El tiempo parece haberse detenido en la librería Lello, en el centro histórico de Oporto. Este templo de la literatura, con su fachada neogótica, sumerge al visitante en un universo mágico que parece salido de un libro de Harry Potter.
Para los seguidores del famoso aprendiz brujo, no hay ninguna duda. Es aquí donde la escritora inglesa J. K. Rowling, que vivió en esta gran ciudad del norte de Portugal a principios de los ‘90, encontró la inspiración para crear su popular saga en siete volúmenes.
Entre delicadas decoraciones de madera y vidrieras de color azul, rojo y oro, inmensas estanterías repletas de libros recubren todas las paredes de la librería. "¡Oh! Es increíble como se parece a Harry Potter", dice maravillada Inés Pinto, de 11 años.
"Para mí, es la viva imagen de la librería Fleury y Bott donde los jóvenes brujos compran sus libros de magia", dice Nerea Moyeno, una turista española de 24 años.
Moyeno espera impaciente conseguir pronto "Harry Potter y el niño maldito", el guión de la obra de teatro que se estrena estos días en Londres, donde el aprendiz de brujo se convierte en padre de familia.
Ahora, la librería organiza una fiesta donde se espera que asistan miles de fans, explica José Manuel Lello, de 59 años, bisnieto de uno de los hermanos fundadores. Para la ocasión, ha encargado 5.000 ejemplares del nuevo libro.
"Harry Potter es un mito que nos es muy útil", explica el librero. Las ventas se han disparado de más de 300% y además, desde hace un año, los visitantes pagan tres euros para acceder a la librería, deducibles en la compra de un libro. Su intención es "regular el flujo de turistas", más de 3.000 por día, "transformarlos en lectores", concluye.
Todos estas ganancias se han invertido en la restauración de la librería. "Recuperaremos el ambiente de hace 110 años", dándole los colores de sus inicios, explica Lello.
La famosa escalera de madera con sus escalones de color escarlata volverá a ser el centro de las miradas, después de estar escondida detrás de los andamios desde abril.
Fiel cliente de Lello, cuando era profesora de inglés en una academia entre 1991 y 1993, a Joanne Kathleen Rowling también le gustaba frecuentar el Café Majestic, un conocido café de Oporto.
En aquel momento era una desconocida. Fue después de cosechar sus primeros éxitos de ventas, a partir de 1997, que en la librería Lello y en el café Majestic hicieron el vínculo con la escritora.
"Los turistas nos sugirieron que pusiéramos una placa para señalar el paso de la autora, pero todavía no sabemos dónde ponerla", confía Fernando Barrias, hijo del propietario del famoso café.
"Sí, solíamos venir al Café Majestic", confirma el ex marido de J. K. Rowling, el periodista portugués Jorge Arantes, que aún vive en la casa donde la pareja se mudó en 1992.
El recorrido pasa por los jardines del Palacio de Cristal, que recuerdan al Bosque prohibido, y por la universidad, donde deambulan los estudiantes vestidos con capas negras, su uniforme tradicional.