Nuevamente, un conflicto bélico en Oriente Medio pone en peligro la seguridad en esa región y en alerta al mundo entero. Palestinos que habitan en el norte de la Franja de Gaza han partido en busca de lugares seguros por las amenazas de Israel de intensificar su ofensiva contra el grupo Hamas, dominante en esa zona, que se ha encargado en los últimos días de hacer más frecuentes sus ataques con misiles hacia territorio israelí.
Lo más grave, una vez más, es el número de víctimas fatales, heridos y marginados que produce día a día este conflicto armado.
Hasta el momento no se observó ninguna predisposición para llegar a una resolución de la crisis. Por el lado de Hamas se mantuvo la actitud agresiva hacia territorio de Israel y del lado del gobierno del Estado judío no hubo aún signos de alguna intención de poner fin al operativo.
Por el contrario, la estrategia parece ser la de seguir presionando hasta que cesen los ataques con cohetes desde el territorio de Gaza.
La evaluación que hacen las autoridades israelíes es la de un resultado positivo con la ofensiva encarada, puesto que habrían conseguido afectar a los centros de comando, maquinaria lanza cohetes y arsenales del grupo Hamas con los cuales se orquesta la serie de ataques y eventuales atentados hacia territorio judío.
El problema actualmente es que se trata de la incursión israelí más cruenta desde la campaña militar de ocho días de noviembre de 2012, que fue muy similar a la actual.
Desde todo punto de vista resulta lamentable que se produzca esta escalada bélica en una región recientemente visitada por el papa Francisco, que tuvo como misión primordial bregar por la paz y el cese de todo tipo de hostilidad entre las partes en permanente conflicto.
En ese corto pero trascendente viaje, el Pontífice no sólo visitó lugares santos para el cristianismo sino que intensificó la búsqueda de gestos de coincidencias entre las religiones monoteístas, y en ese marco buscó unir voluntades por la paz entre los líderes políticos de la región.
Incluso, logró la histórica cita en el Vaticano entre los líderes gubernamentales de Israel y Palestina.
La actitud del papa argentino debería ser tenida muy en cuenta por los países con posibilidades de interceder políticamente. Esa sería la mejor contribución a la pacificación.
Posiblemente, la cantidad de inocentes afectados por esta delicada situación lleve a los organismos internacionales con posibilidad de injerencia en el tema a extremar recursos diplomáticos para que la orden de cese al fuego sea respetada y concretada por las partes.
Es de desear que algunas críticas a nivel internacional que ya han comenzado a escucharse pueden contribuir a poner fin a tanta desmesura.
