"Estamos muy molestos, la Corte ayuda a darle legitimidad a un proyecto impresentable a cambio de salvar su poder de manejar la plata, los contratos y las designaciones", dijo ayer un legislador radical ni bien se enteró de que el oficialismo aceptó sugerencias de Lorenzetti.
El jefe del bloque radical, Ricardo Gil Lavedra, fue más diplomático. Recordó que en la reforma constitucional del '94 se buscó sacarle ese poder a la Corte para evitar el verticalismo de toda la Justicia.
Liliana Parada, del FAP, fue menos suave. "Parece que por un problema de caja aceptan modificar el proyecto", lanzó. "Es evidente que del 18 de abril a hoy -por ayer- se negoció algo". Pero fue una vez más Elisa Carrió, de la Coalición Cívica, la que fue más lejos.
"Acá hay un pacto entre el presidente de la Corte y la presidenta de la Argentina", aseveró Carrió, que comparó este acuerdo con el Pacto de Olivos entre Carlos Menem y Raúl Alfonsín para la reforma Constitucional de 1994.
"El kirchnerismo lo que le da al Alto Tribunal es el manejo del dinero, presupuesto y personal, aún mas allá de lo que dice la Constitución. Hasta ayer le sacaban más de lo que dice la Constitución y ahora le dan más".
La chaqueña habló de un "acuerdo entre la corporación judicial y la corporación política", aludió al kirchnerismo en el sentido de que "los revolucionarios pactaron con la corporación" y se preguntó si a cambio de las modificaciones en la letra de los proyectos la Corte le dará al Gobierno "un fallo favorable en la Ley de Medios o rechazará todos los juicios por el cepo cambiario".