Otro cordobés estafado por ‘agencieros del acceso Este’

Gonzalo Domínguez denunció en 2014 que unos gitanos se quedaron con los $ 150 mil con que pretendía comprarles una camioneta.

Otro cordobés estafado por ‘agencieros del acceso Este’

Un nuevo caso de un cordobés que denunció haber sido estafado por gitanos que nunca le entregaron una camioneta por la que pagó más de 150 mil pesos salió a la luz en los últimos días. La víctima es un albañil de Alta Gracia que juntó la plata durante tres años y que cuando quiso dar marcha atrás en la transacción se dio cuenta de que ya no tenía chances: "Yo me enojaba y llegaban tres o cuatro a rodearme. Estaba donado (entregado)", contó.

La denuncia de Gonzalo Domínguez se remonta a noviembre de 2014. El primer día de ese mes vio un aviso en el diario La Voz del Interior sobre una Ford Ranger que era vendida en Mendoza por 155 mil pesos. El aviso daba un número de celular y decía que su "dueño la vendía urgente".

El vehículo era ideal para el trabajo de Gonzalo, quien llamó al celular publicado y pactó un encuentro con el propietario del vehículo para el martes 4 en la Terminal de Mendoza. Gonzalo vino en compañía de un amigo y lo mismo el vendedor, que lo esperaba acompañado por un sujeto.

Los cuatro fueron hasta la casa de los gitanos y allí hablaron de comenzar con los trámites: Gonzalo pidió ir a hacer la revisión técnica pero los vendedores se negaron con la excusa de haberla hecho hacía unos días. Igualmente, ante la insistencia del cordobés, los cuatro hombres fueron hasta los talleres. Allí un policía verificó que estaba todo en orden por lo que los trámites siguieron en marcha.

"Cuando volvimos a la casa a mí me hicieron sentar en el asiento del acompañante y a mi amigo detrás del conductor. Cuando comenzamos a hablar de la firma del formulario 08 empezaron los problemas", cuenta el denunciante.

Según Gonzalo, los gitanos se pusieron muy violentos, tanto verbal como físicamente: golpeaban los asientos y daban gritos y hasta aceleraron la camioneta a cerca de 180 kilómetros por hora.

Fue entonces que el amigo del comprador se dio cuenta de que el gitano que iba a su lado tenía un arma de fuego en la cintura. "Lo miré a mi amigo y lo vi pálido. Ahí noté que las cosas no estaban bien. Ellos sabían que yo tenía la plata encima", agregó. "Quise bajarme pero ya no pude", dijo.

A la casa de los estafadores

Los cordobeses y los gitanos llegaron a la casa de los vendedores, ubicada en el Acceso Este, en Rodeo de la Cruz.

Allí, según la víctima, se mostraron muy amables y hasta les sirvieron un café mientras continuaban las negociaciones. Entonces apareció un sujeto en un Mercedes que se identificó como Pedro. Por su forma de vestir y de hablar era un "gitano cheto", lo definió Gonzalo.

Pedro le dijo que harían los trámites a través de una gestora y que él se llevaría la plata a la AFIP ya que estaba a punto de cerrar. Gonzalo habló con la gestora hasta que lo convenció, aunque él ya sospechaba que no tendría ni la plata ni "la chata".

Pasaron las horas entre cafés, gestos amables, desesperación del comprador y aparición de más gitanos para "aplacar a Gonzalo". "Me decían que me quedara tranquilo, que sabía dónde vivían y que hasta me habían dado sus números de teléfono", relató.

Cuando se hicieron las 17, los cordobeses decidieron volver a su ciudad natal. Se llevaron un pagaré y un montón de promesas que hasta el momento no se han cumplido.

Gonzalo regresó a Mendoza el 27 de noviembre para denunciar la estafa y la causa recayó en la fiscalía especial a cargo de Santiago Garay, donde le informaron que hay decenas de víctimas por ese tipo de estafas cometidas por los mismos delincuentes.

Buscó a la gestora y ella se puso "muy nerviosa"

Cuando Gonzalo regresó a la provincia para hacer la denuncia, buscó a la supuesta gestora ya que ella se había presentado con nombre y apellido.
Finalmente la encontró y dice haberla reconocido por el tono de voz, de tantas veces que habló por teléfono con ella.

"Todos me dijeron que es la defensora de los gitanos. Cuando la encontré y me presenté, se puso tan nerviosa que se le cayó el teléfono. Temblaba", agregó.

Según dijo Gonzalo, la letrada se mostró ofuscada porque "los gitanos usaban su nombre para engañar".

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