro grupo entró en una panchería a punta de gases y balas de goma.
Hasta anoche, los detenidos eran 64, según la Correpi, contra 48 de la Metropolitana. Mientras que los heridos llegaban a 81, según el Same, incluidos 48 policías.
Periodistas detenidos, agredidos y lastimados
Varios periodistas fueron agredidos, en algunos casos por la policía y en otros por manifestantes, y otros fueron detenidos durante la cobertura de los incidentes que se registraron en los alrededores del Congreso.
Poco después de las 18, el periodista Julio Bazán, de TN, fue agredido en la esquina de la avenida 9 de Julio y Avenida de Mayo por un grupo violento que lo obligó a refugiarse en la boca del subterráneo. Bazán fue abordado por varios jóvenes que lo rodearon y comenzaron a insultarlo.
Mientras intentaba alejarse, recibió una fuerte patada en la espalda.
En las primeras horas de la tarde fue agredido, en la plaza del Congreso, otro periodista de TN, Sebastián Domenech.
Durante los incidentes fue detenido un periodista de Diario Popular, Gustavo Figueredo, También se denunció la detención de trabajadores de FM La Patriada.
Además fue herido el periodista Mauro Fulco, de C5N, alcanzado por la represión policial en cercanías del Congreso, como también un periodista de Crónica TV.
El gremio de prensa Sipreba, en tanto, denunció la agresión policial a dos fotógrafos de Página 12. Se trata de los profesionales Bernardino Ávila, herido con un corte en la frente, y Leandro Teysseire, lastimado en la cara por el impacto de un balazo de goma.