El de los dibujos, es un imaginario curioso: hay una mujer soñando sobre una cama de clavos, un Lucifer que juega a las escondidas, un Charly García esperpéntico que repite un clavado olímpico hacia el centro de una flor.
Y entre las espinas de los cactus que le gusta pintar, una pared con retratos. "Gente de la cultura local (poetas, pintores, pensadores) a los que les asigné la estampa de algún personaje", explica Oscar Reina, mientras aprecia uno de los rostros que hizo a Rotring: el del pintor y escritor Leo Pedra con el traje de Tony Montana, caracterizado como el capo de Scarface.
Los dibujos de Reina podrían pertenecer a una baraja neocriolla. A una cuyana baraja imaginaria donde iconografías, referencias y raíces participan de una combinatoria personal. Está su gato y la mujer que ama. Y está la estampa del conquistador español representando a un baqueano en un desierto de espinas. Hay un holgazán durmiendo entre púas. Y, boca abajo, una soñadora sobre pinches.
Escribió: "Soy un pintor que cree en la pintura. No tanto en el llamado 'mensaje'. El mensaje es la pintura. En lo personal, el tema de la pintura, es 'la pintura'. Lo demás son excusas, puntos de partida, motivaciones, estímulos, pretensiones".
Y continúa: “Ahora, el tema, como pintor, o como individuo si se quiere, claro que importa. No como mensaje, ni como vehículo desde el cual moralizar, o concretar editoriales; sino como soporte emocional, anímico, para lanzarnos hacia el hecho estético”.
Es, también, un hombre de Radio. Una de las voces del programa "Un reo meditabundo", que lleva 25 años en el aire. "Pueden importarme muchas cosas del conflictivo mundo que nos rodea. Cosas que, de hecho, me importan y mucho. Como la injusticia, la segregación, la pobreza o las guerras. Puedo coincidir en eso con el espectador, o no. Podrá unirnos en la simpatía ideológica o moral, pero la pintura es (como dije antes: para mí) otra cosa".
Precisa: “Es un hecho estético, plástico, visual, un asunto de masas y de formas, de colores y de líneas entre las cuales el espectador sabrá leer otros asuntos tal vez, que desde luego, escapan a mi voluntad artística, porque la obra una vez que sale del taller, ya no me pertenece, y es completada por quienes le aporten otra mirada”.
Sus dibujos y pinturas se pueden apreciar este mes en Mandrágora Galería (25 de mayo 780, Ciudad), de lunes a viernes de 17 a 21.