Oportuna advertencia sobre precariedad laboral

El documento de la Iglesia sobre las consecuencias nocivas en lo social, que genera la fragilidad laboral, y la admisión por parte de las autoridades nacionales de la justeza del reclamo, hacen alentar cambios en las políticas públicas que lleven a dismin

Oportuna advertencia sobre precariedad laboral

Al cabo de su Semana Social, la Iglesia argentina se expresó nuevamente sobre la situación laboral en la Argentina. El cónclave de Mar del Plata, en el que los obispos escucharon la opinión de sindicalistas, empresarios, funcionarios de gobiernos y dirigentes sociales antes de emitir el documento final, encendió otra vez luces de alerta sobre la fragilidad del empleo ante la actual coyuntura económica.

Por añadidura, la situación de pobreza de millones de personas fue parte del texto dado a conocer tras el seminario. “Hemos ratificado el compromiso de la opción preferencial por los pobres. Nos preocupan los rostros concretos de quienes viven en la miseria y no cubren sus necesidades más elementales”, indicó el texto hecho público.

Al abordar la temática laboral, los obispos expresaron “preocupación por la fragilidad” existente en dicha actividad, según el diagnóstico al que arribaron. Señalaron desde la Iglesia que “buena parte de los trabajadores están en situación de precarización laboral” al no tener acceso “a sus derechos sociales ni protección del Estado, que son señales de alerta que no se pueden desoír”.

Días después, con motivo del Tedéum patrio del 25 de Mayo, el arzobispo Poli también advirtió a las autoridades presentes, encabezadas por el presidente Macri, la crítica situación de pobreza en la que está inmersa buena parte de la sociedad, realizando en su homilía un llamado a “la sensibilidad para escuchar” y pidiendo “redoblar esfuerzos ante el dolor de los más pobres”.

Una vez más es la Iglesia la que se pone al frente de un reclamo concreto por la endeblez social de millones de personas a lo largo y a lo ancho del país. Siempre sostenemos desde este espacio que el punto de vista de los obispos no hace otra cosa que expresar una realidad indiscutible que sacerdotes y laicos palpan en su diario contacto con la comunidad a la que les toca servir en cada jurisdicción. Lo que más se debe valorar de este documento del cónclave marplatense es su enfoque concreto a un aspecto no menor a la hora de evaluar repercusiones sociales: la precarización de las fuentes laborales. Desde hace muchos años el llamado trabajo informal, o “en negro”, adquiere porcentajes que lo transforman en mayoritario.

Es un aspecto sobre el que se debe actuar desde los poderes del Estado porque se torna ofensivo hacia la dignidad de la persona. El elevadísimo porcentaje de trabajo no formal en la Argentina demuestra que la población es voluntariosa y que valora la actividad laboral, pero se ve resignada a tener que aceptar las condiciones contractuales precarias por la falta de exigencia de las leyes laborales. No sólo deben tener como destinatarios prioritarios a quienes trabajan en blanco, con una relación ajustada a las normas vigentes, sino que también se debe legislar apuntando a la instrumentación de medidas que lleven a la paulatina desaparición del trabajo informal.

Una buena señal para los esperados cambios la dio el gobierno nacional que, a través de sus integrantes, dijo coincidir con el crítico punto de vista de los representantes de la Iglesia. Un cambio, ya que los anteriores gobernantes poco y nada aceptaban estas observaciones.

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