Didier Deschamps no puso pretextos cuando asumió la dirección técnica de Francia en 2012. Llegó para resolver varias cuestiones, entre ellas, formar un equipo con pretensiones, prescindiendo de históricos que eran insostenibles. Y lo hizo con una idea fija a desarrollar: disciplina táctica y rigor defensivo. Y mal no le fue. Sorteó de manera invicta la primera fase (dos triunfos y un empate -0 a 0 con Ecuador-), en tanto que en octavos, sabiendo que alguna le iba a quedar a su equipo, diagramó un dispositivo inteligente que Nigeria no supo romper y que terminó con un 2-0 “mentiroso” para sellar el pasaje galo a cuartos de final.
Es cierto que en esta cita a los candidatos les está costando poner de manifiesto ese favoritismo del principio, pero también lo es, que Francia hace de los merecimientos su mejor beneficio. Llega y convierte, en tanto que atrás mantiene un dibujo conservador que, por ahora, no tuvo que modificar por necesidad ya que el equipo nunca estuvo abajo en el marcador.
Con Alemania en el horizonte y sin segunda oportunidad, Deschamps y compañía saben que están ante una chance tan inmensa como el mítico Maracaná, donde se jugará el cuarto capítulo Mundial de este histórico cruce europeo. Pero partiendo de una base con orden táctico y actitud deportiva, Francia de no abandonar su libreto puede estar en semifinales porque los de arriba cumplen, en el medio Pogba y Valbuena hacen un culto a la perfección cuando se habla de ataque y son ordenados en el retroceso defensivo, en tanto que la última línea mantiene la solidez que todo equipo con rótulo de candidato debería mostrar.
Y eso fue otras de las cosas que corrigió con el tiempo como aliado, Deschamps, y que los blues carecían en épocas de Domenech o Blanc. Y los resultados están a la vista. El campeón del mundo en el ‘98 calmó las luchas de egos y construyó una mentalidad de equipo fuerte y unido, en donde todos son figuras, pero siempre teniendo presente una de las frases que marcó la nueva era: “Respeto, humildad y placer”.
Y ahora que toco este punto, esta selección está lejos de mostrar el juego que le gusta a la gente, el que supo tener con Zidane, aunque es resultadista y por algo está a tres partidos de levantar otra Copa del Mundo. Entonces cabe destacar otras cualidades porque lo vistoso puede aparecer en el mañana. Hoy es lo que hay, y no es poco. Este equipo es candidato en el presente y lo será en el futuro por la juventud con la que cuenta. Es rápido y tiene una diversidad de variantes que otros no cuentan, por lo que los alemanes no la tendrán fácil ya que, entre tantas virtudes, tiene orden táctico y actitud deportiva,