La semana pasada, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo aprobó quitar las distinciones Hombre-Mujer en la mayoría de sus baños. La iniciativa, llevada adelante desde el Área de Derechos Humanos y aprobada por el Consejo Directivo, despertó algunas polémicas que superaron las paredes de la propia facultad.
Concretamente, desde hace semanas los sanitarios han tenido un cartel que dice "Este baño no tiene género". Ello significa que, por ejemplo, en el lugar que era habitual de mujeres ahora puede entrar cualquier persona, aún cuando alguna chica no se sienta cómoda con esto. Afuera de algunos baños también hay un buzón para conocer las reacciones, aunque no es algo vinculante y la medida continuará.
Silvana Vallone, coordinadora del área, explicó que tiene que ver con leyes como la de Identidad de Género: "Es muy clara en el respeto y el trato digno de las personas que no quieren ser encuadradas en hombre o mujer. Hay identidades que no se identifican con ese sistema binario, los baños apuntan a eso".
En cuanto al derecho a la intimidad, considera que no se afecta ya que los baños son espacios públicos, no privados, y a que los inodoros están separados por paredes y una puerta. Por otro lado se dio una discusión externa, en parte surgida porque la facultad afirmaba ser "el primer edificio público de Mendoza en declarar baños sin distinción de género". Ante el aviso, estudiantes y egresados de la Facultad de Artes y Diseño afirmaban que en Teatro ya existía eso desde hacía tiempo.
Los Andes fue hasta la UNCuyo para comprobar esa versión y Ernesto Bisole, Director de Servicios y Mantenimiento, dijo que era incorrecta: "Antiguamente estaba el ballet y se cambiaban hombres y mujeres en uno de la planta baja, de ahí habrá surgido eso. La realidad es que no es un baño mixto, sino de mujeres". Si bien ahora están reparando tres baños, Bisole afirmó que según lo que sabía no se pensaba en hacer de ninguno un baño en común.
En otras facultades consultadas tampoco había iniciativas similares. En Medicina, Claudio Cozzani como encargado del turno tarde de Servicios Generales comentó no saber de algo así: "La opinión personal mía es que por el momento no se la ve como una opción". Por el lado de Derecho, desde la Dirección de Supervisión y Control también informaron que no se conocía ninguna intención de ese tipo. La impulsora Silvana Vallone tampoco conocía de la propuesta en otras facultades.
A nivel de Rectorado, la Secretaría de Bienestar Universitario tiene un área de Diversidad de Género y Cultura. Rodrigo Olmedo explicó desde allí que han trabajado fuertemente en contra de la violencia y por el respeto a la diversidad, incluyendo este año un convenio de ciudadanía para el colectivo LGTB con el gobierno y municipios.
Lo consideró una política innovadora que, al incluir un espacio íntimo, debía tratarse con diálogo, respeto y participación de la comunidad universitaria. "Tiene que darse en un uso y costumbre, no se puede imponer. Cada facultad tiene su particularidad. La verdad que a nivel de Rectorado no lo hemos contemplado", afirmó Olmedo.
Los que sí y los que no
Los varones consultados (en lo que antes era su propio baño) no mostraron ningún problema con la medida. Incluso, Leopoldo Freites se mostró muy a favor: "Me parece una forma de terminar las inequidades de género. También sería bueno que se implemente en otras facultades y en la sociedad general, por ahí nosotros lo tenemos naturalizado".
Un profesor pareció descubrir la medida al ver salir a dos muchachas y entre risas afirmó que no sabía con qué se iba a encontrar al entrar.
En lo que antes era un baño de chicas, más de una se sorprendió al ver un varón tomando notas y preguntando opiniones. Incluso, en pocos minutos unas tres se detuvieron en la puerta y prefirieron volverse. No tuvieron problema otros dos muchachos que entraron para cambiarse antes de cursar.
"Es raro, es un lugar íntimo... ¿Por qué tengo que ver a chicos cambiándose? Vamos a tener que ir al de arriba, no nos gusta", confesó Carolina Meza acompañada de sus amigas. Si bien a varias les parecía algo "intimidante", dos destacaron la libertad de cada uno y que "si se arma fiesta, que se arme". Otras lamentaron que no se había consultado a los estudiantes en un tema que influía a la privacidad de todos.