Algo suena muy lejos. Se acerca. Se suman unos violines, después otros, la orquesta se infla y estalla: hay un fuerte cataclismo.
Dicen que en una buena interpretación de la 9° Sinfonía de Beethoven no se tiene que distinguir cuándo comienza la música: tiene que parecer que viene sonando de antes. Como una música perpetua. Como si llegara desde tiempos inmemoriales, incluso, para recordarnos algo.
¿Si la conocemos? Mucho. Su última parte es la "Oda a la Alegría" (ése es el nombre del texto, tomado del poeta Friedrich von Schiller), aunque a la famosa melodía le preceden y le siguen muchos minutos más de música intensa.
Una música que para muchos expresa una grandeza y violencia tan inmensa como un cosmos, o que envuelve de armonía o que explota de júbilo.
Y es la música con la que la Orquesta Filarmónica de Mendoza decidió cerrar este año. No es la primera vez que lo hace (es una de las favoritas para los conciertos masivos y a cielo abierto).
Y es, hay que decirlo, una apuesta grande para cerrar un año que tuvo una temporada con varios puntos para recordar.
El mensaje de la 9° Sinfonía "Coral" es muy claro: somos todos hermanos, pulso de una misma energía universal. Y es esa expresión tan contundente lo que obligó a que incluyera muchas voces humanas en su última parte. "¡Alegría, alegría!", repiten todos.
Los solistas, en esta ocasión, vienen desde Buenos Aires: son Eiko Senda (soprano), María Eugenia Fuente (mezzosoprano), Hernán Iturralde (bajo barítono) y Enrique Folger (tenor). La masa coral, por otra parte, será el multipremiado Coro Universitario de Mendoza, que dirige Silvana Vallesi.
Este concierto llega también, por alguna simpatía cósmica no planeada, un día después de un nuevo aniversario del nacimiento del genio de Bonn (16 de diciembre) y doscientos años después de que recibiera el encargo de escribir esta pieza.
"Es nada menos que lo último sinfónico que escribió y que dirigió Beethoven en público. La dirigió alguien más, pero él estaba al lado", repasa Gustavo Fontana.
Es conocida la anécdota de que ese día tuvieron que avisarle que detrás de él una ovación le agradecía esa música. Él, en las tinieblas de la sordera, no se había dado cuenta.
Agrega Fontana: “Yo creo que la música no la vamos a descubrir ahora, pero filosóficamente pocas obras le han sido tan útiles a colectivos e ideas y a proyectos tan diversos en la historia. Sin ir más lejos, el nacionalsocialismo tomó a la Novena como un himno y, por otro lado, es himno de la comunidad europea”. “Él escribió la música más popular del mundo sin quererlo, y sin escucharla. Tenía todo en su cabeza”, completa.
-¿Es posible componer a través de las vibraciones, como dice esa otra anécdota famosa sobre él?
-No sé si es posible, pero pude ver a una percusionista sordomuda que se llama Evelyn Glennie (es una de las percusionistas más afamadas de la historia). La vi en un concierto con la Filarmónica de Nueva York, en el que le habían construido un escenario especial con un sistema que traduce las vibraciones de lo que produce la orquesta para que ella pudiera tocar.
Agrega: “Esta pieza tiene de todo: es clásica, es romántica, incluso podría decirse que se adelanta al pos-romanticismo. Es transgresora en cuanto a las armonías (el cuarto movimiento empieza con una disonancia) e incluye a la voz humana, para plasmar verbalmente también un concepto que en su época se llegó a decir que era pueril o superfluo”.
-¿Cuál es el mensaje final de estos 70 minutos de música?
-La hermandad entre los hombres. Su mensaje, después de una vida bastante atormentada, es sostener que podemos limar las asperezas que tenemos como seres humanos.
Hacia 2018
La próxima temporada ya está en gran parte definida y, en exclusiva, Fontana nos enumeró algunos puntos.
Primero habrá dos fechas de Vendimia: la Fiesta de la Cosecha (al igual que otros años) y una Fiesta Nacional (actuará en la primera repetición con un programa “folclórico-sinfónico” al lado de Soledad).
En el marco de Música Clásica por los Caminos del Vino interpretará el “Requiem” de Mozart (al igual que en 2011), y así se prepara para abrir la temporada, el 7 de abril, con “Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel”, un difícil poema sinfónico de Richard Strauss.
Ese día también está programado un concierto para piano, que probablemente sea el de Nadia Boulanger (muy poco conocido). Quizás la solista sea Anaïs Crestin (Francia), dando inicio así a un año que, según el director, intentará presentar a más mujeres pianistas. Una pianista mujer también tendrá el concierto del 20 de abril.
Luego seguirán los preparativos para un concierto importantísimo en la historia de la orquesta: el debut en el Teatro Colón, el 6 de mayo. Será con la “Sinfonía Fantástica”, una obra que todavía tienen en repertorio porque es con la que abrieron la temporada sinfónica este año.
“Y existe la posibilidad de tocar dos días antes en el Centro Cultural Kirchner, pero esto está todavía por definirse”, anticipa también Fontana.
Después seguirán los ensayos para “El barbero de Sevilla” (Rossini), la segunda ópera -que por segundo año consecutivo- se producirá en el Teatro Independencia, después de una exitosísima “La Traviata”.
-¿Cuál es la importancia de que la orquesta debute en el Colón?
-Es algo importantísimo. Por un lado, es súper enriquecedor desde lo profesional, desde lo artístico y desde lo humano. Pero también la gira acerca vínculos, como cualquier equipo. Los incentiva tocar para un público distinto y verse valorados, como se vieron este año por un CCK repleto, ovacionando de pie y pidiendo bis.
-Es empezar a jugar en "ligas mayores"...
-Me parece que cuando cobremos dimensión, orquesta y medio musical mendocino, de lo que significa ir a presentarse al Teatro Colón, es como darse cuenta de que estamos jugando en escenarios donde normalmente se juega la “Champions League”.
Estamos “tuteándonos” con un espacio en donde la gente que nos va a ver también va a ver, el mismo año, a la Staatskapelle con Daniel Barenboim o a la Filarmónica de Viena con Gustavo Dudamel.
Repaso del año
17 y 19 de febrero. Inaugura el año al lado del bandoneonista Rodolfo Mederos.
11 de marzo. Abre la temporada sinfónica con la "Sinfonía fantástica" de Héctor Berlioz, una partitura potente y de mucha complejidad técnica.
16 de abril. Cierra Música Clásica por los Caminos del Vino con el impecable violín de Rafael Gíntoli, quien interpreta a Max Bruch.
20 de abril. Debuta en el Centro Cultural Kirchner, con un programa de Piazzolla y Dvorak. Se luce el chelista mendocino Matías Longo como solista.
15, 16, 18 y 20 de junio. "La Traviata" agota cuatro funciones y marca la vuelta de la ópera en gran producción a la provincia.
25 de agosto. El famoso violinista Pinchas Zukerman y su esposa Amanda Forsyth, chelista, interpretan magistralmente el "Doble Concierto de Brahms". El público agota entradas y aplaude a rabiar.
15 de octubre. Dirigida por Pablo Herrero Pondal, le dedica una gran fecha a Pink Floyd en la Explanada de Casa de Gobierno, interpretando "The Wall".
11 de noviembre. La soprano mendocina Griselda López Zalba interpreta las "Cuatro últimas canciones" de Richard Strauss.
La ficha
La Filarmónica de Mendoza cierra su temporada 2017
Programa: 9° Sinfonía "Coral" de Ludwig van Beethoven.
Intérpretes: Eiko Senda (soprano), María Eugenia Fuente (mezzosoprano), Hernán Iturralde (bajo barítono) y Enrique Folger (tenor). Coro
Universitario de Mendoza, dirigido por Silvana Vallesi.
Director: Gustavo Fontana.
Fecha y hora: hoy, a las 21.30.
Lugar: Explanada de la Casa de Gobierno de Mendoza.
Entrada libre y gratuita
