Casi como un monólogo, el Chino se sentó y comenzó a contar su carrera.
“Hay gente que se equivoca. Me dice que me escuchaba desde 1978 para el Mundial. ¡Nooo! Yo comencé a trabajar a los 14 años, me mandaron a la Academia de dactilografía, llegó un empresario buscando al que escribiera más rápido. La directora le dijo: ‘Te puedo recomendar a Zavala’ pero es muy chico, tiene 14 años’. Le preguntó: ¿pero es 'seriecito'? Y ahí comencé en esa empresa de granulado volcánico. No existía problema por el trabajo infantil.
Ahí me puse el saco y la corbata y no me lo saqué nunca más. Luego comencé a trabajar en el comercio, en Modart (vendía trajes). Un vendedor ganaba 4 veces lo de un administrativo. Luego me quedé sin laburo.
En 1982, durante el Mundial de España, ya me había iniciado en esto que fue un hobby pero se transformó en pasión o vocación: las estadísticas del fútbol, yo ya las llevaba desde hacía mucho tiempo, desde 1971. Pedro Montenegro, diputado radical, me llevó a Radio Nacional como invitado. Era una rareza (como un tipo que coleccionaba estampillas), tener todas las estadísticas del fútbol mendocino. Hasta que me ofrecieron quedarme y hacer el programa ahí. Me la jugué.
-¿Y después?
-Llegué a Libertador. Había ganado el radicalismo y me llevó Guevara Márquez. Hice remplazos, hasta que quedé. Yo no quería tener una pelota en la cabeza. Sentí que debía interiorizarme, cultivarme. Ahí conocí a Ernesto Longhin, un tipo muy culto que me ayudó muchísimo. Intenté suplir mi falta de una carrera universitaria con adquirir conocimientos. Ser autodidacta.
-¿Y de ahí?
-Me echan de Libertador, ya me conocían, tenía cierto nombre y en 1985 me llaman de LV10. Yo estaba en prensa de lunes a viernes y el fin de semana hacía deportes. Lo sentía como un premio poder trabajar en lo que tanto amaba, el deporte. Cobraba por prensa, pero nada por lo otro y no me importaba. Tenía franco solamente los lunes.
-¿Cuándo arrancaste con la central informativa?
-De arranque, en 1983 en Libertador. Sin Internet, era un ejercicio, auricular doble. En uno escuchaba al Gordo Muñoz; en otro, el aire con nuestra transmisión.
Ustedes que están haciendo el Suple 50 años, les voy a hacer una pregunta. ¿Puede haber una emoción más grande que un River- Boca, año 71? No se transmitió porque acá se transmitía el fútbol de la Liga, el local. Cuando acá juega el “ArgenRacing”, debuta en San Martín, nuestra trasmisión fue Huracán-Maipú y ninguna radio transmitió. Me llamaban de todos lados, era una noticia nacional y no lo cubríamos. Cuando acá por Eliminatorias juega Chile-Venezuela, porque los chilenos tenían la cancha suspendida, nosotros hicimos Maipú de visitante. Me llamaban de las radios chilenas. Era así, tanto los medios como el oyente y el auspiciante, priorizaban lo local.
-Todo cambió.
-Un día el Gordo Alfredo Márquez me dijo: llegará un momento en que la gente pedirá más Boca, más River. Hay más hinchas de esos equipos que de los equipos mendocinos. Ese momento llegó con la televisación de AFA. Pero éramos tres radios muy fuertes: las centrales informativas eran Luis Azcona, Márquez y yo. El Gordo con el único que compartió central informativa fue conmigo. Fue muy generoso.
-Mucha competencia.
-Pero la relación era excelente. Una vez se enfermó el relator de Nihuil, César Robles, y nos pidieron prestado al ‘Tula’ Castro. Pedir prestado un relator a la otra radio era posible. Hoy sería algo impensado.
Claro y sin pelos en la lengua. Así como fue siempre, Oscar Arnoldo Zavala. Simplemente el Chino.
Ping Pong
Un político. "Raúl Alfonsín. Por honestidad y conocimientos fue el mejor. Me di el placer como locutor de presentar al doctor Alfonsín en una visita a Mendoza y no tengo nada más que el recuerdo porque en ese momento no se usaban las fotos ni mucho menos las selfies".
Un equipo de fútbol. "Reggi, Gramari, Pereyra, Dubrowcycz y Maryllack; Márquez, Tebez y Monárdez; Salguero, Barroso y Guzmán. San Martín de 1974, era un equipo casi invencible, me encantaba. Tenía una linda relación con la mayoría y en San Martín todo era diferente porque llegaban los Nacionales y en ese momento la gente apoyaba al equipo de Mendoza que jugaba: Gimnasia, San Martín, Independiente, Godoy Cruz o el que fuera".
Un jugador. "A mí me gustan los habilidosos como el Caio Logiácono y Pancho Monárdez. Maradona en su momento me hizo llorar de emoción. Con él me enojo por otras cosas, pero no lo discuto como jugador. Yo no tengo ídolos, admiro a ciertas personas en lo suyo pero no dejan de gustarme por lo que piensan u opinan. Me ha tocado vivirlo de los dos lados. Hay gente que admiraba a Ricardo Darín y porque le empezó a pegar al kirchnerismo no lo siguieron más. Hay gente que seguía con locura al Indio Solari y cuando dijo que era kirchnerista no escucharon más sus discos. Y eso no tiene que ser así".
Un actor. "Alfredo Halcón".
Un músico. "Lito Nebbia".
Un relator. "Para Mendoza, el que revolucionó todo fue Pancho Caldiero porque tenía un estilo distinto. Acostumbrado a los relatores que seguían la línea de Fioravanti (como Jorge Germán Ruiz, por ejemplo), lo de Caldiero fue una revolución. Acá los relatores no decían ni siquiera Lepra ni mucho menos el Boli porque era un lenguaje demasiado popular. Otro relator que se salió de esos cánones fue Marcelo Houlné. Comenzó a poner apodos a los protagonistas".
Un comentarista. "Cacho Cortez. A él siempre lo respeté al igual que a Miguel Ángel Biaggini".
Una película. "Soy cinéfilo y jamás podría quedar con una. Destaco el momento en que Leopoldo Torre Nilsson empezó a hacer películas con Halcón y me gustaron casi todas: Los siete locos, Aniceto (de Leonardo Favio)".
Un libro. "La hora 25, de Constantin Virgil Gheorghiu, y Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sábato. Uno de los proyectos que tengo es escribir una novela".
Un deportista. "Ernesto Contreras. El Cóndor fue el más grande".
El heredero. Su hijo Matías Julián comenzará el año que viene a estudiar periodismo deportivo.
Anecdotario chino
El Gringo Sperdutti
Lo echan en un partido y le pongo el micrófono preguntando por qué lo habían echado. “No hice nada, lo único que dije fue la concha de tu mmm. En vez de decir la c. de tu m.”.
El peor momento
“Entraba a las 7 de la tarde, voy llegando a la radio en General Paz y San Martín, en 1986. Me frenan y me dicen andate urgente al aeropuerto que se está yendo el gobernador Llaver y preguntale qué opina de las declaraciones de Catarossi, y yo no tenía idea qué había dicho. Llegué y no había nadie, ni un colega a quien preguntarle. Y antes de subirse al avión con un grabadorcito, lo encaro al viejo solo y todos los funcionarios mirándome. Le pregunto: ‘señor gobernador ¿qué opina de lo que dijo el titular de agua y energía? Y me contesta. ‘¿Y qué dijo?’ El sudor me corría por el cuerpo, me puse pálido porque no tenía nada para decirle. Y el viejo canchero siguió… ‘Dijo lo que yo vengo sosteniendo hace rato, bla bla’. ¡Uh, ya no escuche más. Me vino un alivio y pude respirar. Moraleja: nunca vayan sin saber del tema a entrevistar a alguien”.
El desconocido del ciclón
“En una copa de Oro, jugó San Lorenzo no me acuerdo contra quién, esos partidos que terminan a las 12 de la noche, me doy vuelta en el vestuario y no había un solo colega. Yo estaba con la cámara del canal. Venía Ruggeri y otro jugador, que no tenía idea quién era. Le hice la nota a Ruggeri y al otro sólo le pregunte generalidades porque nunca supe quién era. Si podía ser el arquero, la verdad no lo conocí. Me daba pudor preguntarle quién era. Además, en esas copas jugaban los suplentes”.
Una gran primicia
“Una noticia que midió mil puntos a nivel nacional fue haber sido el primer periodista que habló de la balacera en Desaguadero (año ‘94 Copa de Oro). Sin Internet, sin celular. Yo laburaba en DyN. Era una noticia a nivel nacional. Llega Alejandro Gamero y llama al Perrupato, atiende la doctora y me pasan la lista de los heridos y lo publicamos. Nadie tenía esa lista. Me llamaron desde Télam desesperados para pedirnos el dato. Fue primicia nacional. Todos ponían según el corresponsal de DyN en Mendoza. Fue un gran acierto”.
Su pase de Canal 7 a Canal 9
“El Flaco Hernán Peña me había invitado a algunos programas, no le tenía miedo a la cámara. El Canal 7 hacía un año que no tenía periodista deportivo. No se decidían. Me llamó el Gringo (Romanello), no hice casting, ni prueba, ni pasantía, nada.
Había una sociedad. El 7 y el 9 compran LV 10 y el Canal 6 de San Rafael. Al tiempo se rompe esa sociedad y el 9 se queda con LV 10 y el siete con el canal de San Rafael. Y yo trabajaba en la LV 10 y el 7. Era complicado trabajar en ambos medios. Sabía que de un lado o del otro me podían echar. Y saltó la bola así.
Por la radio me mandan a cubrir una vuelta de Mendoza, que era la Copa Canal 9. Por detrás viene el gerente de la radio, Juanjo Cuaranda y me comenta: ‘Decí que LV10 y Canal 9 siempre apoyando al deporte’. ¿Y cómo me ponía a contradecirlo? Lo dije. Y cuando llegué a Canal 7 a trabajar, me estaban esperando. Martínez, el capo, me dice: ‘Mire con usted todo bien, pero no puede seguir trabajando en el Canal 7 y LV 10. Usted vaya, mande el telegrama que se le va a pagar todo. Y me cumplió. Claro que estaba Jorge Estornell como dueño...
Al otro día me llama Sigifredo Alonso y me pregunta. ‘¿Es cierto lo que me dicen que lo han echado del 7? Vaya probándose la camiseta que a partir de mañana empieza en Canal 9. Año 96. No perdí ni un día de trabajo”.