Un orfebre le hace un cáliz con el símbolo de su querido San Lorenzo

El célebre Juan Carlos Pallarols intentará que más de 3 millones de personas den un golpe de cincel al cáliz que regalará a Francisco, como ya lo hizo con Benedicto.

Un orfebre le hace un cáliz con el símbolo de su querido San Lorenzo
Un orfebre le hace un cáliz con el símbolo de su querido San Lorenzo

Millares de personas podrán dar un golpe de cincel a un cáliz que será obsequiado al Papa Francisco y en el que se tallará incluso una imagen simbolizando a su club San Lorenzo, contó su creador, el orfebre argentino Juan Carlos Pallarols, quien creó una de las rosas de plata que adornan la tumba de Lady Di.

“Hace meses que estoy preparando una exposición para la Galería Vaticana y esa muestra incluía un cáliz. Entretanto, renunció Benedicto XVI y pensé que sería para el nuevo Papa, pero fue designado Jorge Bergoglio y yo me dije: ‘Será además para un amigo’”, relata Pallarols, de 70 años, en su taller ubicado en el barrio de San Telmo.

El hecho de haber tenido trato directo con el destinatario del obsequio permite a Pallarols personalizar sensiblemente el cáliz, cuyo proyecto dibujado llevará el domingo a Roma junto al lingote de plata para que sea bendecido por el Papa.

“Con este Papa he tomado mate y he comido muchas veces con él, hablé bastante. Es una persona muy sensible y simple y eso no es una postura. Ha estado acá varias veces”, cuenta Pallarols, sentado tras un amplio escritorio en medio de una gran oficina recargada de adornos de factura propia y enormes cortinados dorados, contigua al taller donde trabaja a diario.

Artista y religioso llegaron incluso a encontrarse, como buenos vecinos, en una peluquería donde ambos se cortaban el pelo y el entonces cardenal de Argentina le pedía: “No me diga monseñor, dígame Jorge”.

“Sé que Bergoglio es hincha de San Lorenzo pero como en el cáliz no puedo poner el escudo del club, le pondré una suerte de pequeña ‘parrilla de martirio’. Él sabrá de qué se trata”, dijo.

La parrilla alude al símbolo que utilizaba el padre Lorenzo Massa, fundador de la entidad en 1908, para referirse al santo Lorenzo, mártir de los primeros cristianos, quemado en una parrilla (año 258).

El cáliz llevará además “la imagen de la Virgen Desatanudos, de la que el Papa es un enamorado; la Virgen de Luján, patrona de Argentina; el emblema jesuitico y uvas y trigo, que aluden al vino y el pan, símbolos del misterio eucarístico del que Bergoglio es devoto”, precisó.

En la misma sala, sobre una pequeña mesa, se exhiben: una hermosa orquídea y varias rosas talladas en plata, muy parecidas a las que hizo años atrás para Lady Di,   -“es el único adorno que hay en su tumba”, aclara- y más recientemente para la princesa Máxima, nacida en Argentina y que será coronada reina de Holanda el 30 de abril.

A Pallarols le gusta crear con ayuda y participación de la gente e incluso de Bergoglio, quien sumó sus golpes de cincel a los de otras 600.000 personas, para realizar otro cáliz que llevaron juntos a Benedicto XVI en 2006.

El orfebre, que se define como “católico pero crítico de la Iglesia”, dijo que permanecerá 30 días en la Galería Vaticana donde los visitantes podrán dar su propio golpe de cincel al cáliz para Francisco, que tomará varios meses terminar.

“Toma tiempo para que pueda participar mucha gente. Están felices aunque sea de aportar un gramo de plata. Hay gente que lo siente como un regalo del cielo”, señala el artista, afable y locuaz, padre de 5 hijos, dos de ellos varones de más de 40 años, que siguen la tradición familiar, iniciada en 1750 en Barcelona.

Entrar al taller del orfebre subiendo una escalera, es ingresar en un mundo medieval, con yelmos, escudos, cuadros, estatuas y centenares de herramientas de distintas épocas.

Una escultura de un orfebre trabajando, parece recibir al visitante con la frase: “Toda empresa exitosa requiere cierta dosis de locura”.

En un pasillo, descansa una máscara de la legendaria Eva Perón para la cual unas 300.000 personas dieron un golpe de cincel, cuenta Pallarols, creador además de los bastones de mando utilizados en cada asunción presidencial desde la recuperación democrática en Argentina en 1983.

La mayor participación se produjo en el bastón de mando de Cristina Fernández en 2011, con tres millones de personas según el artista, quien sueña con superar ese récord en el tallado del cáliz para Bergoglio.

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