Sin las inseguridades de madre primeriza, a sus 30 años, Ornella Ferrara transita las últimas semanas de su segundo embarazo. A mediados de febrero nacerá su hijo Felipe.
Esta semana dio la noticia que dejaba la pantalla de Canal Siete por unos meses, para dedicarse por completo a su familia.
La licencia se adelantó y por estos días la joven conductora y periodista de Buen Día Argentina, el ciclo que conduce hace tres años en la señal mendocina, se encuentra de reposo absoluto por pedido médico.
“Estoy en reposo absoluto. Se adelantó unas semanas la licencia. Y tuve que dejar el canal antes de lo previsto", dice en la entrevista telefónica a Estilo.
Y como se muestra en la pantalla, fresca, ocurrente y enérgica, así es en su personalidad fuera del ámbito laboral.
Desde chica, Ornella supo que quería dedicarse a la comunicación. Por eso estudió y se recibió de locutora nacional y de licenciada en Comunicación, y paralelamente ya trabajaba en televisión.
Comenzó en el ciclo Estrictamente Social, para luego pasar a ser una de las caras femeninas de la señal mendocina, como periodista de espectáculos.
Finalmente se convirtió en conductora del ciclo matutino, rol que comparte junto a Rodolfo Gravina (quien la reemplaza en esta licencia obligada), Sergio Robles y Sergio Suárez, entre otros.
–La llegada de Felipe se da en un momento particular de tu trabajo, ya afianzada como conductora de un programa matutino...
–Creo que el trabajo llegó cuando tenía que llegar. Hay que saber esperar, pero fue todo un cambio. Prepararme para un programa de tres horas, con un lugar muy valioso e importante que es la mañana, te da la posibilidad de estar en la pantalla todos los días.
Además estoy involucrada en la producción y la conducción. Y eso requiere más tiempo y energía. Pero con toda la preparación que vas teniendo con el tiempo, el camino se hace más fácil. Ahora serán nuevos tiempos, tiempos de acomodarnos. La verdad es que si hubiese podido seguir unas semanas más, lo hubiera hecho con todo gusto. Pero ahora me tengo que cuidar.
Maternidad y familia
Su personalidad segura, aguerrida y con una presencia marcada en la televisión, se combina con su tranquila vida familiar. Casada hace más de tres años con Fernando Nano Liberal (quien fue su novio por diez años), comparte la vida cotidiana con su hijo Facundo, de un año y diez meses, y los tres esperan la llegada de Felipe.
–¿Cómo te preparás para ser mamá de dos varones?
–Tendré que adaptarme. De a poco, con un bebé en camino y con Facu, que tiene casi dos años y está más demandante...
–Necesitarás el doble de energía y aun más cuando volvás al trabajo. Es todo un tema...
–¡Esperemos que no! (ríe). Como todo es cuestión de adaptarse, no es fácil. Ser mamá primeriza tampoco lo fue. Con Facu lo viví: empezar a salir de la casa, volver a tu vida normal, a los horarios de trabajo. El tiempo va acomodando todo y lo vamos a llevar, con Felipe también.
–¿En algún momento pensaste en dejar de lado el trabajo o la televisión y dedicarte a tu familia?
–La verdad que no, no se me pasa por la cabeza dejar la televisión. Cada día que voy a trabajar me siento bien, en el lugar que quiero estar, y lo disfruto. También es una responsabilidad a la cual tengo que responder, pero no lo vivo como un peso. Creo que todos los comunicadores siempre queremos trabajar de esto en los medios y tengo la oportunidad de hacerlo.
Lo disfruto, me encanta y no es algo que me pese. Este es un momento particular, que me requiere estar tranquila. Y mi prioridad es estar bien y dedicarme a mi familia. Y cuando vuelva a trabajar voy a llevar a mi familia y el trabajo a la par, con mucho amor como lo vengo haciendo.
–¿Experimentás algunos miedos como mamá?
–Creo que los miedos siempre están. No dormís más tranquila. Tenés miedo a que los hijos se enfermen, a que les pase algo, todo te da miedo. Cuando tenés un hijo, lo demás pasa a segundo plano.
–Como mujer y con el nivel de exposición que tiene tu trabajo, ¿te importan la imagen y el cuidado del cuerpo?
–El cuerpo sufre su transformación. Después del embarazo y de dar de mamar, viene todo un cambio. Pero va más allá del cuerpo, son cambios profundos, internos. Claro que el cuerpo no es el mismo, pero el hecho de poner el cuerpo para traer a un bebé al mundo es algo maravilloso.
La verdad que el cuerpo no es algo que me obsesione, todo vuelve a su lugar de a poco. La verdad, no hago ejercicio, soy vaga. Antes ponía de excusa que tenía a Facu y ahora van a ser dos niños. De a poco me organizaré para hacer algo, pero para mantenerme. No es algo que me desvele.
Un espacio ganado con convicción
Ornella lleva más de una década trabajando en la televisión mendocina. En ese tiempo, se supo ganar su espacio. El año pasado, junto a su compañera de canal Gisela Campos, estuvo nominada a los Martín Fierro Federal en el rubro Animación y Conducción Femenina. Eso representó para ella un reconocimiento y un escalón más en su ascendente carrera.
–¿Alguna vez se hace presente el temor de perder el lugar que conseguiste en la televisión?
–No. El lugar en que estoy lo tengo que agradecer y cuidar, porque sé que hay un montón de profesionales que podrían estar en ese puesto. Pero miedo no tengo. Un día podés estar en un noticiario, mañana en otro programa. O en el trabajo que se me presente.
–A lo largo de estos años cumpliste tus objetivos. ¿Pensaste en irte afuera a trabajar o siempre quisiste desarrollar tu carrera en Mendoza?
–Cuando era más chica, en un momento pensé en irme a Buenos Aires. Pero después comencé a trabajar acá. Y cuando me casé y me quedé embarazada de Facu, ese deseo se pasó. Aunque a veces me vuelven las ganas de trabajar afuera. Tal vez no irme, sino tener algún proyecto que pueda manejar desde acá.
Me gustaría producir algo que se vea afuera. Siempre desde la televisión. Es lo que sé, lo que hago, lo conozco. Otros trabajos, como la radio y la prensa escrita, nunca los hice, entonces me vuelco por lo que conozco. Es en lo que me siento cómoda y segura.
–En lo profesional, ¿viviste alguna situación difícil o para el olvido?
–No. La verdad no tengo malas experiencias. Al comenzar de muy chica, siempre fui consciente de ir para adelante, de no estancarme. Sabía lo que quería y tenía que hacer un trabajo de hormiga, pero iba a conseguir lo que deseaba. Por suerte siempre trabajé con buena gente, se me respetó, desde un lugar más chico hasta el presente.
Todo me ayudó a formarme y crecer. Por ejemplo, me pasó que cuando comencé me dijeron que el programa no continuaba. En ese entonces a quien me lo dijo le contesté: “Lo lamento por vos, pero yo voy a seguir trabajando por el resto de mi vida”. Siempre tuve muy claro todo. Y es la realidad.
