Conocer a partir de experimentar las cosas de su entorno, aprender desde la necesidad de cada uno y con la curiosidad como motor, son algunos de los principios con que trabajan los pequeños del colegio de nivel inicial Semillitas de Colores, en el departamento de San Rafael.
En este jardín ubicado en la avenida del Trabajo N° 1855, al que asisten 64 niños de 45 días a 4 años, se trabaja con la pedagogía Reggiana, de origen italiano, que tiene tres pilares básicos: el ambiente, la documentación pedagógica y los talleres artísticos.
Por eso los espacios son amplios, sin puertas, sin cierres de un lugar a otro y con un lugar preferencial para el contacto con la naturaleza.
A las 15.30 de un jueves la actividad en el jardín es la habitual. Mientras que un grupo de chicos se prepara para una experiencia donde continuará aprendiendo de las semillas, una de las pequeñas duerme.
A los pocos minutos se despierta y se une al grupo. Los niños y las seños Carina Fanara (directora ad honorem de la institución) y Marcela, que trabajan en pareja pedagógica, les dan naranjas y los chiquitos empiezan a contar lo que saben de la fruta, a aventurar preguntas e imaginar qué podrían hacer.
Luego bañarán los gajos en chocolate, pero antes separarán las semillas, el origen de esta clase de colores, sabores y texturas.
"Es que a partir de semillas que encontraron en las frutas surgieron muchas preguntas de los chicos. Entonces las plantaron, las cuidaron, vieron nacer las plantas y se comenzó con otro proyecto con el que trabajan los niños, que es una huerta", contó a Los Andes Andrea Bedetti, profesora de psicología y representante legal de la escuela.
“Ahora encontraron que las hormigas les están comiendo las hojas, así que con lupas están investigando qué les hacen”, señaló. Mientras tanto el patio es un alboroto, con todos los niños preocupados por “los bichos en las plantas”.
“Hay una huella gigante de araña”, afirma uno de ellos mirando a través de su lupa y todos se agolpan junto a él para verla. Entonces comienzan los cuestionamientos sobre las arañas, que seguro derivarán en otra investigación que también quedará documentada en fotos e informes que las seños muestran a las familias y que remplazan a las carpetas convencionales.
Descubrir el conocimiento
Si bien el jardín funciona desde 2012, fue al año siguiente cuando recibió la autorización de la Dirección General de Escuelas. Hasta el momento trabaja con niños de 45 días a 4 años, y en 2017 abrirá la sala de 5.
Articula con tres colegios privados y tres públicos de la zona -República de Siria, Roca y San Martín- para que los niños ingresen a primer grado luego de realizar el nivel inicial en el Semillitas de Colores.
El horario pedagógico es de 9 a 12.20 y de 15 a 18.20. Sin embargo, el jardín abre sus puertas de 7 a 19 para brindar una ayuda a aquellas familias que, por razones laborales, deben llevar más temprano -o retirarlos más tarde- a sus hijos.
Durante todo el año trabajan diferentes proyectos y talleres donde lo artístico tiene un lugar preponderante. El incentivar la creatividad de cada pequeño es uno de los objetivos, además de inculcar en los niños valores de solidaridad, cuidado del medio ambiente y salud, entre otros.
“Los papás participan activamente. Algunos profesionales colaboran con talleres para que los chicos aprendan a comer o cuidar los dientes, por ejemplo”, contó Bedetti.
Todos se suman a los proyectos, como juntar alimentos, juguetes y ropa para una escuela rural o embellecer el patio, como también el proyecto de cocina, entre otros.
Todos los días 9 docentes reciben a los niños y desarrollan diversas actividades con ellos, para que, a partir del propio descubrir, los chicos sean los constructores de su conocimiento, además de ver los temas del diseño curricular que deben cumplimentar.
El cuidado de la naturaleza y la importancia de reciclar también son ejes del tipo de enseñanza que comparten en el jardín, que ya tiene abierta la inscripción para todas las salas, incluida la de 5 años que se abrirá el año próximo.
Puntos clave de esta propuesta educativa
La pedagogía Reggiana surgió en Italia después de la Segunda Guerra Mundial y es difundida por el pedagogo Loris Malaguzzi. Internacionalidad, creatividad, investigación y educación, son las cuatro líneas base del trabajo y que definen el sentido de la propuesta pedagógica de las escuelas infantiles de Reggio Emilia.
En esta propuesta la educación artística es una seña de identidad, tanto por la creación del espacio taller como la del “tallerista” en la escuela y el interés por destacar la importancia de la creatividad, la metáfora, el símbolo y la investigación como una manera fundamental de desarrollar el aprendizaje durante la primera infancia.
Esta propuesta destaca la participación de las familias, la gestión social y la documentación como llave de lectura y de valoración de los procesos de aprendizaje de los niños.
