Osvaldo "Cacho" Santoro, a los 70 años, carga en sus espaldas una carrera actoral en las que mezcló teatro (su gran pasión), con cine (ha filmado en España y otros países) con populares tiras de tevé ("Poliladron", "Mi cuñado", entre otras). Se considera, claro, un actor de "otra generación".
Aún así, entiende que las sociedades cambian y siempre hay algo nuevo que aprender. Junto a un grupo de actrices, todos integrantes de la Fundación SAGAI (una ONG que reúne a artistas, directores y productores), presentaron un trabajo/encuesta en donde se revela, entre otros puntos, entre las 1116 personas encuestadas del mundo del espectáculo, un 75% de las mujeres dijo haber sido víctima de malos tratos en el trabajo y un 66% afirmó haber padecido una situación de "acoso sexual".
-Su colega actriz, María Fiorentino, a propósito de las denuncias por malos tratos y abusos, opinó que estaban "naturalizados" en el ambiente artístico…
-Creo que hay que tener equilibrio hoy más que nunca, para incluso darle valor a esta denuncia tan aberrante (la de Thelma Fardin contra Juan Darthés). Si no podría llegarse a un punto de desvirtuar todo esto. En los medios yo recomendaba primero hacer la denuncia, bien hecha. Este hecho puede ser una bisagra. Lo que dice María, sí, había situaciones que estaban “naturalizadas”…
-¿Qué sería eso?
-Naturalizada significa que, de repente, había un productor, alguno que hace casting, que pasaba la línea de las expectativas que tenía ese actor o esa actriz con respecto al papel a conseguir. En esas indicaciones de “hacé esto o hacé lo otro”, se entra en una zona oscura… Ahora cuando la cosa llega a mayores como en este caso, es distinto.
-¿Es probable que esa "naturalización" tenga que ver con una generación de artistas y que las nuevas camadas se han rebelado?
-Sí, es cierto. Hay que admitir que las sociedades evolucionan. Así como hoy tenemos el matrimonio igualitario, algo que es normal en el mundo, es lógico que todo esto aparezca. Es cierto que en nuestra época… bah, estaba “la picaresca”, nadie puede negar eso… Y eso empieza ya a tomar un cariz distinto en las mujeres y sobre todo en las mujeres jóvenes que se han empoderado de tal manera, que se subieron a una ola verde muy clara que yo aplaudo. Hay que empezar a limpiar esos grises que son extraños, donde vos a lo mejor le decís algo a alguien y ya pasa a ser un acoso.
-Usted dijo haber actuado con Thelma Fardin.
-Sí, Thelma trabajó conmigo junto a otros chiquitos, que creo que eran ocho, no recuerdo bien, en el año 2001, en plena crisis. Era producción de Carlos Rottemberg, con una obra que habíamos escrito con Manuel González Gil, protagonizada por un adulto y chicos que eran “Pequeños fantasmas”, así se llamó la obra. Ahí estaba Thelma. Venía siempre acompañada de la madre. También estaba Gastón Soffritti, que hoy es muy conocido. Los padres cuidaban a los chicos, venían y se quedaban con nosotros. Yo pedía por favor que los padres estén siempre por mil razones.
-¿No siempre es así?
-No, de pronto se fue naturalizando que estaba bien que los padres lleven los chicos a las grabaciones y se fueran. “Les dejo la nena”, decían y se iban. Y la nena deambulando, solo cuidada con los que teníamos alguna responsabilidad, pero tampoco uno puede hacerse cargo de todo. Por eso ahora estamos haciendo un protocolo de buenas prácticas.
-¿Cómo es eso?
-Estamos trabajando. Ya tenemos un material que nos pasó Asumpta Serna (actriz española); ella hizo un código que está aplicado en España. Y también el sindicato de actores de los Estados Unidos, después de lo que pasó con (Harvey) Weinstein. Nosotros dijimos “tenemos que tener un código propio”.
-Usted mencionó el cuidado de los padres en los sets de grabación o salas de ensayo. ¿Qué otras situaciones debería contemplar un código o protocolo?
-Por de pronto, tiene que contemplar a todos. Actores y actrices, productores, vestuaristas, iluminadores, cámaras y asistentes. Todos deberíamos firmar este acuerdo para tener ciertos recaudos y evitar que sucedan estas cosas. El protocolo, por ejemplo, debe atender escenas que inevitablemente hay que hacer porque la ficción así lo requiere y donde solo debería asistir la gente indispensable para la grabación y no que se sume gente para mirar la escena.
En 2008, protagonicé una película que se llamó “La vida empieza hoy”. Se filmó en Barcelona. Tenía una escena fuerte con una actriz española. La directora dijo: “quedo yo y el camarógrafo, buenas noches a todos”. Y se fueron todos del set. Ese cuidado puede evitar que pasen cosas. Hoy, muy sensibilizados todos, puede haber gente que recuerde haber filmado una escena fuerte en medio de mucha gente que no era indispensable allí. Un código de comportamiento va a ayudar.
-Gran parte de las denuncias de acoso, y también de maltrato, tienen que ver con relaciones de poder, indicó la encuesta del SAGAI.
-Ahí está la clave de todo. El abuso del poder, sea éste, chico, grande o mediano, porque no es necesario que haya un Weinstein, un productor enorme de los Estados Unidos, un todopoderoso. Puede haber una situación de abuso en un simple casting, donde se le ordena “hacéme esto desnudo” sin que sea necesario, y el chico o esa persona lo hará porque le dicen que así va a tener “más posibilidades”. Este juego perverso es el abuso del poder. Y se da en todas las situaciones de la vida. Jefes y empleados, en el periodismo, en la oficina… Pero en nuestro mundo es muy evidente.
-¿Por qué?
-Porque la aspiración a ser estrella, alimentada por el medio, por querer ser como aquél, o mejor que el otro, es mucho más exacerbada.
-¿Pudo hablar con Thelma Fardin?
-No, no hablé desde que actuamos juntos. Tengo referencias de ella, incluso formó parte de una lista opositora en SAGAI, por lo que entiendo es alguien que se preocupa por los actores. Por referencias, tengo entendido que es una chica intachable.
-¿Y en el caso de Darthés?
-Trabajé alguna vez con él. No tuve una mala relación pero tampoco somos amigos. Era un tipo más bien reservado.
Algunos de los resultados de la encuesta de SAGAI
La Fundación SAGAI presentó días atrás algunos resultados de una encuesta en la que se viene trabajando desde hace más de un año.
Si bien el trabajo apunta a una problemáticas más abarcativa que "el mal trato" o el "acoso sexual", se dieron a conocer conclusiones referidas a estas situaciones. Así, de 1116 encuestados, un 82% dijo haber visto "malos tratos en otros", mientras que un 75% de las mujeres encuestadas dijo haber sido maltratada.
Un 66% de las mujeres y un 32% de los hombres afirmó haber sido víctima de "acoso sexual". Solo un 38% dijo haber visto una situación de "acoso sexual". Según Georgina Sticco, de la consultora "Grow. Género y Trabajo", ese porcentaje tiene que ver "con que los abusos ocurren en ámbitos privados".
La encuesta, que procura arrojar conclusiones que colaboren a mejorar las relaciones laborales y sobre todo, las diferencias de género, indicó que un 66% de las mujeres consultadas dijo que "ser madre" había "impactado negativamente" en su ámbito laboral.