En varios de los documentos que se filtraron desde la organización de “Negro” y “Tata” Paolantonio, los hermanos que se dedicaban a traer mercadería prohibida desde China, se repetía un apodo que llamaba la atención de los investigadores: “Pekerman”, como el entrenador de fútbol.
A manos del juez en lo Penal Económico Marcelo Aguinsky, que investiga dichas maniobras, también llegó un número de celular que pertenecía a ese personaje. Grande fue la sorpresa cuando se supo quién usaba ese teléfono: el contador Eduardo Alfredo Bernardi, nada menos que el jefe de la Aduana de Buenos Aires durante la extensa gestión de Ricardo Echegaray al frente de la AFIP.
A partir de ese dato, en las últimas horas la Justicia ordenó una serie de allanamientos al domicilio de Bernardi y de otros funcionarios de ese organismo que posiblemente estuvieran implicados en estas maniobras de contrabando a gran escala.
Cuando las fuerzas de Gendarmería ingresaron a la casa del alto jerarca aduanero se encontraron con una sorpresa todavía mayor: en un armario de la vivienda encontraron una bolsa plástica que contenía casi medio millón de dólares.
Sobre el escritorio de Bernardi también se hallaron documentos y permisos de embarques vinculados a varias de las empresas investigadas.
Esta revelación sobre la identidad de “Pekerman” podría resultar un dato sustantivo para la investigación judicial sobre las actividades de una serie de sociedades que en los últimos años, y en coincidencia con el cerrojo a las importaciones establecido desde la AFIP de Echegaray, ingresaron al país varios miles de contenedores cargados con telas, electrónicos, repuestos y chucherías de origen chino, que luego inundaban el país.
Hasta el momento, se había dictado una inhibición de bienes y la prohibición de salir del país para un centenar de personas físicas y jurídicas posiblemente implicadas. La nueva tanda de allanamientos definiría la posible complicidad de funcionarios de la Aduana.