¿Vuelos de la suerte? Apuesta K a las visitas nacionales

Los sondeos indican que las terceras opciones, sumadas, no aportarían un porcentaje importante de votos al cabo de la cita del 12 de setiembre. No obstante, los indecisos, entre los que dicen que no irán a votar y los que dicen que sí pero no tienen en claro a quien, sigue habiendo mucha gente.

¿Vuelos de la suerte? Apuesta K a las visitas nacionales
Anabel Fernández Sagasti apostó a las figuras nacionales como estrategia de campaña en Mendoza. Ilustración: Gabriel Fernández.

De pronto, el ministro Martín Guzmán resurgió como personaje más o menos trascendente del elenco presidencial y en ese reacomodamiento tuvo la oportunidad de llegar a Mendoza con la finalidad de aportar a la campaña local del Frente de Todos. Su presencia fue lo más trascendente en la semana en la escena preelectoral.

En el kirchnerismo local ya habían comentado que pretendían dar debate en temas económicos. Por eso dicen que les sirvió la visita del ministro Martín Guzmán, que ya había sido planificada por Anabel Fernández Sagasti antes de la campaña, pero pensando en ésta. La senadora, que va por su reelección, es muy cercana al poder y eso la beneficia a la hora de apostar por la visita de funcionarios nacionales.

Fue la visita más importante que el peronismo pensó para la etapa previa a las PASO. A pesar de que el ministro no atravesó momentos calmos durante este año, en este proceso previo a las elecciones se lo ha visto con mayor protagonismo y exposición y totalmente encuadrado con el discurso oficialista, tendiente a crear una sensación de bonanza económica que resulte trasladable a la gente. Aunque hay economistas que aseguran que no hay ninguna bonanza, sino, simplemente, un amesetamiento alentado por las medidas electorales pro-consumo, principalmente.

Quienes militan cerca de la senadora Fernández Sagasti consideran que fue astuta su estrategia de plantear un debate económico en esta provincia siendo consciente del enorme deterioro que sufre gran parte de la población por culpa de la inflación y la inestabilidad general.

Le sirvió en este caso Guzmán a la campaña porque se planteó un debate económico en la provincia, algo que no siempre resulta del agrado del oficialismo provincial. Llamó la atención que desde las huestes de Suárez saliesen a plantear la problemática de la deuda provincial, un tema siempre ardiente ya que para el kirchnerismo. Cornejo y Macri, cada uno en su ámbito, son sinónimo de endeudamiento excesivo y no justificado. Y en el caso de Mendoza, nunca blanqueado como esperaba la oposición por parte de Suárez.

En el campamento K consideraron que la aparición del ministro Nieri, anticipándose a la llegada de Guzmán con números y explicaciones, pretendiendo demostrar que la deuda provincial bajó 21% en seis años, “fue una actitud muy virulenta para una campaña que venía desarrollándose tranquila en general. Mezclaron la deuda en dólares con la deuda en pesos, como hizo Vidal en Buenos Aires. Pesificaron y no hablaron de los intereses” fueron los aspectos anecdóticos que para la conducción K local dejó la visita de Guzmán.

Estos también valoraron la charla del ministro de Economía con estudiantes y empresarios, “muchos de los cuales sabemos que no están con nosotros”, señalan sobre los hombres y mujeres de negocios.

Como la presencia en Mendoza del también llamado “ministro de la deuda” (por la prolongada negociación con el FMI) ya se conocía en el ambiente político, no fue sorpresa para Suárez y sus estrategas de campaña. Por eso Nieri, que es celoso defensor de los números generados por la gestión de Cornejo, de la cual también fue parte, no dudó en adelantarse al arribo del funcionario ahora revalorizado por el kirchnerismo. En ese sentido, el actual funcionario de Suárez no merecería reproche. Se anticipó con sus números. Además, debió escuchar por boca del ministro nacional que Mendoza nunca fue discriminada por el gobierno de Alberto Fernández en materia de números, el asunto que probablemente más haya generado roces entre la Nación y esta provincia aun en los tiempos de cordialidad política en el marco de la pandemia.

Un detalle ya informado: el Gobernador habló con Guzmán el jueves, antes de la visita. Y no fue una charla telefónica breve, aseguran quienes estuvieron al tanto de la conversación. No hubo intenciones de acercamiento para concertar una reunión formal entre ambos porque no sólo Guzmán llegó en tren de campaña; el Gobernador también es precandidato y, por ello, también está en campaña. Y fue el propio Suárez el que consideró inapropiado algún encuentro a tan pocos días de las primarias y en un contexto claro de disputa preelectoral. Fue lo correcto.

A propósito de precandidaturas, en el Ejecutivo local no dejan de palpitar con ansiedad lo que se resuelva en el plano de la Justicia Federal con el planteo en contra de la precandidatura a senador nacional del Gobernador. “No hay dos sin tres…”, señalan con algún triunfalismo cabalístico en el entorno del Gobernador.

¿Habrá más arribos de funcionarios nacionales, próximamente, convocados por la estratega Anabel? No habría que descartarlo, ya que el trecho hasta las generales de noviembre es largo. Ya había estado en la provincia Matías Kulfas, el ministro de Desarrollo Productivo de la Nación, hace un par de semanas. Si bien esa sí fue una visita oficial, en la cual hubo actos con participación de funcionarios de esta provincia, el kirchnerismo también la aprovechó para intentar aportar imagen positiva a su campaña local.

Fiebre por las encuestas

Encuestas que se van conociendo encienden luces de alerta sobre el rendimiento electoral que podrían tener las llamadas terceras fuerzas. Aunque lo más correcto sería definir a estos sectores como los que aspiran a constituirse en una tercera vía partidaria detrás de Cambia Mendoza y el Frente de Todos. Lo mismo sucede en otras partes del país, en especial en los distritos electorales más convocantes, de mayor peso electoral: varios aspiran a ese simbólico podio al que se suben los terceros.

Los sondeos en algunos casos advierten que, en general, dichas opciones, sumadas, no aportarían un porcentaje importante de votos al cabo de la cita del 12 de setiembre. Aunque los sectores que logren seguir en carrera para las elecciones de noviembre podrían aglutinar en la convocatoria decisiva de noviembre muchos votos recibidos por los que en un par de semanas no puedan sortear la exigencia de 1,5%, en los casos de cargos nacionales, y 3% para los provinciales (legislativos y departamentales).

Otro motivo de inquietud y curiosidad para algunos encuestadores es el persistente número de indecisos que se mantiene. Hay quienes consideran que entre los que dicen que no irán a votar y aquellos que aseguran que sí irán, pero que no tienen para nada en claro por quién se inclinarán, sigue habiendo cerca de un 40% de mendocinos. Es, realmente, un porcentaje demasiado elevado. Por ello los más cautos analistas prefieren hablar de un 20% o un poco más en esa condición de incertidumbre o desencanto. Pero aun así el número es elevado.

En el caso del oficialismo provincial el trío Cornejo-Cobos-Suárez es altamente conocido, mientras que por el lado del justicialismo Anabel Fernández Sagasti ya lleva bastante tiempo de posicionamiento en la escena política, lo mismo que Adolfo Bermejo y otros tantos. Pese a todo, ¿pesará más a la hora de votar cierto hartazgo ciudadano por las figuras repetidas de la política? Esa es otra mirada de la coyuntura, importante, sin duda, para tener muy en cuenta.

Entre analistas también se comenta que de ese alto porcentaje de indecisos son responsables varios de los que, aun como nuevas caras, recurren a viejos vicios o discursos de la política. ¿Será factible que algunas de estas nuevas opciones no supieran canalizar el descontento por prenderse en discusiones y chicanas al estilo de los “grandes”? Esto se traduce más o menos así: los que mucho criticaron a los supuestos responsables de la grieta política y social terminaron sumándose a ella. Más de lo mismo en vez de nuevas ideas y propuestas.

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