En los últimos años, el empoderamiento femenino y la reivindicación del feminismo ayudó a que el trabajo silencioso de muchas mujeres tomara relevancia y a la vez confianza.
El teatro, como trabajo colectivo, no es ajeno a los cambios sociales y culturales. En la historia de la escena mendocina mujeres como Gladys Ravalle, Pinty Saba o Vilma Rúpolo marcaron un camino para las generaciones de actrices y artistas que hoy se animan a tomar las riendas de un proyecto y asumir el rol de directoras.
A días de que comience la selección 2019 de la Fiesta Provincial del Teatro, esta competencia da cuenta de que cada vez más actrices son las encargadas de dirigir una puesta teatral.
Pero una vez pasada la explosión (el año pasado, esta misma fiesta tuvo un récord de participación de mujeres), ¿cómo siguió el camino de algunas de ellas? ¿Se afianzó o perdió su fuerza ? ¿Habrán virado los intereses, desde el poder discursivo inicial, que apuntaba a dejar en primer plano la violencia del sistema patriarcal, hacia otras temáticas, pero sin resignar un enfoque de género? Ellas lo explican.
"Ahora hay más multiplicida. Y se ve porque hay más mujeres. Es cierto que el porcentaje entre hombres y mujeres que dirigían era abismal", afirma Laura Volpe, quien comparte la dirección junto a Paula San Martín en "Telémaco Subeuropa", una de las obras seleccionadas para el certamen que se realizará desde el 21 al 26 de enero.
Una de las debutantes en este rol es Estefanía Ferraro, quien con su ópera prima "Nada del mundo es real" asumió el doble desafío de escribir y dirigir su propia obra. "Creo que se visibiliza más el trabajo en la actualidad. Mujeres directoras hay muchas, pero ahora con el movimiento feminista logramos que sea más visible y que se ponga en valor", reflexiona.
"En el caso de la Fiesta, que haya jurados en la selección y preselección que tengan mirada de género, eso cuenta. Al ser transversal, eso contagia y cambia ciertas perspectivas, apostando por otro tipo de mirada en el mismo espectáculo. Porque hay otras maneras de narrar en cuanto al trabajo de la mujer en el teatro. Y eso comienza a cobrar valor y tiene legitimación en estos espacios oficiales", sostiene Gabriela Psenda, directora invitada de la creación colectiva "Ciudades invisibles de mundos imaginarios".
Cuestión de enfoques
Pese a que muchos elencos no apuestan por un teatro de género, el hecho de que las riendas las tome una mujer amolda otro tipo de enfoque.
"Si bien me formé en un mundo patriarcal y con muchos preceptos, siempre tuve mi propia mirada. He trabajado con directores hombres y la directiva viene desde arriba. Y cierto autoritarismo que nosotros no manejamos, porque trabajamos muy horizontalmente", comenta Paula San Martín.
En este sentido, también se han mujeres en los roles técnicos. Por ejemplo, "Para llevar a Rosita. Apología del no", obra dirigida por Andrea Cichinelli es una obra de género íntegramente realizada por mujeres.
"Por más que no esté explícito en el trabajo, sí hay una mirada que nos caracteriza, que tiene que ver con la historia, que la percibimos de otra manera y eso modifica el trabajo", apunta Cichinelli, la directora más joven del Festival.
Agrega Psenda: “Tiene que ver con la perspectiva y la práctica. En mi caso, trabajé mucho tiempo con directores y jamás tuve una cuestión de autoritarismo. Pero creo que hay un momento donde nos estamos permitiendo otras formas. En un proceso de tener confianza sobre las propias decisiones, porque la dirección teatral uno toma decisiones de lo que queda o no. Es habitar esos roles de otras maneras y eso se ve reflejado en cómo se van ocupando los roles en lo creativo, que tiene mucho de lo técnico, lo sensible”.
"Es bueno ver que hay una luz y una consciencia diferente y que ahora ya no es lo mismo - apunta Estefanía Ferraro-. Pero no es el momento para decir que ya está, sino que falta mucho en el camino".
Cichinelli dice: "Circula un inconsciente colectivo de permitirnos nuevas cosas y el rol femenino en ciertos lugares como medios vedados. Percibo esa apertura y cuestionar las formas establecidas".
“En cuanto a la dramaturgia, en los últimos años han surgido excelentes obras escritas por mujeres. Pero que lo escriba una mujer no es condicionante para elegirla”, dice con reparo.
"Es que una elige un texto que tiene lo que querés decir. No se pone en la balanza si es una dramaturgia escrita por un hombre o por una mujer", cuestiona Laura Volpe.
A lo cual Andrea agrega: “La elección tiene que ver con eso: cuando elegí el texto por la historia había algo que lo sentía mío. No sé si tiene que ver a consciencia, sino que el discurso lo sentís más cercano”.
-¿Y existe reticencia entre los colegas?
-Paula San Martín: Creo que hay más respeto de los colegas hombres. Desde hace un tiempo aunque han sido pocas las directoras, han abierto el espacio para que se sumen otras. A veces hay cierta desvalorización al trabajo de la mujer directora y ahora hay un espacio que el hombre tiene más en cuenta. Y también hay más conexión entre nosotras y eso es positivo para saber lo que pasa. Antes había mucha competencia entre los grupos y ahora entre las mujeres se teje desde otra perspectiva.
"Nosotros estamos construyendo algo desde abajo y la gente que se sumó sabe cuáles son las reglas", asiente Paula San Martín.