La oposición venezolana salió ayer a las calles para exigir al poder electoral que active el referéndum revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, cuyo gobierno busca anularlo como para evitar que avance el proceso que podría desembocar en la destitución del mandatario.
“Revocatorio ya”, coreaban los seguidores de la oposición que se reunieron en dos sectores del este de Caracas, sin poder marchar hacia la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE), donde dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) pretendían entregar una carta con su petición.
Barricadas y unos 200 policías civiles y militarizados bloquearon algunas calles e impidieron el avance de la manifestación, en la que participaron cerca de 1.500 personas, sin que se registraran incidentes.
La MUD convocó la movilización para reclamar al CNE, al que acusa de servir al gobierno, que fije la fecha de recolección de cuatro millones de firmas, necesarias para convocar el referéndum.
Pero el CNE ni siquiera ha anunciado si se puede pasar a esa segunda etapa del largo proceso. El martes, la oposición quedó esperando que el órgano comicial le confirmara que reunió las 200.000 rúbricas, que son requisito inicial para activar el referéndum y dar por cumplida la primera fase.
El CNE anunció que el lunes próximo analizará la validez de las firmas, sin aclarar si se pronunciará ese día sobre la activación de la consulta. Advirtió además que no permitirá “presiones”.
“La gente no quiere violencia, pero si no hay solución puede pasar cualquier cosa. La paciencia del pueblo se agota”, declaró el líder opositor Henrique Capriles en la manifestación.
El tiempo vale oro
La tensión subió el martes cuando el chavismo pidió al CNE anular la inscripción de la MUD como partido político, alegando que cometió un “fraude gigantesco” en la recolección de las 200.000 firmas.
“Como el gobierno está desesperado, le teme a la consulta popular, utilizará todos los ardides. A nosotros no nos extraña nada de lo que hagan”, afirmó el jefe del Parlamento -de mayoría opositora-Henry Ramos Allup.
Para algunos analistas, la petición del chavismo es improcedente, pero reconocen que podría retrasar el proceso, ya de por sí con los tiempos muy ajustados para que el referéndum sea este año.
La MUD busca que la consulta se haga antes del 10 de enero de 2017, pues si Maduro pierde, en ese momento habría elecciones. Pero si ocurre después de esa fecha, y es revocado, los dos años de mandato que le faltarían los completará su vicepresidente.
“El argumento para ilegalizar a la MUD no tiene sustento práctico, pero como estrategia para demorar el proceso puede servirle al chavismo, los lapsos empiezan a cerrarse de forma peligrosa”, comentó Eugenio Martínez, experto en asuntos electorales.
En su carrera contrarreloj, la MUD debe lograr que el CNE fije pronto la fecha para recoger -en 3 días- las 4.000.000 de firmas, pues luego el poder electoral tomará 15 días hábiles para contabilizarlas y 3 meses más para organizar la consulta.
Para el constitucionalista José Ignacio Hernández la petición oficialista de ilegalizar a la MUD “jurídicamente no tiene mucho sentido”. “Será un pote de humo o un golpe más duro al referéndum”, afirmó.
El analista Luis Vicente León dijo que la solicitud del chavismo es “totalmente destemplada e insólita”, y que luce “como un distractor y un mensaje más para los propios cuadros internos”.
Para revocar a Maduro se necesita más de los 7,5 millones de sufragios con los que fue elegido en 2013. Según la firma Venebarómetro, 73,4% de los venezolanos reprueba su gestión y 64% de los electores votaría por sacarlo del poder.
“Estoy dispuesta a revocar a este presidente. No tenemos comida y pasamos muchas necesidades”, dijo Tania Pérez, un ama de casa que asistió a la concentración opositora.
Casi a diario ha habido protestas por falta de comida en los últimos meses. La escasez de alimentos y medicinas es del 80%, y la inflación fue de 180,9% en 2015, proyectada por el FMI en 720% para 2016.
“Venezuela es una olla de presión, un volcán y el gobierno no hace nada. Dependemos del derecho al voto para acabar con este caos”, manifestó el diputado opositor Julio Borges. En esta fuerte pugna por el referéndum y la crispación popular, los analistas estiman que la salida está en la presión y la negociación.
“Que el revocatorio se haga antes de diciembre es un tema eminentemente de voluntad política del gobierno, y eso va pasar sin duda alguna por presión nacional e internacional”, opinó Martínez.