Otra de gitanos: estafaron a una fundación

Las víctimas son de una ONG de Córdoba dedicada al reciclaje. Vinieron a Mendoza a comprar una camioneta, pagaron 128.500 pesos y no se las entregaron.

Otra de gitanos: estafaron a una fundación

Una ONG de Córdoba fue estafada por un grupo de gitanos que tenían a la venta una camioneta Ford Ranger. Integrantes de la fundación llegaron a Mendoza, se juntaron con una supuesta gestora, pagaron 128.500 pesos de contado y jamás les entregaron el vehículo. Obviamente tampoco recuperaron el dinero. El director de la fundación planea instalarse con una carpa cerca de donde viven los timadores hasta que le den la plata o el rodado.

Héctor Albaretto lidera Ceipost (Centro de Estudios e Investigaciones Políticas, Sociales y Técnicas), cuyo objetivo es que las bellezas que ofrece la provincia de Córdoba -uno de los centros turísticos más codiciados por los viajeros- no se vean opacadas por plásticos, botellas y materiales que, pudiendo reciclarse, comúnmente terminan desparramados en la calle.

Para mediados del año pasado, los integrantes de la fundación comenzaron a notar algo problemático: la vieja Ford F100 (modelo 68) que usaban para recorrer las ciudades y buscar objetos que reutilizar, así como trasladar cestos para ubicar en la vía pública, estaba a punto de “dejarlos a pata”. Ya para el vehículo no había reciclaje posible.

Por eso, Albaretto comenzó a buscar en internet un rodado que se ajustara a lo que necesitaban. La búsqueda terminó cuando encontró lo que realmente necesitaba: una Ford Ranger XL plus, modelo 2006, diésel.

Según el aviso publicado en la página web OLX, la camioneta tenía 77 mil kilómetros recorridos y valía 125 mil pesos, lo que la convertía en una ganga. Albaretto actuó con rapidez para que ningún otro interesado en la Ranger se la ganara y se comunicó con el vendedor, que resultó ser de Mendoza.

Ni plata ni camioneta

“Empezaron una serie de muchas llamadas de averiguación y negociación, hasta que llegamos a un acuerdo”, cuenta Albaretto rememorando lo que vivió a mediados de noviembre pasado. Cuando ya estuvo todo cerrado, sus dos hijos varones -de 29 y 17 años- viajaron en colectivo a Mendoza con la idea de volver a “la Docta” en la Ranger.

El viernes 20 los hermanos llegaron a la Terminal de ómnibus, donde los esperaban dos hombres: uno con el que habían hecho las negociaciones telefónicamente y otro desconocido. Pero lo más importante de todo fue que se trataba del primer contacto que tuvieron con la Ranger, una "súper nave" comparada con la vieja F100.

Los cuatro viajaron en el vehículo hasta la casa del vendedor, ubicada sobre el Acceso Este en Rodeo de la Cruz, donde se haría la transacción. Cuando llegaron se encontraron con que el predio estaba ocupado en su totalidad por gitanos y que estaban divididos en “clanes”.

Lo que vino después estuvo lejos de cumplir los sueños de los recicladores. Fue una combinación de “engaño y fraude, muy aceitado para desgracia nuestra”, se lamenta Albaretto.

Los hermanos y los gitanos fueron a hacer la verificación técnica para llevar a cabo la transferencia. Luego llegó el momento de firmar el formulario 08, cosa que los compradores se negaron a hacer sin la presencia de un escribano.

Pero los gitanos rápidamente se comunicaron con una supuesta gestora e hicieron todos los trámites bajo la presencia de la mujer, que abandonó la reunión con la excusa de ir a la AFIP a concluir el trámite.

Los hermanos entregaron los 128.500 pesos y se sentaron a esperar a que les dieran la camioneta, pero esa espera ya lleva casi cuatro meses.
Timados

Como las horas pasaron sin novedades, los gitanos argumentaron problemas de último momento con la AFIP diciendo “estar pasados en facturación para la categoría  de monotributo a la que pertenecían”.

Para entonces el dinero ya había desaparecido por lo que los hermanos debieron volver a Córdoba en colectivo y con un pagaré en los bolsillos.
Además de la plata que los Albaretto perdieron, deben pagar cuantiosas boletas de telefonía: cada vez que hablan con los gitanos reciben como excusas "tener problemas con la AFIP, que se les ha muerto un pariente o enfermedades", entre otros cuentos que, a diferencia de los infantiles, por ahora no tienen un final feliz.

"Acamparé cerca de ellos"

Héctor Albaretto no se va a quedar con las manos cruzadas. Planea venir a Mendoza a realizar la denuncia penal -motivo por el cual en la nota no se mencionan los nombres de los gitanos- y “armar una carpa” en el barrio donde viven los estafadores, hasta que le den una solución, ya sea económica o de “cuatro ruedas”.

Tenemos el “deseo de que se haga justicia por medio de una protesta cívica, pacífica pero inteligente y racional”, dice mientras espera que la Justicia local actúe ante su reclamo.

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