La de Osvaldo Laport (60) es una carrera atípica. Y lo confirmará con sus palabras varias veces durante esta entrevista: sí, fue galán de muchas caras (indio, guardaespaldas...), transgresor en la pantalla y sobre las tablas, director teatral ("es orgásmico lo que me sucede como director", confiesa), cantante melódico y folclórico (con dos discos editados) y además embajador del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en la Argentina...
La pregunta es obvia: ¿Qué no has hecho, Osvaldo? Pues hasta el estreno de "Sálvese quien pueda" (el 23 de diciembre del año pasado, en Carlos Paz, éxito en convocatoria) no había incursionado en una comedia de este estilo, con una cuarta pared quebrada que implique interactuar y jugar con el público.
Y en cuatro fechas en Mendoza, podremos saber bien de qué se trata: aquí interpreta al doctor Pietrapane, un juez federal narcisista al que Laport no duda en calificar como "patético" y "bizarro". El elenco que lo acompaña está encabezado por Flor de la V (ver cuadro).
Ahora acaba de llegar de Uruguay, su país de nacimiento, adonde viajó para participar en un acto por el Día Mundial de los Refugiados (20 de junio). Allí interpretó un poema desgarrador acompañado por tambores de comparsa, por lo que al regresar trajo un golpe emocional y cansancio acumulado. Aún así, concede a Estilo unos minutos.
-¿Qué palabra usarías para definir tu carrera?
-Privilegio. Primero porque he hecho una carrera atípica, con personajes atípicos y éste es otro de mis personajes atípicos. ¡Es patético este personaje! Pero es verdaderamente fantástico para interpretar, para poder disfrutarlo y poder reírme de él. Y privilegio también porque los productores me siguen convocando para hacer personajes en los que saben que me tiro a la pileta, con agua o sin agua, y nado. Lo digo con total humildad, es la línea que he marcado durante toda mi vida, tratando de hacer personajes con cierta transgresión y estar siempre al filo de la navaja.
-Muchos quedaron en la historia...
-Sí, terminaron siendo personajes que quedaron y, si bien en el teatro los personajes no quedan porque no tienen en general la repercusión de un personaje en la televisión, estoy recibiendo buenos comentarios de mi laburo.
-Siempre comentás que tuviste en un momento de tu carrera la idea de "intelectualizarla" y dejar de ser (o ser más que) un sex symbol.
-Bueno, creo que todos los actores quisimos y queremos ser en algún momento Alfredo Alcón, y él fue uno solo, que se permitió -en su última etapa como actor- poder transgredir y hacer personajes en la televisión que rompieron estructuras. En la juventud uno siempre quiere hacer de “Hamlet” y los clásicos, y de pronto me perfilé a través de Catriel, el indio (“Más allá del horizonte”, 1993), que también fue un privilegio, hay que decirlo. Por eso hablo de una carrera atípica y diferente, y con todo el respeto del mundo lo digo: no ha habido otro Catriel, no ha habido otro Guevara (“Campeones de la vida”, 1999), otro gitano (“Soy gitano”, 2003), otro profesor de literatura que baile tango (“Franco Buenaventura, el profe”, 2002) y otros tantos personajes que me han tocado en suerte...
-Ahora, que podés mirar en retrospectiva, ¿crees que tu aspecto físico fue más una ayuda para abrirte camino o un karma?
-No, no reniego para nada, al contrario, eso también me permitió marcar una diferencia, una tendencia, y hoy sigo trabajándolo, no solamente por una cuestión estética sino también por una cuestión de salud, y más a esta altura de mi vida, ¡con casi 61 pirulos, imaginate! Lo hago más por salud que por estética ya, pero obviamente me encanta seguir cuidando mi lugar de galán, y las chiquilinas, que según Sebastián Almada son “las que me dejó Sandro”, las que van a verme al teatro, me dicen cuando salen que querían ver mis músculos, pero se encuentran con un personaje totalmente bizarro y antigalán.
-¿Y crees que esta nueva década te va a abrir ese espacio?
-No, yo quise intelectualizar mi carrera después de Catriel, que me llamaron siempre para hacer personajes con torso desnudo y cierta exposición, y yo empecé a decir que no. Imaginate que era muy joven, y cuando empecé a decir que no me morí de hambre y tuve que volver y aceptar. Una vez que entendí que esa era la puerta que se había abierto, lo intelectual también pude hacerlo. Ahora, por ejemplo, estoy dirigiendo “Beatnik: una historia verídica”, sobre la generación beat, un teatro de culto y de texto. También hice un montón de obras que nunca salieron de gira, así que no es algo que se me abra recién en esta década, lo vengo haciendo siempre, por eso también hablo de una carrera atípica...
-Desde principios de mes te vemos con Soledad Silveyra en Telefé presentando la novela turca "Tiempo de amar".
-Cuando nos llamaron para presentar esta novela fue un poco una inquietud mía junto con la de los directivos del canal, porque queríamos buscar algo diferente y no estar sentados siempre en un sillón y hablar de una novela, sea turca, sea nuestra, venezolana, mexicana o brasileña, como otras etapas de productos de diferentes nacionalidades que han estado en nuestro país, como los míos que han estado y siguen estando en otros países...
-¿Pero ves con buen o mal ojo este desembarco masivo en las pantallas de ficciones tan lejanas?
-Yo no podría ser egoísta y decir que no vengan productos enlatados acá. Está bien que vengan, como siempre vinieron, el tema es que no vengan tantos, porque la plaza nuestra no es Hollywood, es muy pequeña.
-¿Hubo nostalgia en el reencuentro con Solita (fueron protagonistas de "Amor en custodia", 2005)?
-Bueno, los dos somos amigos, nos vemos siempre, así que si es estar frente a una cámara nos divertimos mucho y siempre es una alegría estar con la “Flaca”. Además siempre está la inquietud de volver a hacer algo juntos como personas adultas. Ya vendrán nuevas historias de ficción que sorprendan y no sean tan obvias y tan predecibles...
"Sálvese quien pueda" se embarcó en una gira por todo el país y en ese marco hoy llega a Mendoza con cuatro fechas.
Sobre la comedia
Luego del exitazo en Carlos Paz, "Sálvese quien pueda" se embarcó en una gira por todo el país y en ese marco hoy llega a Mendoza con cuatro fechas. El libro está a cargo de Sergio Marcos y Martín Guerra, y la dirección es de Rodolfo Hoppe.
Protagonizada por un elenco estelar que incluye a Emilio Disi, Flor de la V, Osvaldo Laport, Sebastián Almada, Federico Bal, Ailen Bechara, Macarena Rinaldi y Celeste Muriega, aquí vemos una extraña clínica, donde el rigor médico brilla por su ausencia. Y es Mónica (Flor de la V) quien dirige la institución con la ayuda de Hermes (Sebastián Almada), su asistente.
Al lugar llegan Gino (Emilio Disi), un mafioso italiano que necesita operarse el rostro para cambiar su identidad, el doctor Pietrapane (Osvaldo Laport), un juez que viene de incógnito para someterse a una lipoaspiración, y Maxi (Fede Bal), un ladrón que busca refugio tras asaltar una joyería.
Como si fuera poco, se suma una periodista que anda buscando primicias, una enfermera sensual y una paciente que resulta víctima involuntaria del caos que se empieza a generar. Es que, para colmo de males, todos quedan encerrados en el edificio...
La ficha: "Sálvese quien pueda", con Emilio Disi, Flor de la V, Osvaldo Laport, Sebastián Almada, Federico Bal, Ailen Bechara, Macarena Rinaldi y Celeste Muriega.
Dirige: Rodolfo Hoppe.
Funciones
Hoy, a las 21.30, en el Teatro Roma, de San Rafael.
Mañana, a las 21.30, en el Auditorio Municipal de Tunuyán.
Sábado a las 21.30 y domingo a las 20.30, en el Teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz).
Entradas
Platea Baja A $ 480, Platea Baja B $ 430 y Platea Alta $400.
Se pueden adquirir en las boleterías de los teatros, en www.1000tickets.com.ar, venta telefónica al 0810-777-8484 y en calle Alem 22, Ciudad.