La cumbre entre Segura y Tinelli tuvo una nueva postergación en medio de una cada vez mayor tirantez que produjo la expulsión de otro dirigente del interior que avala la postulación del conductor televisivo.
La lucha de poder entre los dos dirigentes es cruda y desde su posición ejecutiva, Segura sigue haciendo su juego, como haber echado de la vicepresidencia del Consejo Federal al entrerriano Abel Martínez Garbino, luego de expulsar a Roberto Fernández, a quien se niega a reponer en su cargo pese al reclamo de los tinellistas.
Segura atizó elípticamente el fuego que encendió su hijo Fernando, vice de Argentinos, quien resaltó las supuestas incompatibilidades que tiene el Cabezón de manejar el fútbol siendo a su vez socio del empresario kichnerista Cristóbal López. “No solamente lo dijo mi hijo, lo han dicho varias personas.
Prefiero no opinar”, sostuvo Segura, quien por lo pronto, trata de asegurarse fidelidad en el fútbol del Interior, que otorga 12 votos en la Asamblea de 75 miembros y que necesita de las cuatro quintas partes (60) para avalar, por ejemplo, el traslado de las elecciones a marzo y extender el mandato del titular afista, de lo contrario habrá acefalía y debería haber elecciones antes de fin de año.
El nuevo presidente del Consejo, el sanjuanino Alfredo Derito, un incondicional de Segura, también aportó lo suyo y cuestionó que dirigentes se “pinten la cara para ir a una guerra” en la AFA. Ante ello, Tinelli jugó su juego con ironías: “Buongiorno a todos. Volviendo de Río de Janeiro donde estuve trabajando ayer. No estuve muy conectado por acá. Todo tranquilo?”, escribió en Twitter.
Curioso porque antes de hacerlo retuiteó desde su cuenta, en la que tiene 6,6 millones de seguidores, un mensaje de un periodista en el que daba cuenta de la “maniobra del oficialismo” en la AFA de desmantelar el Consejo Federal.
El miércoles algunos dirigentes que transitan sin jugarse por uno u otro bando, sondearon la posibilidad de armar un tercer sector con Alejandro Marón como posible postulante o Víctor Blanco.
Es que muchos temen una confrontación cruda que erosione aún más la dirigencia del fútbol. Así las cosas, ayer no había ‘buena onda’ ni de un lado ni del otro para que las partes volvieran a compartir una mesa de diálogo. Por ello se postergó el cónclave, no fue reprogramado y todo hace indicar que la ‘guerra’ recién comienza.
