Si antes Oscar Martínez era un actor de prestigio, avalado en sus trabajos por la crítica y respetado por sus pares como uno de los ‘notables’; hiciese lo que hiciese: desde una tira televisiva hasta una obra teatral en el San Martín. Hoy ese halo de ‘grandeza’ se expande un poco más.
Porque hay premios que cambian la vida profesional de un artista, más allá del éxito o la masividad, y eso es exactamente lo que está transitando Martínez.
Es que la Academia Argentina de Letras (AAL) le comunicó que será el nuevo integrante de la prestigiosa institución responsable del estudio y el asesoramiento del uso del idioma español en el país.
Oscar es popularmente conocido como un destacado actor. De hecho, gracias a su último trabajo en "El ciudadano ilustre", ganó el Premio Platino como mejor actor por su protagónico. Además, dicha película se quedó con el Premio Goya al mejor filme iberoamericano.
Pero lo cierto es que Martínez como dramaturgo también se ha destacado mucho en su carrera. Entre algunas de las obras de su autoría se lucen “Ella en mi cabeza”, “Días contados” y “Pura ficción”. Incluso, este año lanzó “Ensayo General: apuntes sobre el trabajo del actor”.
Martínez puso de manifiesto que con su manera relajada de pronunciarse y su rico discurso lingüístico hay sobradas razones por las que fue elegido por la institución.
Orgulloso por la distinción, reveló que todavía está “abrumado por la noticia” y advierte, con humor, a los responsables de la decisión: “Cuando me lo comunicaron, les dije que lo repensaran”.
-Es oficial: ¿qué se siente ser miembro de la Academia de letras?
-La verdad que no estaba en el bolillero esto. Es un honor muy grande. Creo que todavía estoy en shock. Y pienso, ‘¿no será demasiado?’ Me sorprendió que la Academia quiera tener un miembro que represente el cine y el teatro. Yo he escrito obras, pero soy más reconocido como actor que como dramaturgo. Es un gran honor, un desatino o un exceso.
-¿Te esperabas semejante distinción?
- Yo sabía, extraoficialmente, que estaba propuesto. La novedad es que se concretó. Hace un rato me dieron esa noticia y estoy muy agradecido. Esto me da la pauta de que a uno lo mejor no le pasó. En varios aspectos, no solo en lo profesional.
Esto no es un premio. No hay un certamen, es una distinción que sí tiene que ver conmigo pero por ser un trabajador del ámbito cultural.
-¿Este tipo de reconocimientos, son incluso más disfrutables que anhelar un Oscar?
-En esta profesión, yo sé que lo del Oscar puede suceder. O no. Es una de las posibilidades que se desprenden de mi desempeño profesional a lo largo de 40 años. Tal vez, uno se destaca en algún trabajo y tiene esa oportunidad. Pero esto lo vivo como algo inherente a la profesión.
En el menú no estaba, por eso me honra. Y porque además de ser un ávido lector yo me enamoré de la literatura y de la palabra en mi adolescencia. En lo íntimo lo vivo como algo muy especial y emotivo.
-¿Cómo te lo anunciaron? ¿Hay una tradición para el ingreso de nuevos miembros?
-Algo así. Un miembro de la Academia me llamó por teléfono y me dijo: “Te voy a pasar con el presidente (José Luis Moure)”. Luego de anunciármelo, me dijeron que me iba a llegar un mail y que contestando ese mail se iba a formalizar mi ingreso. De todas maneras, el año que viene me presentarán oficialmente y ahí tendré que preparar un discurso.
-No es para presionarte pero, ante tantos profesionales de la lingüística, ¿no será el discurso más difícil de tu carrera?
-Sin dudas: el que más me va a costar, pero el que más voy a disfrutar. Sinceramente estoy muy orgulloso por esta distinción. Mi trayectoria como actor, haber escrito obras y dirigido otras, eso me avaló para ser la persona representante de estas disciplinas.
Desde su establecimiento, el 13 de agosto de 1931 en Buenos Aires, la AAL mantiene lazos con la Real Academia Española. Es decir que Oscar también será miembro honorable de la RAE.
“Me dijeron que en tres meses me llegaba un certificado imperial, como miembro de la Real Academia Española. Es decir, el Rey (Felipe VI) reconoce mi nombramiento”, contó orgulloso.
De todas maneras, más orgullo le da a Martínez ingresar a un grupo selecto de actores que han pasado por la Academia de Letras como Fernando Fernán Gómez y José Luis López Vázquez.
“Ellos fueron miembros sí, pero para mí más que eso porque fueron figuras muy representativas de la cultura. Trasciende el quehacer específico de lo que hacemos. Estoy muy honrado”, concluyó.