Otro caso de violencia racial sacude a Estados Unidos

Un policía mató a un joven negro armado en una estación de servicio cercana a Ferguson, donde en agosto empezó la seguidilla de protestas por este tipo de hechos.

Otro caso de violencia racial sacude a Estados Unidos
Otro caso de violencia racial sacude a Estados Unidos

Un policía mató a un joven negro armado en una gasolinera cerca de Saint Louis, Misuri (centro), anunció la policía, ya cuestionada por incidentes mortales que provocaron un estallido de cólera en el país.

El tiroteo se produjo en la noche del martes en Berkeley, una localidad cercana a Ferguson, donde estallaron disturbios el mes pasado luego de la decisión de un gran jurado de no procesar a un policía blanco que mató a Michael Brown, un afro-estadounidense de 18 años que no estaba armado.

Según el jefe de la policía del condado de St. Louis, John Belmar, el hombre abatido “apuntó con un arma en la dirección del oficial que sacó su arma de servicio y al parecer disparó tres veces”.

“En un primer momento una bala alcanzó al sospechoso, otra a un automóvil y una tercera no fue encontrada”, dijo Belmar a la prensa. Otro sospechoso logró huir del lugar.

“Cuando alguien apunta con una pistola hacia un policía, no se dispone de mucho tiempo” para reaccionar, justificó Belmar.

La policía de St. Louis abrió una investigación y dijo que tenía en su poder una grabación de video de cámara de vigilancia. Se anunció que se recuperó luego del incidente un arma de 9mm con su número de serie borrado, que está siendo examinada.

Las autoridades locales desestimaron el miércoles cualquier similitud con el drama ocurrido en Ferguson.
"No se puede de ninguna manera comparar esto con Ferguson o el caso Garner en Nueva York (un negro que murió también por violencia policial)", enfatizó el alcalde de Berkeley, Theodore Hoskins, en rueda de prensa.

“Nuestra ciudad es diferente de Ferguson, la mayoría de nuestra administración es de raza negra, la mayoría de nuestros oficiales de policía son negros”, enfatizó.

“Este era un hombre joven apuntando con un arma ilegal a un policía que ha respondido”, justificó la senadora de Misuri, María Chappelle Nadal a la cadena CNN.

Según imágenes de televisión, entre 200 y 300 personas se congregaron rápidamente en la noche en torno a la estación de servicio de Berkeley, donde confluyeron importantes refuerzos policiales. La policía indicó que fueron lanzados “probablemente fuegos de artificio” contra la gasolinera y la policía usó gas pimienta para dispersar a los manifestantes. Un agente debió ser hospitalizado.

La policía no identificó al joven fallecido, pero medios de prensa locales indicaron, en base al testimonio de una mujer que dijo ser su madre, que su nombre sería Antonio Martín, de 18 años.

“Su novia me dijo que la policía les había buscado problemas”, dijo la mujer que se presentó como Toni Martin ante varios canales locales. “Cuando intentó levantarse y huir, comenzaron a dispararle”, acotó.

Este es el último caso de una cadena de tiroteos mortales que suscitaron protestas generalizadas en el país contra la forma en que la policía actúa ante miembros de la comunidad negra.

Enojo de la población

La actual ola de incidentes se inició en agosto con la muerte del joven negro Michael Brown a manos de un oficial blanco en la cercana localidad de Ferguson, suburbio de St. Louis.

Ocurrido en agosto, el drama de Ferguson había generado un considerable revuelo en el país, particularmente entre la comunidad afroamericana. El oficial disparó 12 veces contra el joven negro desarmado. La impunidad que había concedido entonces la justicia al agente provocó decenas de violentas manifestaciones en el país.

Varias tragedias recientes del mismo tipo han alimentado la ira de la comunidad negra que se considera víctima de racismo por parte de la policía.

Un niño negro de 12 años fue ultimado en noviembre en Cleveland (Ohio, norte), mientras blandía una pistola de juguete en un parque infantil. En julio, Eric Garner, sospechoso de venta ilegal de cigarrillos en Nueva York, murió tras ser tomado por el cuello por un policía blanco.

El 14 de diciembre, por lo menos 25.000 manifestantes paralizaron varios barrios de Nueva York y miles más marcharon en Washington para exigir justicia.

La situación se agravó el sábado, cuando dos policías de Nueva York murieron a plena luz del día en su coche patrulla, cuando un individuo negro, quien luego se suicidó, les disparó a quemarropa en un aparente acto de venganza.

Un grupo contra la violencia policial hacia los negros convocó a una manifestación masiva en Times Square el 31 de diciembre, desafiando la moratoria solicitada por el alcalde de Nueva York después de la muerte de los dos agentes de policía.

“Ellos no tienen el derecho de pedir que dejemos de manifestar y llamemos a silencio nuestra voz (...) Tenemos que continuar nuestra lucha mientras la policía siga cometiendo estos asesinatos, en tanto el sistema judicial se niegue a perseguir y enjuiciar a todos los policías asesinos”, dijo Carl Dix, uno de los co-organizadores del evento.

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