Definitivamente, a Independiente le cuestan los desafíos ante equipos que están para el ascenso. Primero, defeccionó ante Argentinos y, anoche, al que no pudo vencer es a Chacarita. Un bajón, Lepra.
Independiente había estudiado a la perfección su plan, entendía cómo debía jugarlo. Y en esa primera parte mostraba autoridad, se plantaba a pie firme. Si bien no lograba disputarle la posesión del balón al local, lo tenía controlado. Chacarita inquietaba con la pelota parada y supo romper en un par de oportunidades por la bandas con Maxi Casa, pero principalmente con Elías Alderete, quien ganó a las espaldas de Alexis Viscarra. Era poco.
Lo que más preocupaba en Independiente era la no-tenencia del balón. La Lepra debía presionar arriba porque los de Coyette querían salir jugando desde el fondo y no lucían muy firmes.
La Lepra intentó en varias oportunidades trepar en bloque su presión aunque con escaso éxito. En una de las pocas presiones altas en las que triunfó, el Azul tuvo la más clara de la etapa inicial. Viscarra había robado y asistió a Emanuel Reinoso, quien definió mal, al cuerpo del arquero. Allí estaba la llave.
Había que hacer efectiva esa asfixia a la última línea del local para llevarse algo más importante desde San Martín. Pero a los 2 minutos del complemento hay cambio de planes.
Oroz asiste a Zúñiga, quien desborda por izquierda y mete el centro al segundo palo para que Salinas (con plancha) ponga el 1-0 en lo que fue casi un calco al segundo gol sufrido ante Argentinos. ¿Y ahora? Cambio de planes y la no-posesión del balón pasaba a tomar la dimensión de 'problemón'.
De hecho Independiente nunca le encontró solución y jamás logró inquietar a Pedro Fernández, que se aburría horrores. Chacarita sostenía su corta diferencia con gran holgura por mérito exclusivo de la visita, que cambiaba nombres y dibujo para que nada cambie.