Dabove y sus ‘players’ hicieron la lectura que pedía el partido y que obligaban las circunstancias. Porque para seguir alimentando el sueño de pelearle el título mano a mano a Boca hasta el final del campeonato, Godoy Cruz no podía darse el lujo de resignar unidades. Debía ganar o ganar.
No quedaba otra. ¿Puede haber algo más motivante que a todo lo expuesto anteriormente se le sume que enfrente estaba San Martín de San Juan? No, en absoluto. Concentrado, metido, movilizado, seguro y activo salió Godoy Cruz.
Se paró lejos del arco defendido por Burián e intentó hacerse ancho para explotar al Verdinegro por las bandas con las asiduas proyecciones de Angileri, por izquierda, y Abecasis, por derecha.
Y como es un equipo laburado, disciplinado tácticamente y con un mediocampo que es de lo mejor de la Superliga argentina, manejó la pelota en campo rival.
El Verdinegro esperaba e intentaba salir de contragolpe. Claro que Godoy Cruz no lo dejaba prácticamente ni cruzar la mitad de la cancha.
Era tal la presión que Viera y Cardona jugaban casi en el círculo central. Daba la sensación de que cuando el Expreso ajustara la sintonía fina se pondría en ventaja.
Lo que no pudo a través de su juego elaborado lo conquistó mediante el laburo de la semana. Tras dos córners al segundo palo (con ejecutantes diferentes), primero Ardente se exigió para sacarle el gol a Abecasis y, en el tiro de esquina siguiente -en una jugada calcada al gol de Cardona a San Lorenzo-, el receptor fue Victorio Ramis y a cobrar.
Después del gol de Pipe, el Tomba bajó la intensidad. Y de a poco, el elenco sanjuanino comenzó a generar faltas cerca del área de Burián.
Tibiamente remató Carabajal desde afuera y Mosca tuvo algunas licencias para girar y sacar un remate que salió desviado. Todo lo demás fue del equipo con atuendo gris y borravino.
Aun cuando el Expreso perdió a dos de sus hombres más importantes en el esquema (Ramis y Elías) casi en simultáneo, el equipo ni se inmutó.
Tomó aire y siguió adelante con su libreto totalmente incorporado. El cimbronazo que cualquier otro equipo (incluso más poderoso económicamente) hubiese sentido de manera lógica, este Godoy Cruz que no deja de sorprender a propios y extraños lo asimiló con la madurez de los grandes elencos.
Los ingresados Lencinas y Henríquez –dos productos de la cantera- se adaptaron tan rápido que ni se notaron las ausencias. De hecho, si no se fue 2-0 al descanso fue porque Angelito hizo una de más adentro del área luego de una de sus corridas supersónicas.
Lejos de especular ni mucho menos, el Tomba entró decidido a liquidar el pleito en complemento. Y cuando algunos todavía no se habían ni sentado, Abecasis protagonizó una típica jugada suya: amague a dar un pase, enganche para la zurda y centro llovido, perfecto, justo para que el Morro se desprendiera de la marca de Escudero y metiera un cabezazo inapelable para el 2-0.
El capo de Cuyo está en Mendoza y si hoy no gana el Rojo, el año que viene se irá de Copa otra vez.