Señor Julio César Bac, leí su artículo y debo felicitarlo, porque Ud. llega a los 95 años con muy buena salud, ingresos, voluntad, actividad física y relaciones, que es lo ideal.
Usted relata su ejemplo biográfico, optimista y recomendaciones que debemos tener en cuenta, y me parece por sus escritos que lo hace desde la visión de un capitalino. Yo intentaré hacer una síntesis desde mi lugar.
Nací en Palmira en zona semiurbana, donde viví hasta los 29 años. La vida era dura. Recorríamos más de 3 kms para ir a la escuela. Luego, a la tarde, los deberes y a trabajar la tierra. Tenía mi padre una hectárea donde plantábamos de todo y teníamos toda clase de animales para consumo; con mis seis hermanos trabajábamos a gusto.
Elegí el camino de trabajar en organismos sociales. A los 14 años fundamos un club deportivo. A los 15 era el secretario de una cooperadora. Empecé a trabajar en el laboratorio antes de cumplir los 17 y luego abracé la pasión por la política, que aún mantengo, aunque nunca ocupé un cargo legislativo ni trabajé en el Estado.
En el ’45 formamos el sindicato de químicos. Voté participando en las elecciones del 24 febrero de 1946. En el ’85, en el Movimiento por la Paz. Hasta acá mi actividad social y política.
Hoy tengo salud, próximo a los 90 años, aunque sordo (que se tiene la tendencia al aislamiento), buena jubilación, pero debo actuar de cuidador por mi esposa
(cumplimos 68 años de casados) por un ACV. Ahora es mi obligación, aunque cuento con la ayuda de mi hermosa y buena familia, una cuidadora, para que yo pueda tener tiempo de realizar tramitaciones, pagos, recetas, etc.
Gracias a eso dispongo de tiempo para jugar al ajedrez, usar la computadora y recibir noticias y comunicarme con mis amigos, que cada vez somos menos. Algunos más jóvenes me vienen a buscar para ir a tomar un café y charlar sobre la situación política nacional, local e internacional.
Ni el Estado ni la sociedad tienen proyectos para atender a los viejos en lo económico, como tampoco en lo social, el entretenimiento, ya que a medida que transcurre el tiempo, se vive más años.
El 75 % de los jubilados cobra el mínimo, que es ahora de $ 4.800 y que no les permite tener una vejez feliz, como a Ud y mí. Agregar a esto los obreros que están en negro o no tienen trabajo.
El Estado, empresarios y sindicatos hace mucho que acuerdan aumentos porcentuales y esto ha creado una desigualdad. Un sueldo o jubilación mínima de $ 4.000 y otro de $ 30.000, obtienen cifras muy diferentes de aumento, lo que se debe corregir.
Como ve, estimado Julio C. Bac, nosotros, aún con diferencias, somos privilegiados hay muchas más formas de llegar y de llevar la vejez.
Pedro F. López - DNI 6.825.065